Emmanuel Macron y Marine Le Pen volverán a disputarse la presidencia de la República Francesa, como sucedió en 2017, y su enfrentamiento en las urnas durante la segunda vuelta ha propiciado que salga a relucir de nuevo ese "cordón sanitario" a la ultraderecha, apelando los partidos que se han quedado por el camino a que sus votantes apoyen al actual presidente francés. Él acapara el 27,60% de los votos frente al 23,41% de la líder de la extrema derecha.
Ambos han sido los más votados en la primera vuelta y repetirán el duelo de hace 5 años. Entonces, les separó finalmente un millón de votos de diferencia que decantó la balanza del lado de Macron, pero una mejoría en sus puntuaciones augura una segunda vuelta más disputada que la de 2017. Este extremo ha provocado que el presidente haya pedido "unidad" a todos los partidos para frenar a Le Pen.
Así, los principales candidatos conservadores, socialistas y ecologistas han cerrado filas con Macron para evitar que la ultraderecha llegue al gobierno, aplicando lo que se conoce como el "cordón sanitario". No es algo nuevo en Francia; de hecho, ya se apeló a él en los 80 para frenar al Frente Nacional de Jean Marie Le Pen y se repitió en 2002 cuando toda la izquierda votó al conservador Jacques Chirac para dejar sin opciones al padre de la candidata.
Rufián y Franco
En este contexto, tras conocerse el cierre de filas de los partidos moderados franceses, el portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, quiso hacer un análisis de la situación con sus habituales métodos en Twitter. Así, estableció un paralelismo entre el cordón sanitario a la extrema derecha en Francia y el hecho de que "en Castilla y León se investirá el primer gobierno autonómico de PP y VOX tras semanas de negociación":
Para finalizar, Rufián creyó necesario resucitar la figura del dictador: "Y luego que por qué hablamos de Franco". El tuit del diputado, como la mayoría de los suyos en estos términos, suscitó rápidamente una cascada de reacciones, la mayor parte contrarias a su discurso. Un auténtico aluvión de zascas en los que le han recordado que, de hacerse una segunda vuelta en España, ERC se vería perjudicada:
También le han sacado a colación su entendimiento con Bildu y, por supuesto, su promesa fallida de dejar el Congreso tras 18 meses, una de las réplicas más habituales.