A las redes sociales les encantan las conexiones en directo que no salen tal y como estaban planeadas. El error de un reportero en pleno directo, demostrando que es una persona y no un robot, suele ser muy celebrado y hacerse viral en menos de nada. Lo que no es tan común en Twitter es que sepamos qué ha habido detrás de ese fallo, el contexto que ha podido afectar al periodista, al que solamente vemos unos segundos en nuestras pantallas.
La corresponsal Olatz Urkia, que trabaja para Euskal Telebista en Asia, ha querido reflexionar acerca de su "desastroso" momento ante las cámaras cuando daba la última hora sobre los Juegos Olímpicos de Invierno desde Pekín. Ella, que conectó en directo desde allí con el plató de la ETB sin llevar siquiera el micrófono, parecía desubicada en la imagen e incluso llegaba a soltar un "joder" porque no le salía una palabra:
El vídeo se hizo viral rápidamente y Olatz, lejos de esconderse para dejar pasar el bochorno que amplifican las redes, se enfrentó al momento "con gran vergüenza", explicando que había sido "la peor metedura de pata de mis 6 años como corresponsal". Confesaba también que "casi me da algo", cuando vio su vídeo en Twitter, pero que luego optó por tomárselo con humor y contar lo que hay detrás:
"Esto es lo que pasa cuando llevas 18 horas trabajando", avanzó, para relatar después la angustiosa jornada que había vivido ese día para cubrir los Juegos Olímpicos. Primeramente, ha tratado de empatizar con la audiencia poniéndose en su lugar:
La historia que enlazó después justifica con creces su fallo en el directo. El relato sirve también para trasladar al público la precariedad en la que está instalada en muchos casos la profesión de corresponsal, trabajando para varios medios a la vez con el objetivo de sacarse un sueldo digno, y lidiando con condiciones técnicas muy penosas y, como en el caso de Olatz, sola ante el peligro:
Tras describir su jornada maratoniana, Olatz ha explicado lo que pasó exactamente en la conexión fallida, marcada también por los límites de la batería:
Con todo, la corresponsal ha asegurado que no ha sido esta la cobertura más agobiante de las que ha vivido:
Los tuiteros han valorado su honestidad e incluso otras corresponsales, como Mavi Doñate, han querido darle ánimos y felicitarla por su trabajo:
Visto lo visto, sin duda Olatz es una amante de la profesión porque, de lo contrario, cualquiera habría tirado la toalla.