El portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya está empeñado en que aprendamos la historia pasada por su filtro de filias y fobias. Desde que empezó el conflicto en Afganistán y los ojos del mundo se han posado en el país, han salido cantidad de expertos en política internacional que suelen tirar poco de hechos y mucho de interpretaciones, según su conveniencia. Gabriel Rufián y Juan Carlos Monedero son algunos de ellos.
Ambos metieron la pata hasta el fondo cuando confundieron los prolegómenos de la guerra de Irak en 2003 con la invasión estadounidense a Afganistán, que se produjo dos años antes, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. En este contexto, podemos decir que Rufián inició entonces la serie Que no se olvide, un compendio de tuits con moraleja que empezó, como decíamos, con el trío de las Azores:
Prosiguió, después de la lluvia de zascas que recibió al respecto, con otro mensaje en el que ponía el foco en "las niñas y los niños desamparados que huyen hoy de Afganistán", recordando que son esos menas "señalados y criminalizados por la derecha y la ultraderecha española en los carteles del metro de Madrid y en los discursos del Congreso de los Diputados del mañana", en clara alusión a Vox:
"Que tampoco se olvide", remataba el segundo de los tuits, que también ha provocado reacciones encontradas. En la tercera entrega de la serie, y última por el momento, señala directamente a Juan Carlos I sin decir su nombre, pero relacionándolo con la venta de armas en los países árabes.
Rufián ha empezado refiriéndose al emérito como "un señor fugado en una tiranía saudí a quien no votó nadie en España durante 40 años". Continuó acusándolo de que "utilizando su apellido compró y vendió armas que acabaron en manos de casi todas las tiranías del mundo, en especial la de los países árabes" y concluyó de nuevo con un "que tampoco se olvide":
La legión de anti fans de Rufián estaba ya preparada para el turno de réplica en Twitter, durante el que le han dicho cosas como estas:
Mientras continúan los zascas, conviene prepararse para la cuarta entrega de la saga: ¿a quién culpará ahora Rufián?