El escritor Arturo Pérez-Reverte ha empezado la semana con ganas de marcha. Después de unos días de calma chicha en las redes sociales, sin excesiva polémica, este lunes ha entrado en Twitter cual elefante en una cacharrería. Blandiendo un artículo que ponía en la diana al Ministerio de Igualdad y su corrección feminista, reivindicó que quería escribir "lo que me salga de los cojones" mientras le llovían críticas desde el feminismo y aplausos de sus incondicionales.
En concreto, don Arturo quiso parodiar la carta de la que él mismo se había hecho eco hace un par de semanas. Una misiva que había enviado la directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno, a una empresa privada que fabricaba letreros para que niños y niñas adornasen con ellos las puertas de sus habitaciones. Desde el Observatorio de la Imagen de las Mujeres, que depende del organismo ministerial, advertían que sus productos tenían connotaciones "sexistas".
Como el Instituto no tiene ningún poder sancionador, Gimeno terminaba su carta aconsejando a la compañía que tuvieran en cuentan "estas observaciones en el diseño de sus productos en general, pero muy especialmente en aquellos dirigidos al público infantil" para "avanzar hacia una sociedad más igualitaria para hombres y mujeres".
La versión reverteriana
En su adaptación paródica, Reverte señala los "comentarios y comportamientos de carácter sexista, machista y racista en boca de personajes de algunas de sus novelas" subrayando que "este tipo de textos, teniendo en cuenta sobre todo el amplio público al que pueden ir dirigidos (...), contribuyen a fortalecer los estereotipos de género, en especial cuando se narran escenas de contenido sexual, en algunas de las cuales, explícitamente relatadas, el varón adopta determinados y arcaicos roles dominantes".
Reverte acaba desvelando que se trata de una carta falsa basada en la del Instituto de la Mujer, pero mucha gente se la ha creído. Señala el escritor que ha escrito el artículo "en defensa propia: vivo de contar historias y me gusta hacerlo en lugares donde el único límite a la libertad sea un código penas hecho por juristas sabios, no por idiotas oportunistas resueltos a controlar desde el dormitorio de un hijo hasta el pensamiento de un adulto".
Continúa aseverando que quiere "oír a Pablo Iglesias diciendo libremente que desea liquidar a la monarquía, a Santiago Abascal afirmando que quien aborte irá al infierno e incluso a quien diga, si lo considera oportuno, que le gustan las mujeres con tetas grandes o los hombres bien dotados de herramienta" para concluir contundente: "Quiero poder escribir lo que me salga de los cojones".
Vamos, todo muy revertiano en el fondo y en la forma. Por eso, la respuesta feminista tampoco se hizo esperar y fue tan contundente como de costumbre:
Si Reverte quería tener una semana movidita en Twitter, lo cierto es que no ha podido elegir mejor la polémica.
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