Hacerse un tatuaje no es algo que se decida a la ligera, más que nada, porque nos marca para toda la vida. O casi. Hay quien se ha arrepentido y opta por someterse al láser para retirarlo o bien escoge otro motivo con el que taparlo, pasando de nuevo por la aguja. Lo que todavía no sabíamos -y no lo hagan en sus casas- es que algún espabilado se lo ha quitado con un rallador de queso.
La historia, que sucedió en Mendoza (Argentina), hubiese pasado desapercibida para el resto del mundo si el amigo del genio no hubiera compartido las imágenes del proceso en su cuenta de Twitter. Ahora medio mundo se está preguntando qué se le pasó por la cabeza para hacer semejante cosa. "Les pido, por favor, que no me nombren ni muestren mi cara. Tengo mis razones y no quiero que piensen que estoy loco", pidió el chico a Infobae.
Los hechos ocurrieron hace un par de años, en agosto de 2017, pero la historia se hizo viral esta semana. Fue Matías Costa el encargado de contárselo a la humanidad:
Además de las inquietantes fotografías compartió también un vídeo:
El joven, que tenía 19 años cuando se borró el tatuaje con este método tan poco ortodoxo, explicó al mismo medio por qué lo hizo: "Me hice el tatuaje y, a la semana, quise inscribirme para ingresar en la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Si bien en los requisitos de la web no aparece, me comentaron que no podía trabajar con tatuajes visibles", aseguró.
Pero, además, confirmó que tampoco le gustaba: "El otro motivo sí tuvo que ver con lo estético. Soy muy detallista y no me había gustado cómo quedó. Entonces busqué en YouTube maneras de borrarlo", confesó. Así, primero probó con una piedra pómez y, al ver que no conseguía nada, se decantó por el rallador: "Me dolió y sangró muchísimo. Tenía que vendármelo constamente y colocarle desinfectante y antiséptico. A la semana fui a un hospital y me dieron la vacuna antitetánica".
Explicó también que su familia no estuvo de acuerdo con la decisión, pero el daño ya estaba hecho. Eso sí, tampoco se hizo policía: "Después sufrí algunos problemas personales y decidí quedarme en Mendoza y no viajar a inscribirme en la Policía". Sin embargo, el chico es sincero y aclara que aunque se arrepintió en el momento "cuando vi que se había borrado mucho, no me preocupé". Además confiesa que "no se lo recomiendo a nadie".
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