Hay relaciones que dejan huella y no precisamente para bien. Si además, como le ha pasado al protagonista de esta historia, decidimos grabarnos en la piel el nombre de nuestra pareja, el riesgo que asumimos no es ninguna broma. ¿Y si se acaba el amor qué hacemos?
El británico Andrew Milne estaba en esa misma encrucijada. Llevaba tatuadas en el dedo anular de la mano izquierda las iniciales de la que ahora es su ex mujer y decidió quitárselas sometiéndose a un tratamiento láser que duraba varias sesiones.
El día después de su segunda sesión el hombre se levantó con una fuerte molestia en el dedo y comprobó que tenía una enorme ampolla en el lugar del tatuaje provocándole una gran hinchazón. "Fue bastante alarmante, muy desagradable", confesó a Mirror.
Más de 300 euros de tratamiento
Aunque Milne asegura que la causa de su herida fue una "mala reacción", la responsable de su tratamiento le aconsejó no romperse la ampolla que, según el hombre, supura constantemente. Cada una de las sesiones le cuesta 35 libras (unos 39 euros) y podría tener que acudir entre cuatro y nueve veces.
De acudir durante el ciclo entero, Milne se habrá gastado al final más de 350 euros en borrar las huellas de su ex mujer. Sin embargo, el hombre no está "del todo seguro" y no sabe si continuará el tratamiento después de lo que le ha pasado porque, reconoce, está "desanimado". Y es que a la hora de tatuarse conviene recordar que lo que hagamos suele ser para siempre.