La comparecencia de Mark Zuckerberg en el congreso de EEUU por el escándalo de la filtración de datos en el caso de Cambridge Analytica. El fundador de Facebook decidió tomar el toro por los cuernos y acudir a responder las preguntas de los representantes del pueblo. Y era importante dar una imagen de poder.
Zuckerberg mide 1,71, que no está mal pero quizá le parecía poco. Digamos que su físico no es precisamente el de Schwarzenegger y está más cercano al de Woody Allen. Se enfrentaba a horas y horas -finalmente fueron 5- de interrogatorio en un escenario pensado para intimidarle. Era, posiblemente uno de los momentos más duros de su carrera y potencialmente un momento crucial para su negocio. Todo centímetro era una ayuda.
Así que todos los cerebritos de una de las empresas tecnológicas más poderosas del mundo se unieron para desarrollar una técnica para hacerle parecer más alto. ¿Qué ingenio desarrollaron? El mismo que los niños en el cine: sentarlo encima de un maletín:
Y es que imaginad si en las fotos de la comparecencia que le hubieran faltado esos 10 centímetros en una foto así...
No solo se preparó para parecer más alto, también para parecer más humano. "Recuerda beber agua, Mark, a los humanos les gusta el agua":
Aunque tanta preparación por parecer humano y alto parece que hizo que se olvidara de cómo proteger sus propios datos y tontamente olvidó su cuaderno abierto. Como para luego pensar que podrá proteger el de miles de millones de personas:
Y los fotógrafos se dieron cuenta:
Aunque, finalmente, con Zuckerberg fuera de su 'asiento trampa' descubrimos que en realidad el maletín no era tal, sino un cojín que, eso sí, cumplía esa misma función pero con algo menos de surrealismo:
Zuckerberg ante la pesadilla de los millennials: explicar Internet a unos abuelos
El fundador de Facebook, con una cuenta corriente que a cualquiera nos daría para vivir bien unos cuantos meses, se vio sometido a la peor pesadilla de cualquier joven: tener que explicar a un grupo de octogenarios qué diantres es eso de Internet.
El senador Patrick Leahy, de 78 años mostró unas capturas de pantalla de varios grupos de Facebook (impresas, suponemos que por su nieto) y le preguntó si aquellos eran grupos de propaganda rusa. Debe pensar que Zuckerberg en persona lee todos los grupos.
Por ejemplo, el senador Orrin Hatch, de 84 años, preguntó cómo conseguían tener un negocio si su producto era gratuito. Zuckerberg tuvo que evitar partirse de risa al responder "senador, ponemos anuncios". "Ya veo, es genial", contestó el senador.
"Sonríe. Recuerda, los humanos sonríen".
Y esta es la gente que debe entender qué ha pasado y hacer leyes que regulen y eviten que vuelva a pasar. Que Dios pille a nuestros datos confesados.