Las aficiones del Real Betis Balompié y el Sevilla Fútbol Club son unas de las más intensas y apasionantes del fútbol español. Estos dos equipos no solo comparten la ciudad de Sevilla, sino que en ocasiones también comparten terreno de juego en el conocido derbi sevillano.
Para vivirlo, EL ESPAÑOL se ha atrevido a presenciar un partido de cada club. En el caso del Betis, el disputado contra el Almería y en del equipo rojiblanco, el que se debatió contra el Cádiz.
Fundado en 1929, el Benito Villamarín ha sufrido diversas transformaciones tanto en su aspecto como en su nombre. En un primer momento se llamó Estadio de la Exposición y después pasó a ser el Estadio de Heliópolis. También se le denominó como Estadio Manuel Ruiz de Lopera para terminar poniéndole Estadio Benito Villamarín, nombre que mantiene hasta hoy.
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Hablando del Sevilla F.C, su estadio fue inaugurado años más tarde que el del Betis, en 1958. Eso sí, el club es anterior al equipo verdiblanco ya que se fundó, tal y como refleja en las gradas de su estadio, en 1890.
Con un palmarés impresionante que incluye múltiples títulos de la UEFA Europa League, el equipo sevillista ha logrado consolidarse como una potencia europea. El Real Betis también ha tenido sus momentos de gloria, destacando el título de La Liga en 1935 y la Copa del Rey en 1977, 2005 y en 2022, demostrando que aunque menos frecuente, su éxito también ha sido significativo.
Más aforo en el Benito Villamarín
Hay algo en lo que el Benito Villamarín supera al Ramón Sánchez-Pizjuán y es en su capacidad. Es significativo el número de asientos con los que el Betis cuenta sobre el Sevilla, más de 15.000, dado que la capacidad del estadio de los rojiblancos es de 45.500 personas.
Por su parte, el Betis cuenta con 65.721 butacas, esto le hace el cuarto estadio de España con mayor capacidad de espectadores. Antes que él se sitúan el Camp Nou, el Santiago Bernabéu y el Cívitas Metropolitano.
Pero hay algo que tienen en común, tanto el Sevilla como el Betis comparten haber sido sede del mundial del 82. En el estadio verdiblanco se jugaron dos partidos: Brasil - Escocia y Brasil - Nueva Zelanda. En el caso del Sánchez-Pizjuán, los partidos que se disputaron fueron el Brasil - URSS y la final entre Francia y Alemania.
A pesar de la rivalidad entre béticos y sevillistas, sus aficiones defienden los escudos allá donde van, dejando claro que los equipos sevillanos son más que una copa.