"Soy capitán del Ejército de Tierra y estoy en el campo de maniobras de Cerro Muriano". Así empieza la llamada que hizo el capitán responsable de las maniobras que acabaron con dos soldados muertos el pasado mes de diciembre.
"Se ha ahogado un militar en el lago", sigue el audio de la llamada al 112 cuando ya era evidente que había sucedido una catástrofe durante el ejercicio militar.
"Necesitamos a alguien de buceo lo más rápido posible, que venga en helicóptero, no lo encontramos", reclama el mando del Ejército de Tierra.
El paso de los minutos dejaría más víctimas. Dos soldados muertos y al menos dos reclutas con hipotermia tras hacer un ejercicio en un lago casi helado, según los propios soldados explicaron a la Guardia Civil.
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Al otro lado del teléfono, la profesional del 112, pregunta. "¿Está vivo?", en referencia al militar que buscan. Responde el capitán de nuevo: "No lo encontramos. Necesitamos un equipo de buceo".
"No puede ser, no puede ser"
Aquí la voz del mando militar se vuelve más débil. "No puede ser, no puede ser", se lamenta. Deja de hablar con la operadora de Emergencias. Parece que suelta el teléfono y lo cogen otros militares que explican la situación.
Minutos más tarde el capitán hará una segunda llamada. "Soy el capitán que llamó hace poco. Que había un ahogado en el campo de Cerro Muriano", recuerda a la operadora. "Necesitamos urgentemente Guardia Civil que bucee", pide.