El viaje de Chris Hemsworth como Tyler Rake continúa. Después de convertirse en el protagonista de una de las películas más vistas de Netflix, el actor australiano vuelve a ponerse en la piel del mercenario en la secuela Tyler Rake 2, también escrita por Joe Russo y dirigida por Sam Hargrave. 

El largometraje nos sitúa justo tras el trágico desenlace de la primera parte, mostrando a una versión muy débil del protagonista, que se recupera de unas heridas que no eran tan graves como parecían. Sin embargo, este descanso no dura mucho y pronto veremos aparecer en pantalla al misterioso Alcott (Idris Elba), que llega a la cabaña de Rake con una oferta de trabajo que no podrá rechazar.

Su exesposa Mia (Olga Kurylenko) le pide que saque a su hermana (Tinatin Dalakishvili) de una prisión de Georgia donde está su marido encerrado. Aunque se trata de cualquier persona, porque en realidad es Davit Radiani, también jefe de una mafia junto a su hermano, Zurab (Tornike Gogrichiani).

A partir de aquí se termina la poca tranquilidad que tenía Rake y la película no pierde más tiempo que el necesario en sentar el tono antes de sumergirse de lleno en la acción que el público demanda de ella. Aprovechará estas expectativas de la audiencia para subir el listón y demostrar que es capaz de superar lo que ya habíamos visto.

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Y lo hará con una secuencia de acción larga y sorprendente, un plano secuencia que el director usará como escaparate para contarnos qué es lo que se le da mejor: hacer de escenas de acción un baile coreografiado y una herramienta que eleva la tensión mediante tiroteos, combates cuerpo a cuerpo y persecuciones.

Hargrave sumerge a los que estamos al otro lado de la pantalla en un escenario hostil y peligroso, presentando a Tyler Rake como el protagonista de un videojuego al que podríamos llegar a controlar con un mando.

Este plano secuencia de casi 20 minutos de duración será lo más recordado de esta experiencia y lo que justifique el viaje en su conjunto. De hecho, la única crítica que puede surgir al respecto puede ser no poder disfrutarla en la gran pantalla.

Aunque no haya hecho falta esperar mucho para apreciar el potencial de esta secuela, Tyler Rake 2 ha querido ir incluso más allá con el regreso y aprovechar para dotar de la profundidad emocional que carecía la primera parte.

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El pasado trágico del personaje principal es lo que todos esperábamos conocer en su regreso y tanto Russo como Hargrave nos han concedido -por fin- el deseo, dándole además a Hemsworth la oportunidad de trabajar sobre algo más firme y brillar con su versión de este hombre alto y fuerte que también es vulnerable y está destrozado a nivel emocional.

Este bagaje dota de sentido y una mayor calidad a las escenas de acción, logrando que cada golpe que vemos tenga mucho más sentido y una justificación más allá de hacer gala de un gran presupuesto. 

El trauma que arrastra Rake será esencial para su desarrollo dentro de la trama y será lo que explique que lo que vimos en la primera película no era solo un festival de golpes, sino un vago primer paso en su viaje hacia la redención.

Es cierto que el lado emocional no equilibra esta balanza y que la película se acaba decantando por la espectacularidad y la acción, pero sí que se agradece desde el otro lado que Hemsworth tenga un guion mucho mejor sobre el que trabajar. Y también ayuda contar con un apoyo como el de Golshifteh Farahani, capaz de elevar la calidad de cualquier material.

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Cualquiera que busque una película que explora en profundidad el lado emocional de un conjunto de personajes, se dará cuenta de que Tyler Rake 2 no es su sitio -al igual que tampoco lo era la primera parte-. Pero lo que sin duda encontrará es un trepidante y entretenido thriller de acción que le mantendrá en una tensión constante hasta el final y que le dejará un buen sabor de boca.