A Will se le está poniendo cara de Luca. La sexualidad del adolescente que sobrevivió a un secuestro en el mundo Del Revés se ha convertido en tema de debate después de unas declaraciones en las que el actor Noah Schnapp haya insinuado lo que miles de espectadores sospechan desde hace años: el menor de los Byers es homosexual, pero los guionistas de Stranger Things no se deciden todavía a sacar del armario al personaje.
Las palabras de Schnapp han alimentado las teorías que pueblan en las redes sociales y Reddit desde la primera temporada de la serie, cuando Joyce explicaba a Hopper que su hijo desaparecido que "no era como los demás", era "un niño muy sensible" y que su padre decía que era "queer". En una entrevista con Variety, el actor de 17 años decía sobre la posible homosexualidad del personaje que los guiones “en realidad nunca abordan o dicen descaradamente lo que es Will. Creo que eso es lo bonito de esto, que depende de la interpretación de la audiencia: si Will simplemente se niega a crecer y crece más lento que sus amigos, o si es realmente gay".
A su lado, su inseparable Millie Bobby Brown (Once en la serie) le echa un capote durante la conversación. “¿Puedo recordar que estamos en 2022 y no tenemos por qué etiquetar las cosas?”, plantea la actriz, que prefiere ignorar que la serie transcurre en unos años 80 en los que lo que no se nombra, no existe. “Will solo es un ser humano que atraviesa sus propios demonios y problemas personales. Muchos niños en el mundo real tampoco lo saben [su identidad sexual], y no pasa nada. Está bien no saberlo. Y está bien no etiquetar las cosas”.
La cuarta temporada de Stranger Things refuerza sin confirmar la idea que hay algo más que diferencia a Will de sus amigos, más allá de sus traumas o su propio ritmo de crecimiento. En el primer episodio vemos cómo el adolescente tiene que hacer en clase un trabajo sobre una figura que admire. Su elegido es Alan Turing, el matemático que fue una pieza clave en la resolución de la Segunda Guerra Mundial años antes de ser perseguido y químicamente castrado en los años 50 por ser homosexual. Poco después, Will rechaza veladamente el interés de una chica por él.
Y entonces llega Mike. En el segundo capítulo asistimos al reencuentro de los viejos amigos seis meses después de que los Byers y Once abandonaran Hawkins en busca de un nuevo hogar. Will se muestra visiblemente afectado cuando su mejor amigo le ignora en favor de su novia, con la que Mike tampoco es capaz de verbalizar sus propios sentimientos. Dos episodios más tarde, Will reconoce a su amigo que “a veces, creo que da miedo abrirse, decir cómo te sientes realmente, especialmente a las personas que más te importan. Porque, ¿y si… y si no les gusta la verdad?”.
A los guionistas de Stranger Things solo les falta romper la cuarta pared y guiñar a la audiencia. Los hermanos Duffer, creadores de la serie, no se han pronunciado todavía sobre un tema que es posible que la serie aborde en los dos episodios de la cuarta temporada que Netflix estrenará el 1 de julio. Hasta los propios compañeros de Schnapp y Brown se atreven a insinuar lo que muchos espectadores están pensando desde su casa.
“Si has visto la serie, deberías saber que Will no está interesado en Once”, explicó David Harbour (Hopper en la ficción) en una entrevista. “Él está interesado en otra persona del grupo”. El actor va aún más allá. "Will quiere estar en el sótano con Mike jugando a Dragones y Mazmorras el resto de su vida". Finn Wolfhard, el actor que interpreta a Mike, promete a su lado que los espectadores “verán pronto” en quién está “interesado” Will. Harbour zanja el tema con un “muy interesado”.
Will Byers no sería el primer personaje LGTB+ de Stranger Things. Maya Hawke se incorporó al fenómeno de Netflix en su tercera temporada para interpretar a Robin, nueva compañera de trabajo de Steve en el centro comercial y potencial interés romántico de uno de los personajes más populares de la serie… hasta que en una memorable conversación en un cuarto de baño la adolescente le explica a su amigo que no podía tener una relación sentimental con él porque en realidad a ella le gustan las chicas.
Con series como Heartstopper, Feel Good, Élite, Grace and Frankie, Orange is the Nw Black, Sex Education o Sense 8 en su catálogo, Netflix ya ha dejado claro que, a pesar de la proliferación de especiales de stand-up con chistes a costa de la comunidad trans, no parece tener problema alguno con la representación LGTB+ en sus series. ¿Por qué entonces Stranger Things prefiere optar por la elusividad?
Según Schnapp, “Will es como una cebra en un lugar donde todos son caballos. Por eso destaca. Es bonito ver eso y que se represente en Stranger Things (....) porque muchos de nuestros espectadores son niños pequeños que se encuentran en esa etapa de su vida”. El actor tiene razón, pero el problema con Will no es que sea homosexual o no, sino la creencia -alimentada por el actor en su entrevista, seguramente de forma involuntaria- de que la audiencia deba ser la que llegue a su propia interpretación mientras sus amigos en la ficción sí empiezan a descubrir el amor.
La sexualidad de los personajes LGTB+ en la ficción no debería ser un juego de pistas y teorías, algo que sucedió durante décadas en la ficción y que, por suerte, parecía haber quedado atrás en una televisión que ha dejado atrás a la industria del cine en materia de diversidad.
El precedente de Luca
El protagonista de la película homónima de Pixar se convirtió hace un año en tema de debate en redes sociales y medios de comunicación. Muchos encontraron en esta historia sobre la relación de dos niños que disfrutan de un verano que cambia sus vidas para siempre una serie de alegorías de la homosexualidad. Otros se llevaron las manos a la cabeza, preguntándose por qué había que sexualizar la infancia (sic).
Hasta el director Enrico Casarosa se vio obligado a participar en la conversación, aclarando que todo tipo de lecturas eran bienvenidas, pero dejando claro que para él la relación entre Luca y Alberto era “platónica”. La discusión quedó aparcada hasta que, a principios de 2022, Disney se vio envuelta en un escándalo mediático al revelarse que la compañía no se atrevía a pronunciarse en contra de un intento de ley (conocida coloquialmente como “Don’t Say Gay”) que pretendía que no se pudiera hablar de la homosexualidad en los colegios del estado de Florida.
El estudio intentó apagar el fuego. “Somos y seguiremos siendo líderes en el apoyo a organizaciones que defienden la diversidad. En 2021 proporcionamos casi 3 millones de dólares para apoyar el trabajo de las organizaciones LGBT+”. No sirvió de nada. Estrellas de la casa como Oscar Isaac criticaron abiertamente al estudio, las redes sociales ardieron de indignación y los trabajadores LGTB+ de la propia Pixar decidieron que era el momento de abrir la caja de Pandora publicando un comunicado explosivo.
“En Pixar hemos sido testigos personalmente de hermosas historias, llenas de personajes diversos, que regresan de Disney reducidas a migajas de lo que alguna vez fueron. Casi todos los momentos de afecto abiertamente gay se cortan a instancias de Disney. Incluso si crear contenido LGBT+ fuera la respuesta para corregir la legislación discriminatoria en el mundo, se nos prohíbe crearlo”.
Esperemos que, sea cuál sea la orientación de Will Byers, no quede como un misterio por resolver por la audiencia. Los millones de niños y adolescentes que ven Stranger Things no se lo merecen.
El primer volumen de 'Stranger Things 4' ya está disponible en Netflix. Los dos episodios restantes llegarán a la plataforma el 1 de julio.
También te puede interesar...
- Lo que supone el Festival de Cannes 2022 para la próxima carrera al Oscar
- Las mejores series que nos dejó mayo: de 'Stranger Things' a 'The Staircase'
- 'Maestro', el biopic de Bradley Cooper como Leonard Bernstein en Netflix
- Elemento 4