Netflix ha llegado. Desde este martes, miles de usuarios españoles pudieron acceder ya a sus series y películas por 7,99 euros al mes (11,99 en la opción de HD 4K), con el gancho de treinta días gratis. Por la noche, fiesta en Matadero con la sirena Daryl Hannah y el príncipe Miguel Ángel Silvestre, ambos protagonistas de uno de los reclamos de su catálogo de aterrizaje, Sense 8, la serie de los hermanos Wachowski. Pero no fueron los únicos embajadores de la firma.
A mediodía, en un céntrico hotel de Madrid, el fundador y consejero delegado de la plataforma de streaming, Reed Hastings, explicó su proyecto. "Estamos muy contentos de estar en España. Pero no se trata de que vayamos a cambiar el mercado español. Queremos que los ciudadanos disfruten de los beneficios globales de internet". Con él está Ted Sarandos, director de contenidos, que lo acompaña desde 2000. "Es nuestro país número 55... Todo funciona suavemente", cuenta Hastings sobre el desembarco. "Habla despacio, con calma, parapetado en una sonrisa amable.
Eso no excluye al resto de competidores, asegura el fundador: "En Estados Unidos hemos crecido ya por encima de 40 millones [de usuarios]. Pero HBO no se ha hundido. Está creciendo también. Esto ilustra que, si eres una buena plataforma y tienes buenas series, internet puede ayudarte a crecer también. No es verdad que Netflix esté creciendo a expensas de HBO o que Movistar o cualquier otro vaya a menguar. Los consumidores ven televisión, van a los cines, piratean algo, tienen cable, satélite... Están acostumbrados a consumir en muchos canales".
Rebajar la piratería
Han tardado en llegar, asegura Hastings, "por dinero". Estaban desembarcando en demasiados países. Alemania les exigió un gran esfuerzo. Pero resta importancia a la piratería de nuestro país. "Estamos presentes en Dinamarca, Noruega, Suecia... las capitales mundiales de la piratería. La mejor forma de luchar contra la piratería es ofrecer buenos contenidos. Y Netflix es la mejor opción posible". Y asegura: "En Australia, donde la piratería es un problema enorme, en sólo siete meses que hemos estado ha bajado un 25%".
Mientras llegaban, explica Sarandos, "para minimizar riesgos" cedieron derechos a otras plataformas (Movistar+) para emitir series como House of Cards y Orange is The New Black. "No estábamos operando aquí ni sabíamos cuánto tardaríamos". No piensan recuperar ninguna de las dos, pero son sólo las dos primeras que produjo Netflix. Hoy tienen 22. Para finales del año que viene serán 30. "Hay cierto romanticismo simbólico asociado a esas series, pero lo bueno es que han llevado el nombre de Netflix a consumidores de todo el planeta, incluida España".
No les preocupa el peso del fútbol en la competencia. "Los ingleses también aman el deporte y hemos triunfado allí"
En Francia y Alemania, asegura el fundador, han doblado prácticamente el número de series y películas que ofrecen en un año. No dan cifras de catálogo para España, pero prometen un crecimiento similar. "Es un buen comienzo. Estamos aprendiendo a mejorar", asegura su mano derecha.
Competir con plataformas que ofrecen fútbol no les quita el sueño. "Los ingleses aman el deporte también. Y, sin deportes, se nos ha dado muy bien allí y en Francia. Lo nuestro son las series y las películas. Cada euro de más que ingresemos será en hacernos más fuertes en ese terreno".
Netflix llega con Narcos, una serie sobre Pablo Escobar, Sense 8, Marco Polo, Unbreakable Kimmy Schmidt, Bloodline y Daredevil, entre otras series como tarjeta de presentación. "Son series que viajan bien", cuenta Sarandos. Algunas de ellas son producción propia. Y parte han sido rodadas y producidas en diferentes países. "Narcos, en Colombia, con producción francesa, actores brasileños y gran éxito en Alemania. Nuestro sueño de un servicio de entretenimiento global empieza a cobrar forma", cuenta Hastings. En México rodaron Club de cuervos para el mundo hispano, serie que se ha visto en otros países. "No traemos historias de Hollywood a España, sino de cualquier sitio del mundo y a cualquier parte". Están rodando series en Italia, Francia, Brasil, México... "Estamos buscando la serie perfecta española para hacerlo. No podremos hacerlo en cada país, pero en uno como España, que tiene una gran estructura para contar historias, sin duda queremos hacerlo".
De momento, no dan cifras del desembarco, pero al estar asociados a Vodafone, habrá ya millones de clientes automáticamente. Hastings hace, eso sí, una apuesta clara: "Nos gustaría estar en un tercio de los hogares españoles en siete años. Y eso normalmente lleva siete años. Es lo que tardamos en EEUU, de 2007 a 2014. En otras naciones europeas estamos en ese camino".
Según Hastings, las televisiones tradicionale va a desaparecer y las plataformas en internet continuarán creciendo
Cuenta Hastings que el mundo ha cambiado. "La gente quiere darle al botón y ver. No quieren ser prisioneros del horario, de que el programa que quieren ver lo echen a las nueve el jueves. Es como el teléfono fijo, que sólo te permite llamar desde casa y una llamada cada vez. En el futuro, miraremos atrás y diremos; ¿qué quieres decir cuando dices que el programa lo ponían a las nueve en punto? Será muy extraño. Pero durante 50 años ha sido la forma en que hemos disfrutado de la televisión. Internet ha creado una ola. Nosotros, Youtube y muchos otros nos beneficiamos de eso".
Para Hastings, el ejemplo es Reino Unido: "Probablemente la BBC haya el mejor trabajo en cuanto a un canal ya existente que se ha convertido en un canal de internet. Una enorme cantidad de espectadores de BBC son de su BBC i-Player, en internet. Ése es el camino: que las televisiones se conviertan en canales de internet. Mientras que las televisiones en línea van a desaparecer, mientras la televisión en internet crece, lo que va a ocurrir es que la mayor parte de las plataformas online van a convertirse en buenos canales de televisión. Es como si eres un periodista de papel e ignoras Internet".
Sin reunirse
El desembarco, sin embargo, no ha gustado a todo el mundo. Ramón Colom, el presidente de FAPAE, la principal asociación de productores cinematográficos, critica que la recién llegada no esté sujeta, como lo están todas las grandes cadenas y plataformas de televisión a la inversión obligatoria por ley del 5% de sus ingresos -6% en las públicas- en contenidos audiovisuales europeos, cine y series. "Me pregunto si el Gobierno sabe lo que es Netflix y lo que es una plataforma. Ellos piensan que protegen a Telefónica, pero no: los están poniendo a los pies de los caballos", dice Colom.
"No es posible que todo eso sea aplicable a las cadenas en abierto, de pago, como el caso de Canal+, y sin embargo Netflix no tenga ninguna obligación", lamenta el directivo de los productores. En Francia y en otros países, recuerda, sí tienen que invertir en contenidos europeos. "Si no, dentro de unos años no habrá cadenas ni productoras españolas". Y se adelanta al argumento de que es una empresa extranjera radicada en Ámsterdam: "Su business es en España y llegan a través de una gran compañía telefónica que opera aquí".
Colom habla incluso de "mala educación suprema" de la compañía norteamericana. Se refiere a las formas del desembarco: "Cuando llegas a un país, te sientas con la industria, intentas hablar, estudiar…. Nosotros no sabemos nada de ellos. Nos han invitado a una fiesta y hemos declinado la invitación". Tienen constancia de encuentros de Netflix con productores a título personal, pero no a través de su patronal, que ha solicitado reuniones sin éxito. "No nos han dado ni los buenos días".