Intrigas palaciegas, ambición, pactos matrimoniales, traiciones orquestadas y luchas por el poder. Peleas con espadas, torneos, fastuosas ceremonias, batallas espectaculares, boda roja, reuniones del consejo, secretos en los pasillos, profecías, el anhelado trono de hierro y, por supuesto, dragones. 17, de diferentes tamaños, colores y personalidades. La Casa del dragón es la heredera legítima e incuestionable de Juego de tronos. Literalmente.
Muchas han intentado ocupar ese lugar antes y no lo consiguieron. Ni siquiera algún piloto que nació destinado al fracaso dentro del mismo universo, pero esta historia centrada en la Casa Targaryen cuando era la estirpe más poderosa de Poniente tiene todo lo que conquistó a los espectadores en su estreno hace 11 años y durante los ocho que vinieron después.
La suma de sus ingredientes tiene un sabor y un aroma familiares que nos hace sentir en casa desde la primera escena, hasta la música de Ramin Djawadi vuelve a sonar con acordes reconocibles. La serie sigue la receta original casi al pie de la letra, pero conscientes del paso del tiempo y de las decisiones de sus predecesores que fueron fuente de polémica en el pasado, Miguel Sapochnik y Ryan Condal han afirmado que esta vez el retrato de la violencia sexual -siempre presente en la obra de George R.R. Martin- sería más responsable. Después de ver seis episodios puedo decir que no mentían.
Como Fuego y sangre es una crónica escrita por un narrador que no fue testigo de los hechos, y que por tanto cita varias fuentes, La Casa del dragón tiene libertad para elegir qué momentos y versiones de estos hechos contar, creando en muchas ocasiones una versión nueva, la suya. Rellenan huecos, hacen omisiones, e introducen cambios como establecer una relación cercana entre la princesa Rhaenyra y Alicent desde su infancia, lo cual hace el relato más interesante porque hay mucho más en juego.
Tal como avanzaban los tráilers, cómo afecta la estructura patriarcal a las mujeres es un tema central en la serie, guiado por la noción de que dicho patriarcado prefiere autodestruirse antes de ver a una mujer sentada en el Trono de hierro, una idea que sabemos es compartida por un sector de la audiencia de la serie. No es que este sea un enfoque revolucionario. Las mujeres de Juego de tronos fueron víctimas de la misoginia, y con mayor o menor acierto se exploraron sus puntos de vista, pero en esta ocasión, al estar más contenida la historia, es más fácil poner el foco en este asunto de forma directa y no tangencial.
Rhaenys, que no en vano es conocida como "la reina que nunca fue"; la princesa Rhaenyra, primogénita del rey Viserys; y Alicent Hightower tendrán que lidiar con las limitaciones impuestas socialmente a su género en un mundo y una época que no están dispuestos a renegociar sus leyes no escritas, sin importar el derecho de sangre, la casta, lo hábiles que puedan ser en estrategia o montando sus dragones.
Si en aquella serie solo conocimos a Daenerys y su hermano Viserys y escuchamos las leyendas de sus antepasados, La casa del dragón nos muestra que los Targaryen no son un arquetipo ni están destinados genéticamente a convertirse en un Rey loco. De hecho, Viserys, el ocupante actual del trono de hierro, es un Targaryen distinto a la idea que de ellos nos habíamos hecho en el pasado, y así lo comprobamos cuando vemos las consecuencias emocionales de una decisión casi imposible que se ve obligado a tomar en el primer episodio.
La discusión de quién será el heredero al trono es una de las tramas principales de la temporada, que ha sido descrita de forma muy acertada como "Succession con dragones", con los Targaryen como los Roy de Poniente, que no solo deberán resolver sus rencillas internas sino evitar que su legado familiar se vea debilitado por fuerzas externas. Porque a pesar de que sus dragones los hacen parecer invencibles, el poder nunca está garantizado.
Como primer episodio, el estreno de La casa del dragón no puede ser más alentador. El presupuesto luce en pantalla, el elenco es estelar, hay dragones, discusiones de estrategia, ceremonias en palacio, torneos, violencia, una buena presentación de personajes y semillas narrativas con mucho potencial. Tiene todo lo que nos conquistó en Juego de tronos, pero también escenas inéditas en el universo de Canción de hielo y fuego gracias a que el punto de vista principal de la serie es esencialmente femenino: partos, sus riesgos e incluso pérdidas de leche en una reunión de consejo.
El vínculo entre Rhaenyra y Alicent es el más prometedor de toda la serie, y nos tendrá colgando de un hilo, porque será puesto a prueba por el devenir de los acontecimientos. Estos no tardarán mucho en llegar y podremos ver cómo evoluciona su relación con el paso de los años, porque como en The Crown o La amiga estupenda, veremos a dos parejas de actrices distintas interpretando a los personajes en esta temporada. Yo, que bostezaba ante la mera idea de tener que ver un tráiler de una nueva iteración de este universo, ahora estoy totalmente dentro, y el billete metafórico para subirme en este tren me lo han pagado ellas.
'La casa del dragón' está disponible en HBO Max.
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