Es curioso pensar que los dos especiales de Euphoria no habrían existido si el mundo hubiese seguido el curso que parecía tener marcado en marzo del año pasado. En condiciones normales, ya habríamos visto la segunda temporada de la serie y nos habríamos perdido este interludio, que ahora entendemos necesario, y que nos ha permitido comprender mejor a Rue y Jules, las protagonistas de esta historia.
Después de esa intensa conversación entre Rue y Ali que pudimos ver en diciembre, una mirada a la depresión y los miedos del personaje que interpreta con tanta maestría Zendaya, HBO España ha estrenado la segunda parte, un episodio narrado desde el punto de vista de Jules, que ha resultado ser un complemento perfecto que nos pone en perspectiva la primera temporada de la serie y nos da piezas de la historia que no habíamos visto.
Juntos, estos dos especiales funcionan, realmente, como puente entre temporadas y no ha sido un contenido extra para entretenernos mientras llegan los nuevos episodios. Si en Las rayadas no duran parara siempre Rue tenía como compañero de conversación a Ali, en este Los perfectos a m*marla, es una psicóloga (Lauren Weedman) la interlocutora de Jules. Coescrito por Hunter Schaffer (Jules) junto a Sam Levinson, estos 50 minutos de episodio empiezan con un plano fijo y cerrado de uno de los ojos del personaje, en cuya pupila se proyectan (reflejan) fotogramas de la primera temporada mientras suena Liability de Lorde, una canción cuya letra describe verso a verso cómo se siente con respecto a Rue. Una elección estilística tan sencilla como efectiva que marca el tono y nos pone en situación rápidamente antes de los títulos de crédito.
Lo que sigue, es una fascinante y elocuente exploración de género, identidad y sexualidad desde el punto de vista de una adolescente que se pregunta quién es, al descubrir que la imagen que proyecta es la construcción de lo que cree que los hombres esperan de ella. Como decía en el episodio de la primera temporada en el que viaja a Nueva York, no ha conquistado la feminidad, la feminidad la ha conquistado a ella. Sus experiencias sexuales son, por una parte, una fantasía en su cabeza y por la otra, las fantasías de otros que quiere materializar, porque cree que así conquistará esa feminidad que durante la pubertad le parecía inalcanzable.
Estas complejas reflexiones, son solo una de las capas de sí misma que va revelando Jules en un episodio tiene a su vez muchas capas. Además de ofrecernos una compleja mirada a su interior, este especial también nos permite echar un vistazo detrás de la cortina colorida en la que ella proyecta su vida. En la primera temporada nos dejamos conquistar (y distraer) por su imagen y esa sonrisa contagiosa con la que lo iluminaba todo. Así como Jules consigue ver su relación con Rue con una luz diferente después de la sesión de terapia, lo mismo hacemos nosotros como espectadores.
Recuerdo que en el episodio de Jules de la primera temporada se sugería levemente que su madre podía tener un problema con el alcohol o pastillas (como lo tienen varios de los padres de los personajes de la serie), pero no lo almacené como un dato relevante. Sí entendí que su personaje no quisiera asumir el peso de la responsabilidad de la sobriedad de su novia, pero no lo asocié con la experiencia que podía haber vivido con su madre. No sé hasta qué punto esto estaba planeado en la primera temporada, pero en cualquier caso, encaja perfectamente y nos ayuda a poner en contexto muchas de las reacciones y decisiones que toma Jules durante los ocho episodios, como esa borrachera de la noche de Halloween, que en su momento nos pareció un exceso injustificado.
Cuando nos sentamos a escucharla entendemos por primera vez que esos seis meses también fueron muy difíciles para ella. Su relación con Rue le abrió un nuevo mundo. Le descubrió la magia del amor correspondido, se sintió amada y valorada por alguien de forma incondicional, como lo haría su propia madre; como le gustaría pensar que lo hace su propia madre. Pero esa persona le exige mucho más de lo que está equipada emocionalmente para asumir, porque es profundamente difícil vivir un amor que siempre está sobrevolado por el resentimiento, y por el miedo a que cualquier día puede encontrar la puerta del baño cerrada por dentro y que cuando la abra será demasiado tarde.
Tengo que reconocer que también había pasado por alto lo traumática que fue su experiencia con Tyler/Nate. A él lo vimos como un villano y sentimos miedo por ella en el episodio de la feria, pero no sabía hasta qué punto la afectó hasta que la escuché, porque la narradora de Euphoria es Rue y ella filtra nuestra percepción. No sabía hasta qué punto esa relación virtual fue tan importante para ella. Ni mucho menos que lo seguía siendo.
Estos especiales han sido un intenso viaje que nos ha dejado agotados emocionalmente y, aunque están centrados en solo dos personajes, han conseguido resignificar la primera temporada y preparan el camino para cuando llegue la segunda. Han sido fruto de las circunstancias, pero me gustaría que tuviéramos la posibilidad de hacer lo mismo con otros personajes. Mientras tanto, no dejemos pasar la oportunidad de celebrar el enorme talento de Hunter Schaffer como actriz y como voz a tener en cuenta. Si Zendaya había presentado ya su candidatura a los Emmy con el primer especial, Schaffer ha hecho lo mismo con el suyo, en el que también merece competir como guionista.
'Euphoria' está disponible en HBO España.
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