Filmin estrena el 30 de septiembre en su catálogo el documental Oswald: El falsificador, un largometraje dirigido por Kike Maíllo que cuenta la historia de Oswald Aulestia Bach, uno de los mayores falsificadores de arte de los últimos años.
El artista catalán fue perseguido durante años por la justicia estadounidense por ser una de las piedras angulares de la llamada “Operación Artista”, una investigación del FBI, en colaboración con los Mossos d'Esquadra y los Carabinieri, para encarcelar a los responsables de una de las mayores tramas de falsificación de arte de las últimas décadas.
SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL habló con el director del documental Kike Maíllo, que nos cuenta cómo entró en contacto con el artista y falsificador que protagoniza esta historia y cómo se adentró para trasladar esta gran trama al formato audiovisual.
[Filmin da luz verde a la serie 'Selftape', la segunda producción original de la plataforma]
Conociendo a Oswald, un artista que eligió un camino diferente
"Estaba investigando y buscando información sobre timadores y falsificadores, porque es un género que en ficción me encanta", explicó Kike Maíllo en la entrevista al recordar cómo llegó hasta el caso de Oswald.
"Quería hacer una obra de ficción, una película y mientras investigaba llegó a mí un artículo en el cual se hablaba de un personaje esquivo, un barcelonés de bastante edad y al que persiguen distintas policías. Y decidí ponerme en contacto con él", continuó, detallando que estuvo un tiempo sin contestar y que por suerte al final decidió dar señales de vida.
A partir de ahí, supo que quería hacer un documental, "porque el personaje podía soportar la arquitectura de un metraje largo".
Surge la amistad entre cineasta y artista
Desde el primer momento en el que se encuentran, Oswald desconfía del cineasta, pero poco a poco emerge de él una simpatía arrolladora y podría decirse que el documental sirvió para forjar una amistosa relación entre ambos.
"Él estaba en un momento de su vida bastante fastidiado, sin casi dinero, y el hecho de que alguien pregunte por él nutre su ego, y le hace sentirse arropado", confesó Kike Maíllo, definiéndole como "un personaje profundamente narcisista y tengo la sensación de que incluso ve en el documental un vehículo para vender su obra o para que su voz sea conocida".
"No tiene que ver tanto con el dinero como con el reconocimiento. La mayoría de los falsificadores se dedican a ello por una cuestión: tienen una manera de conseguir más pasta. Como no venden su obra, quieren conseguir dinero vendiendo la de otro que es más famoso". Pero también hay cierta revancha y ego, porque piensan que no les han reconocido su trabajo", continuó el director.
Una conversación entre dos amigos
Oswald es el ancla del documental y el hecho de que sea él quien narre su propia historia a través de un diálogo con Kike Maíllo -que aparece en pantalla- fue una decisión muy acertada. "Cuando empezamos a hablar con él, el humor, la seducción, el que sea tan profundamente honesto, hizo que nosotros quisiéramos darle luz", expuso Maíllo.
"Era un documental mucho más clásico en un arranque, basado en él, su banda y entender cómo operaban y cómo funcionaba esa vida de lujo, sexo, drogas y rock 'n' roll que él vivió", argumentó.
"El punto de vista y el hecho de no poder contactar con él en un principio nos obliga a aparecer en el documental, surgió de una manera muy natural. Pero ni somos periodistas ni había un ánimo de alcanzar la objetividad con este documental, porque sabemos que es mejor un actor que una mirada subjetiva o una mirada limpia si quieres contar algo con lo que el público empatice y emocionar".
"Una sucesión de eventos milagrosos"
"Este documental es el resultado de pequeños eventos milagrosos, como el hecho de encontrarlo a él, que quiera ser accesible para nosotros, que lo metan en la cárcel y que él viva la cárcel como la vive", opinó el director.
Kike Maíllo habló sobre el momento en el que extraditan al falsificador y le encarcelan en Estados Unidos, argumentando que este hecho cambió algo en Oswald. "Él vive la cárcel como expiación, como una oportunidad de conocerse a sí mismo. Ha estado inmerso en mil fiestas, en mil actos de seducción, y la cárcel le ayuda a conectar de nuevo consigo mismo y vuelve como una persona mucho más serena, mucho más mística".
Sin embargo, esto también llevó al equipo a improvisar en varios momentos clave durante el rodaje, como el momento de la extradición o cuando la policía intenta entrar en su casa.
"Éramos diez personas y eso nos hacía ser muy ágiles, tener mucha cintura, tomar decisiones muy rápidamente. Y el hecho de que nosotros estemos hacemos allí provocó que pasaran cosas que no habrían ocurrido de otra manera. A lo mejor no lo habrían metido en la cárcel si no hubiéramos estado grabando este documental", comenzó a pensar el cineasta.
"No sabes hasta qué punto estás forzando la realidad por el hecho de poner el caso en la cámara. Y evidentemente el personaje lo construyes durante el proceso de montaje", concluyó.
[Ruth Wilson ('True Things'): "Cuando el mundo se va a la mierda, el amor es lo único que nos queda"]
Falsificar obras de arte no es un delito cualquiera
"La falsificación de arte no es un pecado que la gente de la calle considere como un pecado real, ¿no? No hay un delito de sangre, no hay una extorsión, no hay violencia, no hay ni siquiera robo, hurto", observó Maíllo. "Es muy extraño que el comprador no sepa que está comprando una pieza falsa porque la está comprando por un valor mucho menor del que debería", continuó.
El director de Oswald: El falsificador expuso que "hay dos posibilidades: Una, que la obra falsa por el valor, y otra pensar que la obra es auténtica y que estás timando al vendedor, porque sabes que tiene un valor que no es el que toca".
Y a esto le sumó el factor de la personalidad, que en el caso de Oswald acerca al público a través de la simpatía. "Es un cabrón, pero es un cabrón simpático". Para el director "Oswald es un señor que vende pósters falsos en vez de pósters auténticos y hay delitos de sangre por los que no te pasas tanto tiempo en la cárcel como él".
El ser humano detrás del personaje
Una de las cosas que más llama la atención de Oswald cuando nos acercamos a conocer su historia en el documental es la personalidad que tiene y de la que hemos hablado anteriormente.
"Es un personaje mucho más tierno lo que muestra en un principio. Basa su atractivo, que tiene mucho, en la retórica y esto a veces puede echarte un poco para atrás cuando se lo notas a alguien, porque Oswald tiene muy claro cómo funciona el mundo. Y creo que mi viaje personal ha sido haber descubierto la ternura en Oswald", declaró Kike Maíllo, que le ha dado al artista el final que merecía.
Rumbo a 'Locomía'
Finalmente, el director nos habló de Locomía, uno de sus próximos proyectos de ficción que protagonizan Jaime Lorente y Alberto Ammann. Lo describió como "una película basada en la formación del grupo, que habla sobre la libertad, sobre la noche, sobre la búsqueda del éxito, sobre la codicia del éxito y sobre el encontrarte a ti mismo".
Kike Maíllo adelantó que "es un biopic atípico y musical muy imaginativo, de corte poco realista y poco documental" y que "es un viaje protagonizado por unas personas que tenían una imaginación híper excitada, que les había llamado el arte de la moda y que acaban teniendo todo un musical, una movida, una cosa que no han buscado y en la que se acaban de encontrar".