Mantícora es el broche perfecto para un 2022 histórico para el cine español. Carlos Vermut sorprendió la semana pasada apareciendo en el quinteto de nominados al Goya al Mejor Director con una película que se atreve a indagar en un tema tabú que rara vez ha aparecido en la ficción. Pocos querrían o se atreverían a hablar de lo que subyace en la historia de Julián, un exitoso veinteañero y diseñador de videojuegos que vive atormentado por un oscuro secreto.
El director ha conseguido mantener el secreto de su cuarto largometraje durante meses, aunque las (entusiastas) reacciones a su estreno en Festival de Sitges hicieron saltar la liebre. Los lectores de SERIES & MÁS pueden estar tranquilos: en esta conversación con el visionario cineasta se habla de muchas cosas, pero no se desvelan las claves de un fascinante estudio de personaje que no debería pasar desapercibido.
Vermut parece haber escapado al clima cultural actual en el que el cine se interpreta y analiza más desde un punto de vista moral que cinematográfico. “En general creo que vivo bastante aislado de todas esas dinámicas, como redes sociales, modas y posicionamientos”, explica. “Ahora mismo hay personas a las parece mal que se retraten cosas que pasan en la realidad. Ya no les vale con comportarse así en el día a día”, lamenta. “El cine para ellos, y yo lo entiendo desde su lógica, debe mostrar un mundo desde la ejemplificación. Ahí es donde entramos en conflicto. Para mí las películas no son un tutorial para vivir. Deberíamos poder hablar de cualquier tema sin necesidad de tener cortapisas”.
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El director que desafío los límites del espectador con el ya icónico desenlace de Magical Girl vuelve a poner a prueba, aunque de una forma mucho más sutil y medida, a una audiencia cada vez más moralista. “Esa actitud nos hace ser más vigilantes y nos crea más estrés. Los chavales de ahora viven muy conflictuados con eso. Quieren ser perfectos y se juzgan muy duramente unos a otros. Son víctimas de su propia exigencia y creo que eso explica por qué hay tanta depresión y ansiedad”.
Vermut se muestra también crítico con el rumbo que ha tomado la cultura en su forma de acercarse a algunos temas sociales. “Para mí los personajes no pueden ser simplemente dispositivos y marionetas para dar tu discurso o tu mensaje aleccionador”, reivindica después de poner como ejemplo a El ladrón de bicicletas, el clásico de Vittorio De Sica. “Es una película que parte de una premisa social, un momento de pobreza en Italia, pero al final lo que te importa es ese padre y ese hijo. Ahora se hace al revés. Empezamos con el padre y el hijo porque son un vehículo para hablar sobre una realidad social. Y lo que deberían interesar son los personajes”.
El compañero de viaje de Vermut en la desafiante travesía de Mantícora es Nacho Sánchez, una de las grandes esperanzas de la escena española desde su arrolladora interpretación en La piedra oscura y un talento apenas explotado por el cine español. Su trabajo aquí está en las antípodas del hermano mayor de Diecisiete, de Daniel Sánchez Arévalo. Su interpretación como Julián, un hombre atormentado por sus pulsiones, le ha valido una segunda candidatura a los Goya, además de menciones en los Forqué y los Feroz.
No fue fácil encontrar al intérprete adecuado para interpretar a ese apocado y misterioso diseñador de videojuegos, según el testimonio del director. “En la industria española se suele apostar por actores más duros, rudos y malotes. Encontrar esa delicadeza que necesitaba Julián fue muy complicado”. La fragilidad que expresa la característica mirada de Sánchez fue uno de los motivos que llevó a Vermut a apostar por él, a pesar de que los dos tenían metodologías de trabajo muy diferentes. “Es una persona muy metódica, alguien que necesita comprenderlo todo. Yo soy más intuitivo y me dejo llevar”.
Vermut apela a Luis Buñuel cuando habla de la dirección de actores. El autor de Viridiana decía que solo hay que darles cuatro indicaciones sobre los movimientos y cómo tienen que decir las frases. “No hace falta que te lo cuente todo porque necesito cuatro cosas de ti y si te digo quince, vas a querer hacer las quince cosas y vas a sobreactuar”, dice antes de aclarar que no se refiere a su último protagonista. “Corres el riesgo de que no solamente el personaje no sea complejo, sino que añadas demasiadas capas y que sature su actuación. Nacho tiene la capacidad de reflejar todo eso y seguir resultando natural”, dice de una de las interpretaciones más impactantes del año.
Ya no es el mismo director que dejó en shock a la industria y cinefilia española en el Festival de San Sebastián de 2014. A sus 42 años, ve las cosas de otra forma. “Lo divertido del cine es que es todo trampa. La magia surge cuando ya está acabada y mientras lo haces puede ser bastante rudimentario, aburrido y hasta mecánico”. Vermut siente que “Mantícora es la película con la que me siento más conforme, es la que yo quería haber hecho cuando empecé a hacer cine”.
'Quién te cantará' me sirvió para decirme 'para, ¿cómo quieres hacer las pelis?'. No qué se supone que tienes que hacer, sino qué te apetece hacer. Así surgió 'Mantícora'
El director, guionista y dibujante reconoce que llega un punto en el que se es más consciente de tu propio oficio. “La incertidumbre de no saber lo que estás haciendo es un poco jodida y te puede servir para una, dos o tres pelis”, dice. Mirando al pasado, cree que lo que algunos espectadores pudieron considerar como oscuro o complejo en su cine, puede responder a su propia incapacidad para saber contar bien lo que quería contar. “Otra cosa es que el espectador lo interprete como algo complejo, pero en el fondo ha sido incapacidad mía para resolver ciertos misterios”.
Mantícora llega a los cines cuatro años después de que Quién te cantará fuera incapaz de provocar el mismo entusiasmo y unanimidad de una película que impresionó hasta a Pedro Almodóvar. “Quién te cantará es una película que me gusta mucho, pero tengo una relación con ella complicada, incluso durante el rodaje”, admite.
Su nuevo trabajo también es una respuesta al proceso propio del drama con Najwa Nimri y Eva Llorach, que fue bastante largo a pesar de ser una historia más personal para Vermut. “Quién te cantará me sirvió para decirme 'para, ¿cómo quieres hacer las pelis?'. No qué se supone que tienes que hacer, sino qué te apetece hacer. Así surgió Mantícora. No fue una respuesta a mi anterior trabajo, pero estaba alimentada por él”. Ahora sola queda descubrir qué consecuencias tiene esta historia de amor y monstruos en su futuro como director.