Mona Martínez y Ana Wagener estaban representando Las bárbaras, una obra de teatro del Centro Dramático Nacional, cuando descubrieron que iban a volver a trabajar juntas en la nueva película de Jota Linares. Netflix ha estrenado este fin de semana Las niñas de cristal y en ella hay un regalo escondido para los amantes del cine español: las mejores actrices secundarias de España de la última década comparten una eléctrica escena que nos recuerda por qué se han convertido en dos de las intérpretes más buscadas por los directores de casting.
En el año 2009 la canaria Wagener fue nominada al Goya en la categoría de Mejor Actriz Revelación por El patio de mi cárcel. Fue un reconocimiento extraño para una intérprete que llevaba desde el 2000 (cuando encadenó papeles en El bola, Besos para todos y ¿Tú qué harías por amor?) mejorando cada película en la que aparecía, por pequeño que fuera su personaje. Con el paso de los años trabajó con directores de renombre como Alejandro González Iñárritu, Daniel Sánchez Arévalo, Rodrigo Sorogoyen, Oriol Paulo y Pedro Almodóvar. Con La voz dormida, de Benito Zambrano, se llevó el “cabezón” a la mejor actriz secundaria de 2011.
A la malagueña el reconocimiento y las oportunidades le llegaron más tarde. Ya había trabajado en la película Camarón y en un puñado de personajes episódicos en televisión cuando una pequeña obra del teatro Lara llamada La Pilarcita cambió la forma en la que la industria y los directores de casting percibían a Mona Martínez. En los últimos cinco años ha trabajado sin parar en el cine, el teatro o la televisión. La jueza de El reino, la hermana de la Veneno, la casera de Ana de día, la némesis de Carmen Maura en Deudas y la matriarca de Adiós son algunos de sus personajes más memorables. Por el thriller de Paco Cabezas recibió su primera nominación al Goya. Apostamos a que no será la última.
Desde que coincidieron en el rodaje de Padre coraje hace veinte años, los caminos de estas infalibles actrices de carácter se han cruzado en varias ocasiones. En Las niñas de cristal tienen la oportunidad de compartir una acalorada discusión alrededor del bienestar del personaje de María Pedraza, la nueva primera bailarina de la compañía que dirige con mano de hierro el personaje de Mona Martínez. La madre que interpreta Ana Wagener empieza a sospechar que el bienestar emocional y físico de su hija está en peligro.
Martínez, Wagener y Linares explican a SERIES & MÁS cómo fue el rodaje de la secuencia.
Jota Linares: Desde que empezamos a dar forma el guion debió ser la segunda o tercera escena que escribimos. Sabíamos que queríamos un enfrentamiento entre ellas dos. A mí me gusta mucho Tennessee Williams, tanto su obra literaria como las adaptaciones cinematográficas que se han hecho. Lo que más consumo como espectador es cine clásico y me encantan ese tipo de duelos interpretativos. Tener a esas dos bestias pardas hablando, enfrentándose y desvelando el gran secreto de la película en un ambiente tan teatral como un camerino en el que apostamos a muerte a jugar a la ficción.
Mona Martínez: Veníamos de trabajar juntas en el teatro con Las bárbaras y creo que en esa obra reforzamos un vínculo que ya existía entre nosotras porque nos conocemos hace mucho. Jota aquí añadió algo increíble entre los dos personajes. Imagínate lo que es tener esa secuencia, esa conversación, ese momento con Ana Wagener. Cuando me dijeron que lo iba a hacer ella, dije: Hostiaaa.
Ana Wagener: Era una cosa muy fuerte porque hay un momento en la escena en el que escuchamos un mensaje de audio que en realidad estaba grabado por una compañera muy especial a la que Jota le había pedido ese favor. Yo tenía bastante miedo de esa secuencia. Me apetecía mucho hacerla con Mona, veníamos de disfrutar mucho en el teatro con escenas muy potentes que iban en esta línea.
Mona Martínez: Había un componente tan teatral como cinematográfico en esa secuencia. El vocabulario, por ejemplo. Fue una mañana de goce absoluto.
Jota Linares: Cuando el guion empezó a cobrar vida por sí solo, que es algo muy bonito, Jorge Naranjo y yo nos encontramos con que el guion también hablaba de las relaciones entre madres e hijas. Eso nos encantaba y queríamos explorarlo. En el enfrentamiento entre Rosa y Norma hay un momento en el que la directora coge las riendas de la conversación y le dice oye, que es tu hija, tienes que cuidarla, el trabajo es tuyo, el mío es cuidar de la compañía.
Ana Wagener: Al final te preparas para poder hacer escenas como esta, pero no sabes cómo vas a llegar al final de una conversación así o lo que va a pasar durante ese tiempo. En Las niñas de cristal pudimos comprobar lo que pasaba. Fue fácil en el sentido de las posibilidades que nos dio Jota para poder hacerla.
Jota Linares: Diría que fue la secuencia que más rápido escribimos. Rodarla fue un placer. Fue muy fácil todo. En la película hubo escenas muy difíciles, pero ese momento salió naturalmente. Ellas entendían muy bien sus personajes y sabían que eran dos madres defendiendo a sus hijas, una adoptiva y otra biológica. Mona entendió que su personaje no era la villana de la película.
María Pedraza: Con esa escena desvelas que esos dos personajes que pueden parecer que son villanas en realidad son muy humanos. Empatizas con los dos puntos de vista porque descubres que todo lo que hacen en la historia tiene sus motivaciones.
Ana Wagener: Hacerlo delante de una cámara es distinto. Crees que va a haber muchos cortes, pero descubrimos que Jota había decidido dejarnos volar. Luego encima va y monta la escena entera. Yo pensaba que iba a recortar o remontar la secuencia, porque es muy larga, pero está íntegra en la película. Me emocioné mucho cuando la vi.
Jota Linares: En el combo estábamos todos con la boca abierta. Tener a esas dos actrices… ¿qué vas a hacer, florituras con la cámara? No, tienes que dejar que ellas lo hagan todo.
'Las niñas de cristal' ya está disponible en Netflix.
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