María Ripoll es una superviviente de las primeras hornadas de directoras que reclamaran su lugar en el cine español. La directora de populares comedias como Ahora o nunca y No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas es una de las pocas mujeres que pueden presumir de haber dirigido diez o más películas en España. La primera fue Lluvia en los zapatos, una comedia romántica con un toque fantástico que es recordada hoy por lanzar una carrera de más de veinte años y por suponer el primer trabajo en inglés de Penélope Cruz, una estrella global que el domingo podría lograr el segundo Oscar de su carrera. Antes de su estreno en salas el 17 de junio, la cineasta catalana está en el Festival de Málaga para compartir por primera vez con el público Nosotros no nos mataremos con pistolas, una dramedia generacional que lleva al cine la premiada obra de teatro homónima de Víctor Sánchez Rodríguez.
En esta película coral liderada por Ingrid García Jonsson, el pueblo se prepara para celebrar su fiesta mayor mientras Blanca se esmera en que la primera paella que prepara en su vida le quede perfecta. Ha conseguido reunir a sus amigos después de años sin verse. Todos están en la treintena y sus existencias transitan entre la precariedad, el desencanto y un continuo volver a empezar. Y, por fin, llega la verbena: la prueba de que el mundo sigue girando mientras sus vidas parece que se tambalean y descubren que se necesitan unos a otros para salir adelante.
Tú eres de otra generación. ¿Cómo ha sido enfrentarse a una mirada tan vinculada a las experiencias y preocupaciones de los millennials desde la postura de alguien que ya ha pasado por ese momento y que lo puede ver con cierta distancia?
Creo que la película habla de algo muy universal, como la pérdida de un pasado, la idea del tiempo que se nos va y cómo el futuro que quizás nos habíamos prometido ya no está. Sí que es verdad que apelan a esa nostalgia generacional y se mueven esa idea, pero es que eso lo hemos pasado todos. Todos hemos tenido un grupo de la infancia. Se lo decía mucho a ellos. Me encanta que se hable de esta generación en concreto, pero creo que puede tocar a varias generaciones, ya sea la mía, la Z o la de los abuelos. Todo el mundo tiene un pueblo de infancia. Todo el mundo ve cómo cosas con las que contaba se han vuelto hostiles. Todo el mundo ha tenido estos amigos con los que ahora no tendrían relación si los conocieran en este momento de sus vidas. Creo que es una historia universal. Para mí lo más importante es tocar la fibra de la audiencia y con unos conflictos así se podía tocar.
Cuando vi la película, en mi mente la coloqué en lo que yo ahora llamo “la trilogía del desencanto”, junto a Litus y ¿A quién te llevarías a una isla desierta?. ¿Estaban en tu mente de alguna forma haciendo estas películas?
Litus era un referente muy cercano. No quería que se pareciera, buscaba hacer otra película completamente diferente. Aquí hay una metáfora, una pérdida de un pasado que ya no puede regresar. Lo que sí que tiene esta película es su universalidad, creo que la otra era más concreta. Puedes abrir No nos mataremos con pistolas a otras generaciones y a otros pueblos. La puedes ver en la China y también se sentirían identificados. Sobre esa idea que comentas, mira el eslogan de la película: Eso es lo que hay. Venimos a decir que no hay ya nada más, que nos han prometido cosas que ya no están. Creo que mucha gente se puede sentir identificada con esto, sobre todo después de la pandemia.
¿Fue un desafío marcar el tono de no queremos hacerla demasiado deprimente?
Ya sabes que a mí me gusta mucho la dramedia. Creo que a través de la comedia puedes abrir el corazón y el alma de la gente, y ya luego puedes explorar esos conflictos más dramáticos. A veces el drama con el drama no hace tanto efecto como una película que parece una comedia de primeras y que después te rompe con el drama. Sí que fue difícil determinar la ecuación exacta. En el rodaje había más comedia. En montaje la he tenido que rebajar para que llegara una catarsis y ese cambio que hacen los personajes.
Has trabajado en muchos sitios. Aquí en España has hecho pelis que vendrían a ser de estudio en Hollywood, comedias como Ahora o nunca. ¿Cómo ha sido volver a una producción más pequeña?
Yo venía de hacer una película en México con Sony Pictures International que se llama Guerra de Likes y que se ha estrenado en Amazon por la pandemia. Había hecho otras películas más grandes y tenía ganas de volver al indie porque es algo más personal. También he hecho una serie con Jean Reno y Aura Garrrido.
Un asunto privado, en Amazon Prime Video. Es la primera vez que haces televisión.
Sí, me ha gustado mucho la serie, pero con Jean Reno me entendí muy bien. Él estaba muy entusiasmado de estar en España, por volver a hablar español, algo que para él era difícil. Lo ha hecho muy bien. Antes de No nos mataremos con pistolas, venía de rodar esta serie, un proyecto con bastante con bastantes medios y que hemos hecho en Galicia. Ahora mismo tengo tres series en desarrollo y me gustaría seguir trabajando en televisión. No es alargar una película, sino que puedes darle más profundidad a los personajes y más trama a la historia. Es mucho más cansado, pero sí hay una buena historia detrás y un buen actor delante, está hecho.
La cuestión es que me gusta mucho mi trabajo, me gusta mucho dirigir actores y me gusta mucho hacer pelis. Es un trabajo duro. Piensa que esta película la acabé hace tres días. He tenido al equipo de postproducción sin dormir durante un mes porque teníamos una cita importante como Málaga. Estamos encantados de estar aquí.
Hablabas de trabajar con actores. En los 90 trabajaste con una actriz que todavía estaba empezando. Este domingo optaba por cuarta vez a Oscar. ¿Cómo era Penélope Cruz en los 90 cuando hicisteis juntas Lluvia en los zapatos?
Era igual que ahora. Es amiga. Bueno, no es amiga, pero nos conocemos y trabajamos bien juntas. Es increíble, ya lo era entonces. Penélope ha tenido muy claro lo que quiere desde siempre. Venía al combo a ver lo que habíamos hecho y entendía muy bien la película. No es una control freak. Al revés, trabaja muy bien con el equipo y escucha mucho al director. Me gusta como trata a la gente, respeta mucho a todo el mundo, pero tiene muy claro lo que quiere desde pequeñita. Ya en Jamón, jamón tenía eso. Tiene un ángel impresionante. La cámara la adora. Su inglés en Lluvia en los zapatos era bastante malo. Era su primera película en inglés, pero se dejó la piel. Fíjate que en esa película estaba también Lena Heady [Cersei Lannister en Juego de tronos]. Me encantó desde el principio. Recuerdo que la gente de casting me dijo: Oh, but in UK we have more options. Pero lo tenía claro. También estaba Mark Strong. A todos les ha ido genial.
Fue una suerte que Penélope la hiciera. Yo había hecho algunas piezas para Canal Plus de actores de Kuranda. Penélope se enteró. “¿Tú has hecho? Pues hacemos la película?”. Por eso y por el sueldo, claro [ríe]. Aparte yo creo que ella con los años ha seguido trabajando mucho la técnica de la actriz. Está increíble en Madres paralelas. Cada vez está mejor y se supera a sí misma, no se ha quedado estancada. Algunas dicen: “Aquí he llegado, me quedo”. Siempre se supera y quiere hacerlo mejor. Es de esas actrices que siempre evolucionan.
Ya habías adaptado una obra de teatro como Tu vida en 65 minutos. ¿Cómo cambió el reto con este texto?
Creo que en realidad el desafío es el mismo. A mí me interesaba mucho la idea de trabajar con los cinco actores: todos juntos y sin artificios. Teníamos que ser capaces de representar esta amistad de toda la vida, ese pasado no resuelto que tienen y un duelo que todavía no han procesado. Pensando ahora en Tu vida en 65 minutos me doy cuenta de que las dos compartían también algunos de sus temas. Aquí dependíamos mucho del casting y de intentar que el sexto personaje de la historia fuera esa amistad que tienen. Tuvimos suerte de poder ensayar en el mismo sitio que íbamos a grabar, estar juntos en el mismo hotel…
Trabajamos muy duro en el casting. Queríamos asegurarnos de que los actores se vayan a entender. Luego tienes que permitirles jugar. Los cinco son muy trabajadores y se toman muy en serio su trabajo, pero les gusta jugar. Esa libertad para poder probar cosas permite que la química pueda estar ahí y que sean capaces de crear esa complicidad de antaño que tenía que estar ahí. Han hecho un trabajo estupendo, se han entendido desde el primer día y yo he potenciado esto para ayudar a crear esa dinámica... Era fundamental. Esta era una película más personal, más pequeñita y más guay de hacer.
Ojalá llegue el momento en que no tengamos que hablar del rol de la mujer en la industria. Neus Ballús reivindicaba en los Gaudí que las mujeres no podían ser directoras de óperas primas y ya. Tú eres una de las supervivientes.
Ahora yo creo que estamos por fin en otro momento, mira Alcarràs y Seís días corrientes. Dicen que Cinco lobitos es una bomba. Yo llevo 12 o 13 películas. Fue muy duro empezar a trabajar en los 90, pero cuando te gusta tanto tu trabajo, cuando estás con esa pasión y cuando te rodeas de buenos productores, de buenas historias y de buenos guionistas… puedes hacer las cosas. Hay algunas que personalmente no hubiera hecho por la historia, pero las quise hacer porque por esas 400 butacas de una sala de cine. Para mí lo importante es la industria y hacer industria. A mí me pueden gustar las películas lentas, pero me debo al público. Me encantaría hacer más dramas, pero hago más comedia porque la gente va a ver más comedias. Creo que hemos de acercar el cine español al público. Tenemos que crear más industria y que la gente vaya más al cine. Ahora lo necesitamos más que nunca.
Los últimos meses ha habido debates sobre si las plataformas deberían tener la obligación de producir en lenguas cooficiales, no solo en español. Tú has trabajado en varios idiomas. Esta película se ha rodado en español y valenciano.
Creo que las historias tienen que llevar el lenguaje que tienen que llevar. En Valencia pasa mucho, hay bilingüismo entre el castellano y el valenciano por todas partes. Continuamente estamos en este bilingüismo, que para eso es una de las riquezas de este país. Tenemos varios lenguajes y podemos expresarnos de muchas maneras. Estaría bien que las plataformas apoyaran eso. Lo más importante es la historia. ¿Cómo transmites eso? Con los diálogos, los actores y la música. Esas son las herramientas más importantes para contar historias, en cine y en televisión. Si la historia es en un idioma o en otro, pues ya está. Para eso están los subtítulos.
Precisamente Bong Joon-ho dijo al ganar el Oscar que si superábamos la barrera de los subtítulos, esos centímetros, nos podríamos encontrar con miles de historias maravillosas.
Maravillosas y muy universales. Mira Parásitos, que era coreana. Todos nos hemos sentido identificados con esta historia, con una sociedad totalmente diferente a la nuestra. ¿Qué tiene que ver Corea con España? Eso es el cine.
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