Cuando algo funciona en Hollywood, hay que intentar que dure. Las franquicias son parte importante de los grandes estudios, y siempre buscan una nueva que se conviertan en un seguro de vida en la taquilla. Construir marcas atractivas y reconocibles para los espectadores. Antes de que Disney comprara Fox, el estudio tenía en Kingsman una de esas marcas. La adaptación de cómic de Mark Millar que realizó Matthew Vaughn fue toda una sorpresa que reventó en taquilla y que provocó una secuela que también arrasó.
El éxito de esta atípica película de agentes secretos hizo que desde Fox quisieran ampliar la franquicia y aprobaron rodar una precuela que viaja al pasado, a la creación de la agencia Kingsman, una primera misión que se sitúa en la Primera Guerra Mundial. En ese convulso contexto histórico lleno de populismos, nacionalismos y muchos enemigos, es donde Vaughn ha desarrollado The King's Man: La primera misión, esta nueva entrega que ya está en cines y que es una historia de orígenes con su propio héroe, al que da vida Ralph Fiennes, protagonista absoluto y que cree que esta nueva entrega es novedosa “porque la audiencia va a sentir el contexto histórico y reconocer a las figuras históricas como el Zar, Rasputín, el presidente Wilson… Creo que Matthew quería extender las formas de hacer una película de Kingsman y eso la hace nueva”, cuenta a EL ESPAÑOL.
A su lado la sorpresa de Beach Rats, el joven Harris Dickinson que sigue su ascenso imparable y que aquí interpreta a su hijo, un joven obsesionado con ir al frente para demostrar su valor. Esto sirve a Vaughn para desarrollar un filme antibelicista pero lleno de sus características escenas de acción con coreografías imposibles. “Creo que lo principal para Matthew al contar mi historia era hablar de que no hay que ir a una guerra para demostrar que eres valiente y que siempre hay otra forma de resolver los conflictos, y eso apela a cualquiera, porque en cualquier momento de la historia ha habido conflictos provocados por moticos económicos o por avaricia y creo que ese es el fondo de esta película”.
The King's Man: La primera misión ha estado más de un año esperando su estreno en salas, y es que como cuenta Ralph Fiennes, “Matthew cree en el valor de la experiencia de la gran pantalla, que ha sido retada por el éxito de las plataformas y la covid no ha ayudado mucho, claro, pero creo que cuando pasemos esta crisis, pensando siempre primero en la salud de la comunidad, pero creo que si la gente escucha que una película tiene un valor añadido para verla en la gran pantalla, irán, porque estar rodeado y envuelto, con un buen sonido, viendo una historia maravillosa… eso no lo tienes en casa a no ser que tengas la suerte de permitirte de tener tu propio cine”.
Para él, el cine es una “cosa comunal”, que tiene que ver con “sentarte con el público”. “Creo que una generación como la mía, que tiene algo de nostalgia de lo que suponía ir al cine con sus padres, ver los anuncios, los tráilers… toda la experiencia. Mi primera película después del encierro fue El último duelo, de Ridley Scott, y no me gusta hacer críticas de las películas, pero fui tan feliz al estar inmerso en una gran pantalla…. Lo disfruté como un niño pequeño”. A sus 59 años se convierte en espía que reparte mandobles sin dudarlo y tiene claro que repetiría en una secuela: “el guion lo deja claramente abierto, así que sí que me gustaría ver a dónde va mi personaje, hay una secuela abierta”.
Entre los nuevos fichajes destaca Tom Hollander, el actor británico que de triplica para dar vida al zar Nicolás, al rey Jorge de Reino Unido y el Kaiser Guillermo. El actor dice con humor que “un papel no era suficiente para mí”. “Leí el guion pero no me molesté en leer los libros de historia, a quién le importa la historia, si es todo una invención escrita por los vencedores, es una ficción. Miré fotos de los personajes y confié en el equipo de maquillaje y vestuario, y luego hice lo mejor para que le gustara al director”, afirma con sorna.
Como villano un irreconocible Rhys Ifans, el vecino gracioso de Notting Hill que aquí realiza un despliegue físico como un Rasputín que seduce y lucha en unas escenas para las que el actor se preparó a fondo. “Tuve que entrenar mucho, dos o tres meses antes del rodaje, estaba todo el día en el gimnasio con un entrenador, y por las tardes con el equipo de especialistas intentando encontrar el lenguaje específico de la lucha de Rasputín, y un día llegó Matthew y dijo, ‘lo tengo, hay que mezclar danza cosaca y artes marciales, haz que ocurra’”.
Ifans tiene claro que en esta nueva Kigsman hay una lección al “revisitar la Primera Guerra Mundial, y todas en general, pero esta te das cuenta de lo absolutamente loco que es el mundo, y cómo pudo permitir que algo así ocurriera, y permitir que tantas vidas se perdieran. Se cuenta lo que nos llevó a esta masacre, y creo que intentar explicar esto a través incluso de una lente cómica es importante, porque es increíble que pasara y que siga pasando”.