Ríanse de las reversiones temporales de Tenet y de las pajas mentales de Kaufman, eso no es nada. La película más loca, libre, inclasificable y divertida se ha hecho en España y se llama Un efecto óptico y compite en la sección Zabaltegi del Festival de Cine de San Sebastián. La dirige Juan Cavestany, capaz de descolocar al más pintado con filmes como Gente en sitios y de hacernos pasar la mayor vergüenza ajena en la serie Vergüenza. Ahora se ha juntado con dos cómplices como Carmen Machi y Pepón Nieto para crear una obra que es un bucle tras otro, que juega con la ficción dentro de la ficción y que hasta se atreve a ser crítica de un mundo globalizado donde se nos obliga a ser turistas que siguen un guion marcado con anterioridad.
Como se dice en Tenet, no intentes entender al cien por cien Un efecto óptico, sólo disfrútala y ríete con todas las ocurrencias de Cavestany y de dos actores entregados a la causa. Un matrimonio de Burgos que para salir de la rutina decide darse un viaje por Nueva York. La Lonely Planet en mano, todo planificado, visita al MET, el ferry a la Estatua de la Libertad… todo en orden. Pero, cuando llegan, hay un problema, Nueva York se parece demasiado a Burgos. Los edificios son grises, nada de rascacielos, las calles no tienen tiendas de Chanel y la señora que pasea se parece a la charcutera. ¿Dónde carajos están? Un punto de partida que comienza a girar sobre sí mismo y que va realizando variaciones en forma de bucle.
Para Cavestany la coincidencia de todas estas películas en el tiempo es “una coincidencia”. De hecho, ni siquiera ha visto Tenet, y de la película de Charlie Kaufman sí que un dato que le llama la atención y que la une con su propio filme. “Hay ovejas, es lo que más me ha flipado de la película de Kaufman, una peli en Netflix con bucles temporales y realidades extrañas. Lo nuestro es un mini Tenet. De hecho, grabamos un plano caminando del revés para luego ponerlo en la peli hacia delante y hacia atrás, pero en montaje nos dimos cuenta de que hubiera sido malo para los actores”, cuenta el director español desde Donostia.
A su lado Pepón Nieto, que recuerda cuando les pidió andar para atrás y cómo siempre está dispuesto a lanzarse a la piscina cuando se trata de Juan Cavestany. “Que te invite a meterte en su mundo y abrirte la puerta de su cabeza es una fantasía. Era muy atractivo el proyecto, pero no era al uso, como todo con Juan. Un día nos llamó, nos reunimos y nos contó que quería hacer un cortometraje. Y ese corto, Juan se dio cuenta de que la energía que estaba empleando era casi la misma que ponerse con un largo. Nos fuimos metiendo y el guion sufrió muchas versiones. El proyecto venía de una historia anterior que él tenía de hacer una película partiendo de esta misma premisa”, dice el actor sobre el origen de este proyecto.
Un proyecto que ha cambiado mucho a lo que iba a ser originalmente y del que destaca esa labor de sus dos actores, que se han prestado “a una cosa experimental, como cuando los actores hacen Juego de Tronos o El señor de los anillos que trabajan con los cromas verdes, pues ellos en cierto nivel han hecho eso. Estaban haciendo unas frases y unas situaciones entre ellos a las que luego íbamos a añadir puntos de vista y giros dentro de la línea de la película que ellos no sabían en el momento. Yo los llamé a ellos porque me habían dicho en alguna ocasión esa frase maravillosa de ‘a ver si algún día hacemos algo juntos’. A mí no me la dicen mucho, porque no hago películas que den dinero a casi nadie. Me la tenía guardada”.
El turismo es una aventura que es como una peli, son actores interpretando un papel con un guion, que es la guía de viajes, y se van a una localización para hacer su papel
Un efecto óptico es una película “rara”, pero Cavestany confiesa que “el guion era mucho más impenetrable que lo que ha acabado siendo la película. Es rara, pero es bastante transparente, casi cualquiera la puede entender”. Una obra que habla de “la globalización como un fenómeno en cadena”. “El meollo de la cuestión es la observación de los turistas. Cuando estaba en Nueva York, me fascinaba mirar a los turistas por la calle. En Madrid también, es un turismo distinto, pero quería mirar a los turistas y verles como personajes en la película que se han montado”, explica.
“Es una aventura que es como una peli, son actores interpretando un papel con un guion, que es la guía de viajes, y se van a una localización que conocen o no para hacer su papel, y unos lo hacen mejor y otros, peor. Los hay a los que no les importa que se note que están haciendo el papel de turistas, llevan la guía y el pantalón corto. Y otros que se integran más pero se les nota siempre. Me di cuenta de que había ahí una especie de paralelismo, del turismo como representación, del que va una ciudad para interpretar un papel y con unas expectativas también”, zanja sobre Un efecto óptico, que también tiene un gran número de guiños, entre ellos uno al Joker y sus famosas escaleras, y donde esté Carmen Machi que se quite Joaquin Phoenix.