Si alguien hubiera apostado dinero durante el rodaje de Casablanca sobre el éxito de la película ahora estaría en bancarrota. Nadie daba un duro por un filme que vivió miles de problemas en su producción, un rodaje accidentado, cambios de directores y dos estrellas que no se soportaban. Sin embargo existen pocas obras tan emblemáticas en la historia del cine. El drama bélico de Michael Curtiz enamoró al público y a la crítica, de hecho acabó ganando los Oscar a la Mejor película, al Mejor director y al Mejor guion adaptado.
Una historia de amor en tiempos de guerra cuyo mayor éxito fue rodarse y estrenarse con la Segunda Guerra Mundial en plena ebullición, lo que convirtió lo que podía haber sido una simple película romántica en un thriller lleno de referencias políticas que hablaba sobre el valor, el sacrificio y saber elegir el bando correcto. Ahora se cumplen 75 años del estreno de Casablanca. Aquel 26 de noviembre de 1942 era pocos días después de que las tropas aliadas desembarcaran en África, donde ayudarían a acabar con el régimen colaboracionista de Vichy, lugar que aparece representado en la película con el personaje interpretado por Claude Reins.
Una película que bebía del momento de crisis que vivió el mundo, lo que la convierte en un emblema para una sociedad que quiere acabar con los nazis. Mientras, en España, vivíamos una realidad paralela. Franco se había hecho con el poder tras un golpe de estado a la república y una Guerra Civil. Para ello había recibido la ayuda de Hitler, por lo que en su dictadura no se permitirían películas críticas con los nazis. Así que Casablanca ni siquiera llegaría aquel 1942, sino cuatro años más tarde, en 1946. Se hizo alegando la “neutralidad” española en el conflicto, pero la realidad, como explica Alberto Gil en su web 'Cine y Censura', fue muy diferente.
Fue Hitler el que decidía lo que se estrenaba en España o no. Lo hacía gracias a un acuerdo comercial firmado entre España y Alemania por el que los nazis dominaban el cine que se hacía en nuestro país. Desde 1939 a 1945 estuvo en vigor un contrato de colaboración cinematográfica entre ambos países por el que los nazis se comprometían a producir películas favorables al régimen franquista. A cambio las obras alemanas se estrenarían en España con honores.
La historia suena familiar, es la que contaba Fernando Trueba en La niña de tus ojos. Allí se veía con claridad cómo un equipo español rodaba un filme de corte nacionalista gracias a la producción de la UFA, que estaba bajo el mando de Goebbels. Pero esta colaboración hizo que también se censuraran en España todo aquello que los nazis consideraran contrarias a sus ideales. Como explica Gil, esto se puede ver en archivos oficiales que dejaron reflejada estas instrucciones del tercer Reich. Por ejemplo, en 1940 el entonces director general de Cinematografía, Manuel Augusto García Viñolas, escribía una carta a los nazis en la que decía lo siguiente: “He recibido la lista de películas, americanas, inglesas y francesas que considera Alemania ofensivas a su misión política. Tengo el gusto de notificar a usted que este Departamento adoptará todas las medidas a su alcance para que las películas cuya lista me comunica no tengan posibilidades de comercio cinematográfico”.
Fue el mismo Viñolas el que se encargó de explicar los motivos por los que Casablanca estuvo prohibida durante cuatro años: “La película no es más, en definitiva, que una producción encaminada a desprestigiar a varios de los Estados en lucha y autorizar su proyección en el territorio español, daría lugar a que en estricta justicia se admitiere su réplica convirtiendo una nación neutral en un campo propagandístico opuesto a todo principio de soberanía”.
Los españoles tuvieron que esperar cuatro años para enamorarse de Ilsa y Rick, y para llorar con su despedida. Cuando lo consiguieron ni siquiera vieron la versión original. El acuerdo con los nazis había acabado, pero la dictadura de Franco seguía su curso, y no iba a permitir que una película de Hollywood tuviera una frase en su contra. En el guion original, al protagonista se le recordaba que había luchado con la República en la Guerra Civil española, algo que se cambió en doblaje. “En 1938 luchó como pudo contra la anexión de Austria”, decían en la versión manipulada en vez de “luchó en España con los republicanos”. Una referencia que tiene lugar dos veces y que en ambas ocasiones fue cambiada. Franco no podía soportar que el héroe al que todos amaban, el misterioso Rick, fuera contrario a su dictadura, así que lo eliminó. Ahora, 75 años, Casablanca vuela por fin libre, y ni Hitler ni Franco evitaron que se convirtiera en un clásico inmortal.