Han pasado más de veinte años desde que Steven Spielberg y Tom Hanks trabajaron juntos para traernos la épica Hermanos de sangre, que estrenándose en 2001, dio pie a un universo televisivo ambientado en la Segunda Guerra Mundial. Su visceral y espectacular visión de la guerra nos dejó con el corazón en un puño y dejó claro cuál fue el altísimo precio que pagaron quienes participaron en la contienda. Nueve años después llegó The Pacific, que cambiaba a la brigada de paracaidistas por los marines y casi catorce años después se estrena en Apple TV+ la tercera parte de la trilogía y una espectacular sucesora: Los amos del aire. 

En ella seguimos a un grupo de aviadores que después serían conocidos como el Centésimo Sangriento. Otro conjunto de personas que negociaron con la muerte el futuro del que disfrutamos hoy en día. Porque de vez en cuando necesitamos un recordatorio de la delgada línea que existe entre lo que ocurrió hace menos de diez años y nuestro presente. 

Como buena heredera, Los amos del aire no rehúye del horror de la guerra y nos sitúa en el mapa, tratando de hacernos ver cuál era la perspectiva de aquella época ya que, aunque ese grupo de aviadores parezcan más alejados de la metralla, siguen orbitando alrededor de la muerte, que les acecha de igual manera que a cualquier otro soldado raso mientras sobrevuelan a los nazis tratando de darles caza.

A lo largo de sus nueve episodios, la perspectiva del lugarteniente Harry Crosby (Anthony Boyle) narra la historia de 10 pilotos que se enfrentan a diferentes misiones y combaten contra la Alemania nazi. Lanzaban más bombas que cualquier otro avión de la Octava Fuerza Aérea de los Estados Unidos, pero también tenían más probabilidades de morir en el campo de batalla.

Entre ellos destacan los carismáticos comandantes Gale “Buck” Cleven (Austin Butler) y John “Bucky” Egan (Callum Turner). Junto a otros miembros de la tripulación como el mencionado Harry Crosby, Curtis Biddick (Barry Keoghan) y Ken Lemmons (Rafferty Law), se ganan nuestra atención rápidamente con su carisma y son capaces de elevar el nivel y el brillo que ya de por sí tenía la producción.

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De hecho, la pareja que forman los dos amigos de apodos parecidos tienen una dinámica entrañable y se complementan muy bien, y la serie muestra a través de ellos no sólo lo que implicaba la hermandad o cómo perdieron la poca inocencia que les quedaba, sino también el daño irreparable que les provocó la guerra en todos sentidos. 

La otra forma de mostrar esto último es con el contraste tan exagerado entre la que era su vida por el día y durante la noche, donde tenían que recurrir a la bebida para afrontar la idea de que podrían morir al día siguiente y de que simplemente son peones que se sumarán al número de víctimas o los daños colaterales del coste de la democracia.

Quitando el hecho de que sea casi imposible no ser excesivamente patriótico con una serie de estas características, Los amos del aire sabe permanecer al borde de este abismo sin caerse ni llegar a simplificar el trasfondo del relato y siendo consciente al mismo tiempo de la importancia que tuvieron estos hombres a los que se les rinde homenaje.

Teniendo esto en cuenta, sólo queda por subrayar la manera en la que el reparto encaja a la perfección con el pedigrí que hay tras las cámaras con Tom Hanks, Steven Spielberg y Gary Goetzman. Después de escribir sus nombres en la historia de la televisión, han vuelto a regalarnos una épica y emocionante historia ambientada en la Segunda Guerra Mundial, en esta ocasión aprovechando los increíbles avances tecnológicos con los que contamos hoy en día.

Todo lo que aparece en pantalla forma parte de una epopeya excelsa y un espectáculo maravillosamente bien dirigido -gracias a Cary Joji Fukunaga, Anna Boden, Ryan Fleck, Dee Rees y Timothy Van Patten-, desde las inquietantes secuencias de dentro de las cabinas de los aviones a los frenéticos combates aéreos. Son imágenes que piden a gritos ser proyectadas en la pantalla más grande posible.

Podría no sorprender tanto como sus predecesores de HBO Hermanos de sangre y The Pacific, pero sí que sabe estar a la altura y mantener el tipo durante todo el vuelo. Y viendo que apenas acaba de estrenarse en enero, sólo queda esperar para ver qué otras alegrías nos depara el resto del año.