A John Carney (Dublín, 1972) no le importa que la segunda edad de oro de las comedias románticas se quedara en el cambio de siglo. El director y guionista de películas como Once, Begin again y Sing Street ha hecho del amor y la música la razón de ser de su obra. Su fascinación por la vida en las ciudades y cómo cambia a las personas completa el trío de ingredientes estrella de Modern Love, la antología romántica en la que ejerce como director, guionista y showrunner y que acaba de estrenar ocho nuevas historias en Amazon Prime Video.
La segunda temporada de la serie inspirada en la famosa serie de columnas de The New York Times seguirá ayudando a redibujar un concepto tan abstracto como el amor en los tiempos modernos con la ayuda de una serie de actores y directores invitados de lujo. Aunque John Crowley (Brooklyn), Marta Cunningham (Insecure), Jesse Peretz (Glow), Andrew Rannells (Girls) y la pareja formada por Celine Held y Logan George (Topside) se han estrenado en esta entrega de una marca destinada a seguir apareciendo en Amazon durante los próximos años, el irlandés se ha reservado tres episodios en el regreso de la serie.
El amor es uno de los temas estrella de tu carrera. ¿Qué fue lo que te llamó la atención de Modern Love para aparcar tus películas temporalmente y supervisar la serie?
Me gustaba la idea de intentar entender lo que quiere decir la expresión “amor moderno” para mí, personalmente. Quería saber por qué esas historias eran tan populares y por qué la columna tenía ese nombre. También me despertaba interés descubrir que provocaba en mí como el director y guionista que se tenía que encargar de adaptarlo y llevarlo a otro lenguaje. Lo que descubrí mientras desarrollaba la serie es que iba más allá de los personajes.
El amor en sí mismo no ha cambiado, es algo milenario, pero las ciudades en las que vivimos sí han cambiado nuestra forma de vivir y de relacionarnos con los demás. Lo que la vida pide de nosotros en una ciudad como Nueva York, Londres o Dublín ha cambiado nuestras experiencias. Y es de esperar que vivir en ciudades finalmente nos haga portarnos mejor con la gente, ser más abiertos con personas diferentes, ser más agradables, más cooperativos y enamorarnos de la gente, no solo porque nos atraen, sino porque nos conectamos a ellos de una manera diferente.
Para mí, una de las grandes historias de amor en la primera temporada fue la relación con la inquilina y el portero de su edificio. Es algo que no pasaría si no vivieran en una gran ciudad. Solo ahí existen estos edificios donde viven esa clase de porteros. A partir de ahí nacía un tipo de relación y amistad muy bonitos. En mi vida en Dublín he llegado a conocer gente a la que adoro y por la que me siento muy agradecido, pero a la que no hubiera conocido en otras circunstancias. Personalmente no hubiera escogido conocerlos, pero los conozco y me encuentro con ellos porque vivimos en una ciudad grande. Eso es lo que el amor moderno significa para mí. Eso es lo que me atrajo de la serie, la idea de explorar la vida en la ciudad y lo que ésta te exige.
La primera temporada tuvo una notable acogida. ¿Qué cambios y novedades querías incorporar en la segunda entrega?
Queríamos construir sobre el éxito de la primera temporada y lo que le gustó a la gente de la primera temporada. Queríamos escuchar al público y descubrir qué es lo que le gustaba a la gente y lo que no. Queríamos que fuera una serie que estuviera abierta a escuchar a su público de una manera que muchas otras series no pueden hacerlo porque siguen una fórmula concreta en todos los episodios, te gusten o no.
Pensamos que Modern Love podría ser la clase de serie que podía cambiar un poco de una temporada a otra. No siempre tenía que ser una historia de amor ambientada en Nueva York. Podría ser una historia sobre lazos familiares en Brasil. O estar ambientada en cualquier parte del mundo. No tenía que tratarse de una estética en particular o un tipo de estilo de vida concreto. Esa es realmente lo que descubrimos haciendo la primera temporada. Podríamos tener spin-offs de la serie en lugares realmente diferentes.
Eres el showrunner de la serie, pero es una serie en la que participa mucha gente. ¿Cómo funciona por dentro Modern Love?
Modern Love es muy colaborativa. No es una serie al uso. En muchas series la toma de decisiones acaba en el showrunner. Aquí no. Entre Amazon, los productores, el New York Times y a menudo los propios actores trabajamos para sacar adelante una serie que conecta con una audiencia grande. No porque sea muy generalista, romántica, divertida o entretenida, sino porque es algo que la gente podría necesitar o disfrutar. Nos hemos acostumbrado tanto a la televisión como algo que puede entretenerte o incluso anularte, que hemos olvidado el poder que la televisión llegó a tener la primera vez que apareció en la vida de la gente. Es algo que pasó en Irlanda, por ejemplo. La televisión fue una ventana al mundo para un país católico como nosotros. Fue una forma muy interesante y poderosa de mostrar diferentes culturas, diferentes formas de amar y diferentes voces. En Irlanda mucha gente se educó gracias a la televisión. Probablemente más que gracias a los periódicos o los libros.
No quiero hacer afirmaciones demasiado grandilocuentes sobre esto. Modern Love sigue siendo una serie divertida y romántica, pero mi sensación como showrunner es que la serie debería ser útil para la gente. Si has roto con tu pareja o estás triste o solo o te estás cuestionando cosas, puede haber algo en estos episodios, en estas interpretaciones, en estos diálogos, que podría conectar contigo y ayudarte con algo. Todo eso ya estaba en la columna original. A mí me encanta escuchar las historias de los demás. Me sirven en el día a día y a superar la pérdida, el amor, la conquista y la tristeza. Me han ayudado a tener hijos y a cuidar de ellos. Queríamos incorporar esa clase de relatos a una serie sin necesidad de hacer un culebrón. Me gusta que las series, y no solo las noticias, nos cuenten cosas del mundo.
¿Cómo se eligen las historias que se cuentan en Modern Love?
No es difícil encontrar nuevas historias porque la columna del New York Times se sigue publicando y estos relatos se renuevan solos. Siempre tenemos material nuevo. Este año teníamos más historias que queríamos hacer que en la primera temporada. Seleccionamos 15 o 20 historias que nos encantaban y a partir de ahí fuimos reduciendo el número con las que más nos llamaban la atención. Si nos saliéramos con la nuestra con Amazon, haríamos 20 episodios al año.
No nos faltan las historias que nos encanten, pero estamos intentando hacer una temporada coherente. Sentimos que cada temporada debería tener sus propias cualidades únicas. La temporada tres será un poco diferente de la temporada dos, que a su vez es algo diferente de la temporada uno. No siempre tienen que ser relatos románticos, también se puede retratar otra clase de amor y forma de conectar en el mundo moderno.
Soy un firme creyente en la necesidad de conectar con alguien, la importancia de compartir tu vida con alguien y llegar a compromisos en lugar de limitarte a ser tu propia persona.
La serie representa diferentes personajes e historias de amor desde una realidad muy concreta, pero la serie llega a diferentes lugares del mundo y tipos de culturas. Es posible que no todo el mundo esté a favor de tu punto de vista. ¿Es algo que tienes en mente haciendo la serie?
¿Te refieres a que cultural o políticamente alguien puede responder negativamente a estas historias? Déjame que lo piense y te responda honestamente. Creo que la gente que vea algo que no entienda o que sienta ajeno puede aprender algo sobre ellos mismos. Si es así, sería mejor para ellos. Siempre es mejor cuando uno acepta que existen diferentes formas de amar en el mundo. Incluso si ellos personalmente no tienen una inclinación por esa expresión particular de amor. Si permiten que ese amor se exprese en su cultura, siempre serán mejores personas. Es mejor escuchar e incorporar a nuestras vidas cualquier forma de amar que intentar prohibirla o negar su existencia.
Este año escribes dos episodios y diriges tres de ellos. ¿Cómo decides con cuál te quedas cada temporada?
Eran historias con las que sentí una conexión personal y sentí que podía ofrecer algo de mi experiencia y visión. Eso ha sido generalmente lo que ha determinado cómo han avanzado las cosas en esta serie. Me gusta que los directores o guionistas encuentren una relación personal con cada historia. Esta temporada escribí dos episodios [el otro es obra de su hermano, Kieran Carney] y dirigí tres. Me llamaron la atención personalmente. Uno es una comedia romántica ambientada en un tren, con referencias a Alfred Hitchcock pero desde un punto de vista romántico. El otro es una historia más dramática sobre la pérdida y la tristeza, y el último es la historia de un matrimonio que vuelve a unirse después de su divorcio, hasta que una crisis de salud pone en peligro el futuro de la familia.
En cada episodio cambias de actores. ¿Cuál es el desafío como director?
Sentía que cada capítulo era como una minipelícula. Cada vez te enfrentabas a nuevos actores, una nueva historia y nuevas localizaciones. Tenías que empezar de cero con cada episodio. Es un desafío divertido, pero es un buen desafío. Es una gozada poder estar trabajando con alguien como Minnie Driver durante dos semanas y tener un tipo de experiencia con ella. La conoces y descubres una actriz fenomenal con un pasado y una trayectoria que le influyen en cómo se enfrenta al trabajo. Dos días después empiezas a trabajar con Kit Harington y Lucy Boynton, y el proceso es completamente diferente. En una película tienes varios meses para conocer al equipo y trabajar con ellos. Aquí es como si estuvieras haciendo ocho películas en un breve espacio de tiempo en el que tienes que afilar tu talento para la diplomacia y la dirección. Tienes poco tiempo para contar una historia con un reparto que va cambiando. Es un ejercicio muy interesante y aprendes mucho. Modern Love es una serie en la que aprendes y vives muchas cosas.
La televisión es una forma muy interesante y poderosa de mostrar diferentes culturas, diferentes formas de amar y diferentes voces. En Irlanda mucha gente se educó gracias a la televisión. Probablemente más que gracias a los periódicos o los libros.
Modern Love habla de todo tipo de amor. ¿Cuál es la mayor locura que has hecho tú por amor?
Es una pregunta divertida. He hecho muchas estupideces. Salir a conducir por la noche mientras escucho música pop e intento descubrir por qué alguien no me ha querido como yo sí lo hacía, superar una ruptura… Soy un firme creyente en la necesidad de conectar con alguien, la importancia de compartir tu vida con alguien y llegar a compromisos en lugar de limitarte a ser tu propia persona. Me parece bien que haya gente que prefiera vivir así, pero a mí me estimulan más los desafíos de comprometerte con alguien y me han convertido en una persona mejor. Ser auténtico con una persona e intentar que las cosas funcionen a pesar de todo, enfrentarte a ello desde diferentes perspectivas, es algo que merece la pena el esfuerzo y el sacrificio.
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