A lo largo de las 11 temporadas que duró Modern Family, todos nos encariñamos de la divertidísima Gloria Pritchett, el personaje al que interpretaba Sofía Vergara en la serie de ABC. La serie terminó hace unos años y la actriz regresa a la pantalla con un personaje completamente diferente: el de Griselda Blanco, una mujer conocida como 'madrina de la cocaína' y la única persona a la que Pablo Escobar llegó a temer alguna vez.
Para este nuevo papel, que será su primer personaje dramático, Vergara cambió radicalmente de registro tanto a nivel interpretativo como a nivel físico, implicándose por completo en la serie que estrena Netflix el 25 de enero. En concreto, pasó a ser una mujer que fuma empedernidamente, que golpea con un bate y que empuña una pistola. "Todo mi enfoque era que la gente no viera a Gloria Pritchett", dijo Vergara en una entrevista.
La actriz contó sobre Griselda que "era una mujer colombiana de los años 70 y 80 que realmente se hizo cargo del negocio del narcotráfico, no sólo en Colombia, [sino] también en Estados Unidos". También reconoció: "Quiero decir que yo, como mujer, estaba fascinada: ¿Cómo se volvió aún más despiadada, más horrible que cualquier hombre?".
En realidad, Blanco fue una de las primeras narcotraficantes que transportó la cocaína a la población estadounidense. La apodaban 'Viuda Negra' y se rumoreaba que había ordenado la muerte de cientos de personas. "Cuando pensé en Griselda, quería que fuera como Tony Soprano. Quería que fuera un personaje al que la gente no odiara, aunque fuera mala", reconoció Vergara.
Para dar vida al personaje, la actriz recordó que llegó a cambiar su forma de caminar, hablar y hasta su aspecto físico. De hecho, usó prótesis para modificar su apariencia y la forma de su nariz, dientes y cejas. "Quería desaparecer", expresó en una entrevista reciente.
Los retoques físicos
El proceso a la hora de dar vida a un personaje como el de Griselda fue largo y complejo y Sofía Vergara ha llegado a contar qué tipo de retos tuvo que asumir para meterse en la piel de esta mujer casi literalmente.
"Nada más empezar la jornada, tenía tres horas de maquillaje para la caracterización del personaje y una hora más al finalizar para quitármelo todo", contaba la actriz de la serie de Netflix, que será su primer dramático y el primer papel en español de su carrera.
Este proceso de maquillaje requería muchos cambios, desde tener llevar una dentadura postiza o ensanchar su nariz, a tener que ponerse una peluca y otros detalles postizos. Todos ellos la llevaron a tener un aspecto casi irreconocible, pero también más parecido a la Griselda Blanco de verdad.
"Acostumbrada a verme bonita, una de las cosas que me ha resultado más difícil es transformar mi físico”, expresó Vergara. Sin embargo, también reconoció que fue un reto que asumió sin problemas y siendo consciente del trabajo que le supondría.
"Es un personaje muy violento y una de las cosas que me sorprendió, porque no estaba acostumbrada, es que me llevaba a casa toda esa tensión", recordaba la actriz, contando también que "tenía que estar fumando todo el rato, metiéndome coca y disparando”. Aunque después aseguró: No he fumado en mi vida, me enseñó Andi [Andrés Baiz, el director] y a meterme coca también”.