Leticia Dolera: "La religión y el patriarcado van de la mano"
La actriz, directora y productora presenta 'El fin del amor', adaptación de la novela homónima de Tamara Tenenbaum sobre una judía ortodoxa que rompe con la tradición para ser libre.
1 noviembre, 2022 01:21Nunca la encontrarán allí donde el lenguaje se corroe para mantener las estructuras patriarcales. Ella misma se autocorrige en cierto punto de la entrevista. "Micromachismo", espeta, consciente de que incluso los soldados más fieles a un ejército de ideas continúan empleando de forma inconsciente aquellas desterradas. Leticia Dolera (Barcelona, 1981) se entiende bajo muchos conceptos, pero no se explica sin el feminismo, que vertebra su vida, su lenguaje y sus proyectos audiovisuales.
Su Vida Perfecta ganó el premio a mejor serie en Cannes y ahora dirige los dos primeros episodios de El fin del amor, la adaptación audiovisual del libro homónimo de Tamara Tenenbaum. La escritora, una joven judía, filósofa y mito generacional del feminismo en Buenos Aires, comienza a replantearse si todo aquello que la libera la oprime de forma simultánea. Su historia se traslada ahora a la pantalla.
"El fin de cualquier cosa, aunque implique un desgarro, un dolor o una necesidad de negación, es un proceso de crecimiento", indica Dolera a EL ESPAÑOL. Con Lali Expósito interpretando a la protagonista, la serie que adapta Amazon Prime Video se convierte en un ejercicio de disputa entre lo que queremos ser, lo que la familia quiere que seamos y lo que la sociedad y las normas que la definen opina que deberíamos ser. "Enfrentándote al duelo tocas teclas, descubres partes de ti que da miedo tocar, pero que implican conocerte mejor", añade.
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El amor es el gran tópico de una sociedad que ha reemplazado el contacto por la atención. Todos conocen la ruptura de cerca, ya sea con amigos o con la pareja, por experiencias propias o por historias ajenas que copan la tertulia de un sábado en una terraza de un bar. Aplicaciones para ligar, mensajes por Instagram, reacciones con emoticonos caducados… Las cosas del querer, como dirían Ángela Molina y Manuel Bandera, continúan siendo un quebradero de cabeza.
"Las redes sociales y las pantallas nos llevan a la desconexión", argumenta la directora. "Lo que parece que te conecta, en verdad te desconecta", añade. Las nuevas generaciones viven un amor desesperanzado a la vez que desenfadado. Atrás queda la idea de la monogamia, esa palabra de la que sale polvo cada vez que alguien la enuncia. El catálogo es más amplio, pero el desconcierto, si cabe, mayor. "Es peligroso basar las relaciones en un intercambio a través de los píxeles de una pantalla". Dolera aboga por el contacto, "oler y poder tocar al otro", pues considera que todo lo tecnológico "es un arma de doble filo".
El combate entre el feminismo y el amor romántico
Si la pandemia privó durante más de un año de estar en contacto cercano con los otros, el retorno a la normalidad acrecentó la necesidad de intimidad. Sin embargo, la confusión generacional en torno a las relaciones aumenta. Nadie entiende nada, muchos prefieren no indagar. Unido a un legado feminista, el cóctel molotov es de dimensiones considerables.
"Como mujeres feministas no sabemos qué hacer realmente con el amor", argumenta Dolera. La directora considera que hay un choque de intereses entre la teoría y el contexto sociocultural que la empapa. "Gracias a todas las teóricas que analizaron el amor y que nos dieron herramientas e ideas, pero por mucho que sepas eso, has generado el imaginario sociocultural de tu entorno", explica.
"Es peligroso basar las relaciones en un intercambio a través de los píxeles de una pantalla"
La directora se interesó por la serie porque abraza una "contradicción". Tal y como narra Tamara Tenenbaum en El fin del amor, el contexto judío ortodoxo con el que creció vertebra su discurso como mujer, aunque para ella los preceptos morales heredados no sean universales o válidos para explicar su presente. Dejar la religión la convierte en una mujer "libre", pero una vez que da ese primer paso de romper con lo establecido, comienza a plantearse discursos que también brindan inseguridad a cómo se relaciona con su pareja, sus amigas o su entorno. "El relato también te construye", incide Dolera.
"La protagonista es una filósofa feminista que habla de libertad, pero ella no se siente así en su día a día", explica. "¿Qué es sentirse libre?", se pregunta. "Para poder experimentar la libertad necesitas romper con unas estructuras que, previamente, te han oprimido". Aunque rompas un plato, todavía queda un vaso por destruir. "¿No te vas a ver en otras estructuras nuevas donde también vas a encontrar opresión?", prosigue. Dolera considera que en esa oposición se encuentra la verdadera naturaleza humana, la raíz de la madurez y del crecimiento.
La religión como opresión y sostén
Dolera pide que en la entrevista se escriba la palabra vagina, regla, sangre. "Dejemos de usar metáforas para no nombrar según qué". El primer episodio de El fin del amor pone sobre la mesa el planteamiento contradictorio entre la pureza de la religión y la pasión carnal que ésta relega a la intimidad más pura. "Las religiones son opresivas y para la mujer más", incide. "La religión y el patriarcado van de la mano".
Tamara Tenenbaum muestra su universo interior en una escena clave para entender el resto de la obra, y por ende la serie. "Cuando la mujer tiene la regla no puede estar con el marido, no puede tener contacto con la sangre, con el líquido", explica Dolera. "Ella viene de que su pareja le haya hecho una paja con la regla y se ve cómo él tiene sangre de la vagina en su mano", una imagen que rompe de lleno con su herencia ortodoxa, con su infancia y con la noción de mujer exigida por su entorno.
"¿Hacer una locura por amor es tener una relación estable? Quizá estamos diciendo que nos da miedo el compromiso"
Sin embargo, uno de los puntos interesantes de la ficción de la escritora argentina es abrir la veda de que, aquello que te oprime se convierte, por ende, en amparo. "Ella ve la religión como algo opresor y opresivo, pero también te sostiene", explica Dolera. Lo que Tenenbaum "negó, despreció y rechazó" a otras personas les brinda "herramientas para ser feliz".
Entre teorías y prácticas de todo aquello que construye y rodea al individuo, son las acciones las que determinan su carácter. No en vano, el concepto de amor romántico sigue rondando incluso en las cabezas que se han sumergido en los libros que lo refutan. ¿Ha perdido la sociedad la capacidad de hacer una locura por amor, o por el contrario, ahora es más propensa a mostrarse vulnerable?
"Tendría que entender qué es hacer una locura por amor, ¿tener una relación estable?", se pregunta irónica. Para ella no cabe duda. "El compromiso más férreo es el que se basa en la libertad".