Shaun Murphy y Lea Dilallo por fin son marido y mujer. Después de una temporada preparando el camino y poniendo a la pareja un obstáculo tras otro, The Good Doctor celebró una boda en sus propios términos y rodeados de sus seres queridos. La felicidad no duró demasiado, sin embargo: David Shore decidió sorprender a la audiencia con un brutal cliffhanger que dejará a los fans de la serie con un sabor agridulce.
Empecemos por las buenas noticias. Shaun y Lea cerraron la trama horizontal más importante de la temporada, y quizás de toda la serie: una historia sentimental que demuestra que el protagonista puede tener una vida tan plena como cualquiera a pesar del autismo. The Good Doctor es una historia sobre la esperanza, como ha dicho en varias ocasiones su creador, pero los guionistas han vuelto a sorprendernos exprimiendo con interesantes resultados narrativos la vida romántica de su protagonista.
En la temporada 4, la serie se atrevió a explorar la ilusión de un embarazo inesperado que viraba a la tragedia cuando un problema de salud del bebé hacía imposible que el feto llegara a término. Su continuación decidió mirar atrás y revisitar desde una nueva perspectiva uno de los momentos más impactantes y narrativamente conflictivos de la serie: la conversación en la que Lea confesaba que no quería ser novia de Shaun porque era autista.
En su tercera entrega, The Good Doctor puso sobre la mesa una pregunta que muchos se estaban haciendo desde casa: ¿cómo funcionan los prejuicios y los miedos en una relación entre una persona neurodivergente y una neurotípica? El dilema volvió en el momento menos esperado, cuando Shaun y Lea acceden a participar en un reality show especializado en bodas atípicas con dos objetivos en mente: que la boda les salga gratis y que el mundo vea que otro tipo de amor es posible.
La trama del programa dentro de la serie sirvió para insuflar nueva vida al formato y volver a explorar un episodio tan desagradable como humano en la relación entre Shaun y Lea. La habilidad de los guionistas para mantener el interés en la trama romántica principal de la serie durante cuatro años sin abusar de triángulos románticos (que casi nunca van a ninguna parte) o giros innecesarios es digna de aplaudir y una sorpresa considerando que Lea casi siempre se ha movido en los márgenes del universo narrativo de la ficción.
El siguiente paso natural para The Good Doctor es mostrar cómo Shaun, una persona marcada por su traumática relación con su familia, se enfrenta a la paternidad. Como ya es habitual en la serie, el autismo es uno de los factores que marcan el camino de su protagonista, pero no el único.
El protagonista casi total de la trama de la boda en la segunda mitad de la temporada de la boda de Shaun y Lea ha contrarrestado la gran apuesta de The Good Doctor en su primera mitad por la trama de los nuevos dueños del hospital. La inclusión de la controvertida figura de Salen (un personaje juguetón que Rachel Bay Jones afrontó con una mirada refrescante e irónica, pero nunca resabiada) fue un revulsivo narrativo, aunque su apresurado cierre dejó un mal sabor de boca.
Con todo lo que habíamos visto en su arco de diez episodios, no tiene sentido alguno que Salen tire la toalla tan rápido cuando descubre que hasta Andrews, su pareja, está en contra de su gestión. El cierre de la historia no estuvo a la altura de lo construido hasta entonces.
La celebración de la boda trajo de vuelta a Claire después del abandono voluntario de la actriz Antonia Thomas al final de la cuarta temporada. Cuando anunció su marcha, la inglesa insistió en que se había ido en buenos términos y que no tendría problema alguno en regresar a la serie en el futuro. No ha habido que esperar demasiado para reencontrarnos con el otro corazón de The Good Doctor.
Además del reencuentro con su mejor amigo, el guion recuperó el (supuesto) talón de Aquiles que siempre persiguió a la doctora durante sus años de formación: su bondad y empatía con los pacientes. Audrey Lim, compañera de duelo tras la muerte de Neil Melendez, puso en duda que tuviera lo que hay que tener para ocupar una posición de liderazgo al frente de un departamento tan competitivo y complejo como el de Cirugía.
Ese conflicto sirvió para enlazar con el gran giro final de la temporada de The Good Doctor, una serie que históricamente ha huido de esa clase de fuegos artificiales más propios de Anatomía de Grey: la salvaje agresión que sufrían Audrey y Villanueva a cargo de la violenta expareja de la enfermera mientras el resto del hospital celebra en otra planta la boda de Shaun y Murphy. Aunque los guionistas habían preparado el camino a ese final durante los últimos episodios, sorprende que el giro trágico recuerde tanto a uno de los momentos más chocantes de un clásico como Urgencias.
En los últimos instantes de la sexta temporada de una serie que está a punto de llegar a HBO Max, el adjunto Carter y la residente Lucy eran brutalmente atacados por un paciente en similares circunstancias. Mientras los trabajadores del County General de Chicago celebraban una fiesta de San Valentín, los dos médicos eran apuñalados por un paciente que no quería estar en Urgencias. Horas antes Carter y Lucy habían discutido por el tratamiento de su futuro agresor, dejando una sensación de tensión entre los dos.
Cambiando unos detalles mínimos (el agresor pasa de ser una expareja a un paciente y los motivos por los que hay tensión entre las dos víctimas son distintos), el concepto es sorprendentemente similar. Está por ver cómo resuelven Shore y compañía el giro, pero (asumiendo que el personaje no perderá la vida en el ataque) sorprende ver a una serie tan luminosa como The Good Doctor dando un trauma tan fuerte a Lim poco después de recuperarse del trastorno de estrés postraumático que sufrió después de lidiar con la crisis del coronavirus.
El final de This is us tras seis temporadas ha dejado a The Good Doctor como el último gran fenómeno de la ficción generalista en activo. A pesar de que la serie médica ya ha pasado su ecuador y de los inevitables altibajos de una ficción que tiene 94 episodios a sus espaldas en un momento en el que la audiencia prefiere historias más cortas, Shaun Murphy sigue siendo un motivo más que suficiente para volver a visitar el San Jose St. Bonaventure el próximo año.
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