Abrir las redes sociales de Lourdes García es una ceremonia compleja. Uno se encuentra con un perfil casi pornográfico, de bikinis minúsculos y atributos descomunales. La pantalla emite un perfil especialmente llamativo de tatuajes y retoques estéticos que interpela al espectador como un imán. Te gusta o te genera rechazo.
Porque en esas fotografías se refleja a una mujer imponente. Alguien cuyo físico es diferente, chocante. Y no es fruto del azar: Lourdes García lo ha hecho a consciencia. Esta joven de 31 años lleva tiempo dedicada a cuidar esa imagen rompedora que, según ha admitido, levanta murmullos y desvía las miradas.
Es lógico: Lourdes García suma unos 3.500 centímetros cúbicos en cada pecho. Siete kilos de peso. Es la que tiene esa parte anatómica más grande de España. Calcula que habrá unas 10 personas en el mundo que hayan alcanzado ese volumen. Ella pretende superarlo: su trayectoria en el quirófano no ha terminado, según avisa: ya lleva 20 operaciones y más de 100.000 euros gastados.
Pero llegar a esta figura no ha sido algo inmediato. Ha necesitado un largo recorrido, críticas y mucha fuerza de voluntad. Vayamos a lo primero. Tal y como ha contado en algunos medios, Lourdes García tuvo una revelación a los siete años. Entonces, en su casa de Cartagena, la localidad murciana donde se crio, vio en la televisión su sueño. En el programa Crónicas Marcianas, de Xavier Sardá, apareció Sabrina Sabrok, sex symbol de los noventa que se caracterizaba por utilizar sus senos como reclamo en su faceta musical o de cine para adultos.
García se quedó hipnotizada. Esa potencia corpórea, acompañada por el estilismo entre kink y pin up de tacones y cuero, le dio un vuelco: a la pequeña Lourdes, una chica normal de la costa levantina, que en la adolescencia posaba con melena rubia y amplios aretes, sufrió un desdoble de personalidad. Mientras en sus facetas cotidianas era una joven que estudiaba y buscaba trabajo en diferentes sectores, en su interior se forjaba Lurcifera, la bestia que ha terminado desarrollando.
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Lurcifera era alguien atrevido, diferente. Lourdes García era una chica que se empleaba por la mañana de auxiliar de enfermería o de técnica de educación infantil. Su alter ego era una mujer que empezaba a contemplar las opciones del bisturí y a participar en espectáculos. Al rato, vio que sus ingresos eran mucho mayores con esta última faceta: sacaba más dinero en bailes privados o clubes que en las otras ocho horas de jornada laboral.
"No estuve mucho porque ganaba más en despedidas de soltero. Además, me hacían taparme hasta el cuello, no solo por el pecho, que ya era grande, sino por los tatuajes. En España hay muchos prejuicios", explicaba en un reportaje del diario El Mundo, donde se consideraba una mujer "fuerte" que había sufrido acoso en el colegio y que había aprendido a defenderse. Lourdes García enfatizaba el apoyo de sus familiares y amigos, así como su estilo espinoso, de tachuelas, tatuajes y pinchos.
Y pegó el salto definitivo. Lourdes García se fue desdibujando en Lurcifera. La obsesión por el pecho la llevó al quirófano. Más de una vez: para llegar a su tamaño no valen con implantes más corrientes, sino que hay que recurrir a extensores musculares y de piel y a inyecciones con suero para ir dilatando. Ya no existen, matizaba, prótesis de más de 1.000 centímetros cuadrados. No han sido las únicas. Lleva unas 20 intervenciones y se ha dejado más de 100.000 euros en cirugías, como ha confesado en varios programas: EL ESPAÑOL se ha intentado poner en contacto con ella a través de diferentes canales y a lo largo de varias semanas, sin éxito.
Aparte de los senos, se ha hecho un lifting de labio (que consiste en cortar un trozo de piel entre la nariz y la boca para levantar la parte superior), la nariz de Barbie (con menos puente y afilando la punta), una cantopexia para rasgar los ojos y otros lifting, esta vez de cejas y de pómulos. Sus pasos por la camilla no siempre han salido bien. En casi todas las operaciones ha tenido una recuperación normal. Pero en los últimos meses ha tenido que pasar cuatro veces por quirófano.
"Casi pierdo el pecho, tuve una infección muy grande y estuve a punto de no contarlo", relataba en el periódico mencionado, acusando al cirujano por una negligencia. En otra ocasión, la presión de las prótesis le obstruyó la circulación de la sangre y el tejido se empezó a necrosar. También se le abrió otra y el pecho se le llenó de llagas. "Me afectó mucho psicológicamente, pero el cirujano me hizo otra intervención en la que pudieron reconstruir el pecho, aunque no quedó bien", puntualizaba.
Tuvo que esperar para ponerse implantes de nuevo y operarse para recuperar la simetría. En realidad, en el pecho lleva seis operaciones. Empezó con prótesis desde los 18 años, que introdujo 500 centímetros cúbicos. Después ha tenido que buscar alguien que la tratara: existen pocos cirujanos en el mundo que hagan este tipo de intervenciones. "Soy consciente de los riesgos, desde necrosis hasta asfixia y problemas de espalda. Ahora mismo llevo siete kilos extra entre los dos pechos", señala.
Para soportar la carga, en casa siempre lleva un corsé postural y para dormir utiliza un colchón con un hueco para colocar el pecho. Además, Lourdes García reconoce que le cuesta llevar a cabo acciones cotidianas como atarse los cordones y que el proceso para remodelar su cuerpo ha sido tortuoso. "Tengo tres recambios de implante de glúteos y tres lipotransferencias. Para ello tuve que engordar y así tener grasa que extraer e introducir en zonas como las caderas", apuntaba. "Encima, la primera vez que me operé esta zona el implante de los glúteos se me abrió y tuve que estar en cama tres meses bocabajo", añadía.
Una experiencia que no le ha hecho parar. "Estoy mirando en Estados Unidos para ponerme prótesis de glúteo a medida para dar más volumen y, en cuanto al pecho, me gustaría alcanzar mi límite que son los 4.000 centímetros cuadrados. También me quiero quitar las costillas, que en España no se hace y como es una operación complicada, quiero buscar a alguien con buenas referencias", comentaba en la charla.
Críticas y amenazas
Sin embargo, no todo es un camino de rosas. Tener ese impactante físico le ha forjado un nombre en páginas de contenido erótico como Onlyfans, de donde saca la mayor parte de sus ingresos -"hay mucho fetichista", justifica-, pero también ha sido repudiada socialmente. Sobre todo, después de aparecer en programas de entretenimiento narrando sus elecciones o su enganche a personajes de cómic como las vampiresas o Jessica Rabbit.
"Me convertí oficialmente en la mujer con el pecho más grande de España", anotaba sobre su paso por los platós, "pero un montón de mujeres empezaron a escribir cosas horribles sobre mí en la página del programa". Lourdes García enumeraba frases como "ojalá te mueras en el quirófano", "esta chica es mierda que no sabes ni a qué contenedor arrojar" o hasta quien le decía que si se cruzaba con ella, la atropellaría.
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Opiniones que le afectan, pero que intenta pasar por alto. Para eso evita la exposición mediática o refugia en sus fans y en su pareja, a la que llama "guerrrero" y con quien posa en sus redes. "No puedo expresar con palabras cuánto significas para mí y cómo has llenado mi vida de luz. Mi rey, todo mi mundo, te amo y te amaré hasta que mis huesos se conviertan en polvo", escribía en su última publicación.
También saca los colmillos, alargados como los de un chupasangre, o muestra sus loas en tinta a Satán. Esas que impactan al verlas en la pantalla, pero que provocan comentarios de "Diosa" o de asombro: "Wowwwwww".