El marido de Silvia murió en un accidente laboral y en 449 días no se investigó : "Solo recibí la carta de archivo del caso"
Eduardo Muñoz Simó, abogado de Silvia, ha presentado un recurso a la Audiencia Provincial de Madrid: "No se ha hecho nada durante más de un año hasta que el juzgado lo ha archivado. Es un caso sangrante".
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Silvia no puede quitarse de la cabeza la primera notificación que recibió del Juzgado de Instrucción número 1 de Navalcarnero, porque también fue la última, ya que le informaba del "sobreseimiento provisional" y del "archivo" de la investigación abierta por el siniestro laboral que le costó la vida a su querido esposo: Antonio, un reputado mecánico que llegó a trabajar para la Volvo y que era padre de dos princesitas.
"Cuando recibí la primera carta del juzgado, pensé que era una citación para ir a declarar, pero era el archivo de la investigación por la muerte de mi marido", tal y como denuncia Silvia, auxiliar de ayuda a domicilio, afincada en la localidad madrileña de Villa del Prado. "La única carta que he recibido del juzgado ha sido el archivo del caso", insiste. "Me quedé en blanco, sentí rabia, frustración...".
Tales sentimientos de "impotencia" se deben a que Antonio murió aplastado por la cabina de un camión frigorífico, con solo 40 años, dejando atrás a una viuda desconsolada y a dos niñas pequeñas, pero en 449 días el juzgado no ha ordenado ni una sola diligencia judicial para investigar este trágico accidente laboral, ocurrido un martes 29 de agosto de 2023 y que se terminó archivando un 20 de noviembre de 2024.
"El juez se llevó el sumario del caso a su casa: no entiendo nada. ¿Es que en España los jueces se llevan los casos que tienen que investigar a su casa?", pregunta molesta Silvia Georgeta Suteu (Rumanía). "Yo solo quiero que el juzgado investigue la muerte de mi marido, para ver si hay que depurar alguna responsabilidad legal en un juicio".
Por este motivo, Silvia ha cambiado de abogado, contratando a Eduardo Muñoz Simó, para luchar contra el archivo de la investigación judicial por la muerte de su marido. "Al no haberse acordado ninguna diligencia en el plazo de instrucción establecido legalmente, hemos planteado un recurso ante la Audiencia Provincial que se respalda en la indefensión de mi clienta", tal y como avanza el letrado de Simó Abogados Penalistas. "Estamos ante algo insólito".
- ¿Por qué considera como letrado que ha sido insólita la actuación del Juzgado de Instrucción número 1 de Navalcarnero?
- Eduardo Muñoz Simó: Nunca he visto que desde el primer acto de incoación de una investigación judicial no se solicite ni una sola diligencia, como por ejemplo, lo mínimo que se suele hacer en un accidente laboral con un trabajador fallecido y que consiste en que el juzgado haga un ofrecimiento de acciones legales a la familia del difunto o cite a declarar a alguien de la empresa. Pero no se ha hecho nada durante más de un año hasta que el juzgado lo ha archivado. Es un caso sangrante.
Todo ello, a pesar de que existe un informe de 255 páginas, realizado por la Unidad de Policía Judicial que se desplazó - el martes 29 de agosto de 2023- a la finca agrícola Villa Julia Carpe Diem. Allí, Antonio murió aplastado por la cabina de un camión frigorífico, modelo Scania, y los agentes de la Guardia Civil arrancan así sus pesquisas: "Atestado instruido con motivo de un accidente laboral, con resultado de fallecimiento, e investigación de dos personas, como autores de un delito de homicidio por imprudencia en la localidad de Villa del Prado (Madrid)".
Aquel trágico martes, un fuerte estruendo fue la antesala de la llamada que recibió el Instituto Armado a las 15.55 horas. Cuando los agentes llegaron a la finca se encontraron a cuatro personas: una de ellas, era Luis Manuel, jefe de la empresa para la que Antonio trabajaba de mecánico, y los otros tres, eran compañeros de faena. Este trío de empleados relató que vieron a Antonio usando"dos o tres gatos hidráulicos", para reparar un camión que tenía reventada la balona de suspensión de la rueda delantera izquierda y un fallo en el cuadro de instrumentos de la válvula APS.
"Estas personas manifiestan en el lugar, que el fallecido se encontraba trabajando, cambiando una rueda del camión frigorífico de la marca Scania, el cual tenía suspendido con tacos de madera, a modo de calzos. Estos calzos de madera cedieron, y la cabeza tractora del camión cayó sobre el torso y la cabeza de Antonio, atrapándole por aplastamiento", según recoge el atestado. "Los trabajadores intentaron auxiliarle, logrando rescatarlo de los bajos de la cabina del camión, tras levantarla con un tractor con dos palas y un gato hidráulico. Posteriormente, le practicaron una RCP hasta que llegó la Policía Local". Pero el pobre Antonio Ariel Jaita Huaquipa (Bolivia) ya había fallecido de un politraumatismo por aplastamiento.
"En el atestado de la Guardia Civil, figuran dos personas como investigadas que ni siquiera fueron citadas a declarar en el juzgado", según critica el abogado Eduardo Muñoz Simó, en alusión a los nombres que aparecen en el extenso atestado de la Policía Judicial: Luis Manuel P. P., dueño de la empresa donde se produjo este siniestro laboral, y Javier D. C., el jefe de tráfico que supuestamente le encargó Antonio que reparara el camión Scania, para cargar un porte de uva en la finca agrícola Villa Julia Carpe Diem, con destino a una bodega de Sacedón.
"A mi clienta, solo le pagaron algo más de 6.000 euros por la muerte de su marido: es un disparate", apostilla el letrado. Pero a Silvia no le importa el dinero, lo que le duele es ser una madre viuda con solo 35 años y con dos niñas a su cargo. "Le tuve que explicar a mis dos hijas que su papá había muerto y por aquel entonces, la pequeña tenía 6 años y la mayor, 11 años". "Aún no me he recuperado de la pérdida de Antonio".
- ¿Qué es lo que más le duele de su ausencia?
- Silvia: Nos quedaban muchos planes por hacer juntos. Nos conocimos en Madrid, en el año 2008, a través de la hermana de Antonio porque era amiga mía. Empezamos a ser novios después de haber mantenido una buena amistad y nos casamos en 2012. Luego nos compramos una casa en Villa del Prado en 2015. Antonio era chapista, pintor, mecánico... Hacía de todo en el mundo de la automoción porque se le daba muy bien y le gustaba mucho su trabajo. Era un auténtico manitas.
Tanto es así que su viuda recuerda que "trabajó muchos años en la Volvo" hasta que se mudaron de Madrid a Villa del Prado y empezó una nueva etapa laboral en la empresa donde unos meses después perdió la vida: Alta Palmera Properties. "Necesitaban un mecánico y dio la casualidad de que un amigo de Antonio trabajaba allí y lo propuso para el puesto".
Desde el primer minuto se ganó su nuevo empleo el bueno de Antonio: un inmigrante boliviano que aterrizó en España en el año 2008, motivado por el sueño europeo, deslomándose como pintor, hasta que empezó a hacer currículum como mecánico, prosperando en el mercado laboral madrileño. Aunque lo mejor estaba por venir, de la mano de la bonita relación sentimental que inició con Silvia, antes de darse el sí quiero, para formar una familia con dos hijas maravillosas.
- ¿Qué sabe del siniestro laboral que sufrió su esposo?
- Silvia: Aquel martes 29 de agosto de 2023, Antonio llevaba una mañana muy liada. Un camión se estropeó y él lo tenía que arreglar en la finca. Yo le empecé a llamar por teléfono porque tenía que venir a casa a comer con un compañero de trabajo, pero no respondía a mis llamadas. Entonces, me telefoneó su jefe [Luis Manuel] para decirme que mi marido había tenido un accidente, sin decirme que había muerto.
Yo quería ir a la finca agrícola, pero me citó en el servicio de urgencias del centro de salud, así que pensé que solo habría sufrido un accidente en el trabajo que le causó lesiones. Al llegar, el personal del centro me dijo que había muerto Antonio y yo me vine abajo. No sé lo que pasó. Solo me cuentan que estaba arreglando el camión y se le cayó encima.
A partir de entonces, comenzó un auténtico calvario judicial para esta ciudadana rumana, ya que contrató a un abogado para que se depurasen responsabilidades legales, por la muerte del padre de sus dos hijas, pero el Juzgado de Instrucción número 1 de Navalcarnero le dio carpetazo al siniestro laboral el 20 de noviembre de 2024. Tan duro varapalo judicial, después de 449 días de larga espera, no hundió a Silvia porque contrató a otro letrado, Eduardo Muñoz Simó, para recurrir el archivo.
"Tanto el juez, como el fiscal y el anterior abogado que representaba a mi clienta, podrían haber solicitado la realización de cualquier diligencia para investigar las circunstancias y las causas de la muerte de un trabajador honrado, pero nadie pidió nada", tal y como resume indignado el responsable del bufete Simó Abogados Penalistas. A nadie se le escapa que el colapso de los juzgados es un problema endémico de la Justicia española, pero lo cierto es que ni siquiera pidieron una prórroga acogiéndose al artículo 324 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
"La investigación judicial se desarrollará en un plazo máximo de doce meses desde la incoación de la causa. Si con anterioridad a la finalización del plazo, se constatare que no será posible finalizar la investigación, el juez, de oficio, o a instancia de alguna parte, oídas todas las partes, podrá acordar prórrogas sucesivas por periodos iguales o inferiores a seis meses", según expone el citado artículo 324, al que nadie se acogió.
- ¿Por qué motivo no se ha pedido una prórroga para no dejar morir la investigación?
- Eduardo Muñoz Simó: Hablamos de una dejadez que nos aboca a tener que plantear otras medidas.
- ¿Me puede poner ejemplos de esta aparente dejadez judicial?
- Se investiga una muerte acaecida en un centro de trabajo y el juzgado no sólo no ha acordado la práctica de ninguna diligencia de prueba, sino que yo, como letrado de la acusación particular, he tenido que presentar varios escritos para que nos facilitaran copia de las actuaciones, pero no recibía ni el sumario ni respuesta a mis escritos.
Incluso tuve que desplazarme personalmente desde la Región de Murcia hasta los juzgados de Navalcarnero, para preguntar por esta causa y a mis preguntas solo recibía respuestas evasivas. La más llamativa de todas era que el juez anterior se había llevado el asunto a su casa para resolverlo.
El letrado que ejerce la acusación particular de esta pobre viuda, enumera lo que hizo desde que Silvia le contrató para sustituir a su primer abogado: "El 7 de julio de 2024, solicité una copia del sumario, sin obtener respuesta del Juzgado de Instrucción número 1 de Navalcarnero; el 20 de septiembre, me desplacé personalmente para recoger una copia, pero no me la entregaron porque no el proceso no estaba escaneado; el 21 de octubre, volví a presentar un escrito advirtiendo de que seguía sin tener las actuaciones; también pedí un impulso a la investigación...".
- ¿Qué ocurrió con todas esas peticiones?
- Eduardo Muñoz Simó: No obtuve respuesta a nada.
De modo que el caso se archivó y a esta madre coraje le ha tocado recurrir a la Audiencia Provincial, para que reabra la investigación de la muerte de su marido, alegando que ha sufrido indefensión. Lo ha hecho contratando a un conocido penalista con despachos en Murcia, Águilas y Madrid, el cual aporta un mensaje de una persona vinculada a los juzgados de Navalcarnero, como una prueba que demuestra que Silvia no ha recibido un trato justo de la diosa con los ojos vendados:
"Estimados compañeros. El procedimiento no está digitalizado. La funcionaria es nueva y junto a otra buscan el procedimiento y no lo encuentran. Me comentan que probablemente se lo llevó la anterior juez y está para resolver. Esta juez hace casi un año que se fue y va trayendo expedientes y sentencias con cuentagotas". "Este juzgado es un caos".