"Hace dos años ya avisamos de que ese chico era conflictivo, lo veíamos en las calles caminando solo y venía a intentar pelearse con nosotros. La Guardia Civil y la alcaldesa lo saben desde entonces", explica un vecino de 22 años a EL ESPAÑOL frente a la casa donde habitó estos últimos días Juan Pérez, el asesino confeso de un niño de once años. En Mocejón, un pueblo de 5.000 habitantes a 15 kilómetros de Toledo, todas las sonrisas se borraron este domingo a las 9.30 horas cuando Mateo fue apuñalado por una persona que llevaba el rostro tapado.
En ese momento de parálisis fueron muchas las teorías y líneas de investigación abiertas por las autoridades policiales. "Es un suceso complejo, porque de primeras es muy difícil imaginar qué podría llevar a alguien a apuñalar once veces a un niño que está jugando con sus amigos", dijo a este medio uno de los investigadores en una conversación informal. El centro de operaciones de la Guardia Civil se ubicó, entonces, en el mismo lugar donde se produjo el crimen: el Polideportivo Ángel Tardío.
Sin embargo, ya al mediodía de este lunes todas las búsquedas se centraron en un joven de 20 años, vecino de Mocejón, a quien algunas cámaras próximas y señales telefónicas le hacían el sospechoso principal. Había quedado en ese momento descartada la línea de investigación que hablaba de una supuesta huida en coche —esta se desmintió tras ser localizado el vehículo— y quedaron todos los esfuerzos centrados en la que afirmaba que el asesino tendría que conocer bien el pueblo. "El asesino sabía entrar al polideportivo por uno de los huecos que hay en la valla, por lo que tiene que ser de aquí", dijeron fuentes vecinales el pasado domingo.
"¿Por qué no lo ingresaron?"
De repente, María, una señora que roza los 60 años, se acerca a una casa de la Calle Dalí con el teléfono en la mano. "No te lo vas a creer. No te vas a creer quién fue. ¿Quién si no?". Está haciendo una videollamada con su marido, camina en chanclas y en camisa de tirantes. "¡El hijo de este! ¡De Los Sorosos!", grita. Sólo unos minutos antes se había hecho oficial el arresto del sospechoso, de 20 años. Después, un numeroso grupo de vecinos y medios de comunicación se concentraron en la casa de su padre, ubicado frente al cementerio del pueblo.
"Este chico tendría que haber estado en un psiquiátrico, ¿por qué no lo ingresaron?", prosigue María. "¡Estaba enfermo!", sentencia. Mientras abandona el lugar, otros vecinos hablan de Juan, el detenido, y Fernando, su padre. "Es una familia muy conflictiva. Pero hasta ahora sólo habían discutido entre ellos. Antes de que los padres se divorciaran, las peleas eran diarias", dicen.
Gema, que vive en las inmediaciones de la calle donde el joven fue detenido, afirma conocer al detenido desde que era un niño. "Estudiaba con mi hijo y jugaban mucho juntos cuando eran pequeños. Ya cuando estaba en el colegio se le veía que tenía un fondo oscuro. Pero cuando creció todos sabíamos que no estaba bien, tenía problemas de socialización y trastornos mentales graves", sentencia. A falta de un dictamente pericial oficial, Juan Pérez sufre una discapacidad intelectual del 70%, considerada muy grave; según ha explicado su padre, Fernando, y una de sus tías.
El joven de 20 años estaba pasando las vacaciones de verano en este pueblo toledano junto a sus abuelos y su padre, aunque desde hace años su residencia habitual se encuentra en Madrid. Tras su detención, fueron registradas dos viviendas: la de su padre, primero; y la de sus abuelos, después. El móvil del crimen aún se desconoce, aunque las investigaciones sostienen que Mateo, el menor de 11 años asesinado, no era el objetivo, sino que irrumpió en el campo de fútbol "con la intención de hacer el mayor daño posible". Iba buscando una presa al azar.
Operativo con éxito
Algunos de los guardias civiles que han participado en la investigación han doblado turno —sin descansar una sola hora— con tal de dar caza al infanticida para paliar el dolor de la familia de Mateo y acabar con el miedo que reinaba entre las familias del pueblo que no dejaban a sus hijos poner un pie en la calle.
Durante el mediodía de este lunes, cuando no habían transcurrido ni 30 horas de la salvaje muerte del pequeño Mateo, la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC) de Toledo era movilizada para desplegarse alrededor de una casa de la calle Batalla de Lepanto de Mocejón porque se iba a proceder al registro del inmueble en presencia de un miembro de la familia de 'Los Sorosos': el veinteañero Juan Pérez.
"La detención del autor de la muerte del niño se ha confirmado entre las tres y las cuatro de la tarde", detallan fuentes ligadas a la investigación de este asesinato que la Guardia Civil ha resuelto en un tiempo récord. Las mismas fuentes explican que la USECIC es una unidad para el control de masas y antidisturbios y se ha movilizado porque el detenido iba a estar presente durante el registro de la vivienda y se quería evitar cualquier opción de linchamiento por parte de los vecinos.
"El detenido ha confesado la autoría de la muerte", según detallan las citadas fuentes. "Durante el registro ha mantenido una actitud fría. Iba tranquilo. Tiene una discapacidad del 70%. Podría ser esquizofrénico".
Tal dato pone en contexto lo sucedido: cómo un adolescente, de 20 años, ocultando su rostro con un pañuelo, y esgrimiendo un arma blanca, pudo cometer la atrocidad de entrar al Polideportivo Municipal Ángel Tardío de Mocejón donde estaban jugando un partido un grupo de menores, de entre 10 y 11 años, para asesinar a puñaladas a Mateo —un niño que soñaba esta temporada con debutar como defensa o centrocampista del equipo infantil del CD Mocejón, luciendo el dorsal número 5—.
El relato que ofrecieron los amigos de la víctima mortal que salieron corriendo para refugiarse en una casa que estaba a 500 metros de las instalaciones deportivas permitió a la Policía Judicial "trabajar en un retrato robot" con solo media cara del sospechoso. "Los supervivientes del ataque explicaron que una persona se acercó al campo de fútbol con la cara tapada por un pañuelo oscuro, tipo bandana, empuñando un cuchillo o una navaja, antes de perseguirles sin mediar palabra, hasta que cogió al que menos corría". Al pobre Mateo.
Once puñaladas
Mateo recibió once puñaladas letales en órganos vitales. "Los supervivientes describieron al sospechoso como un chico de 15 a 17 años, con el pelo rubio y rapado, 1 metro y 60 centímetros de altura, de físico delgado, y que vestía ropa deportiva: una camiseta de manga corta, un pantalón tipo bermudas y zapatillas", sostienen fuentes ligadas a la investigación. "Esta descripción había que cogerla con pinzas porque podría contener errores, debido a que los niños estaban en shock y en una situación de estrés no se retiene bien la información".
Prueba de ello es que el detenido no se trata de un menor de edad, sino de un joven de 20 años y no es rubio sino moreno. A pesar de la falta de datos, la Policía Judicial trabajó a destajó y peinó las cámaras de seguridad que tiene el Ayuntamiento por el pueblo, incluso en el propio Polideportivo Municipal Ángel Tardío. Una de ellas está una situada en la cantina, justo en la entrada del campo de fútbol donde se produjo el brutal ataque, y tiene capacidad para girar 360 grados.
También se analizaron imágenes de viviendas particulares, como una situada en la carretera de Algodor, de un banco, o en los accesos al pueblo donde hay cámaras municipales. "Los niños que sobrevivieron al ataque coincidían en afirmar que habían visto un coche de color gris, pero no eran capaces de precisar el modelo: unos hablaban de un Ford Mondeo, otros de un BMW modelo 120, incluso un Citroën C5", tal y como explica esta fuente próxima al caso. Tales imprecisiones evidencian el doble mérito que ha tenido el trabajo del Instituto Armado para desenmascarar al infanticida: Juan Pérez, alias 'El Soroso'.
Había que aclarar si hubo un vehículo en la huida porque una cámara de uno de los accesos a Mocejón "grabó a un coche haciendo una conducción temeraria". También hubo un soplo de un vecino que afirmaba haber captado alguna imagen de interés para la investigación con el sistema de videovigilancia de la fachada de su vivienda. Aunque finalmente esta línea de investigación quedó en un segundo plano al verificar que el Ford Mondeo que se mencionaba era de un joven del pueblo sin relación con el suceso.
De modo que la Policía Judicial siguió tirando del hilo, analizando horas de grabaciones de las cámaras de seguridad que confirmaron la presencia de 'El Soroso', en el polideportivo municipal, durante un domingo 18 de agosto que ha pasado a engrosar uno de los días más duros de la crónica negra española. También geolocalizaron la señal del móvil del sospechoso y este lunes, se procedió al arresto de Juan Pérez.
En el CD Mocejón ya preparan un acto en memoria de Mateo que se llevará a cabo cuando el equipo absoluto debute en Preferente. Así lo avanza un responsable del club: "Mateo jugó con las escuelas deportivas, pero luego estuvo viviendo en Torrijo unos cuatro años. Hace unos meses volvió al pueblo y esta temporada iba a pasar de jugar en fútbol 7 a fútbol 11, debutando con el equipo infantil. Le haremos un homenaje en el primer partido de liga. El año pasado empezamos la temporada con la DANA y este con un asesinato. El pueblo está triste y jodido".