Librilla

Emara llegó este miércoles al Bar La Plaza, en pleno centro urbano de Librilla, y mantuvo una conversación que fue tan breve como inquietante con la camarera que la atendió: Luisa. "Eran las ocho de la tarde. Me pidió un café sólo, se sentó en la barra, se lo bebió de trago, a pesar de que estaba hirviendo y luego me dijo: 'Hoy va a pasar algo'", tal y como relata Luisa a EL ESPAÑOL. "Después se marchó. Llevaba una mirada rara, con los ojos fijos y como muy negros. Eso me llamó mucho la atención".

Unas horas después, a las 2.05 de la madrugada, Emara, de 36 años, mató a puñaladas a su padre, Emilio, un profesional de banca jubilado, de 66 años, y dejó herida de gravedad a su madre, María Nicolasa, una docente retirada, de 64 años, que está ingresada en la UCI del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia con heridas de arma blanca en el cuello. El parricidio se produjo en la pintoresca casa que tiene el matrimonio en la calle Raimundo Manuel Guzmán Iniesta, pegada a la iglesia de San Bartolomé de este pueblo apacible, de apenas 6.000 habitantes.

EL ESPAÑOL ha podido hablar con la familia del difunto y confirman el principal móvil que maneja la Guardia Civil, como desencadenante de este parricidio ocurrido durante la madrugada de este jueves: Emara P. D. padecía problemas mentales. "Tenía esquizofrenia", según confirman dos familiares. "Estaba diagnosticada de problemas psicológicos. No sabemos lo que pudo ocurrir. Emilio era una bellísima persona".

Los problemas de salud mental que padecía Emara eran vox populi entre los amigos y vecinos del matrimonio en el conocido popularmente como Barrio de la Iglesia. "La hija tenía brotes porque a veces tenía que venir la Guardia Civil a reducirla, para que se la llevasen en una ambulancia al hospital a estabilizarla", tal y como explica Rosalía, amiga desde la infancia del matrimonio. "Ella le chillaba a los padres".

Tanto Emilio como María Nicolasa estaban volcados en sacar adelante a su hija, como lo demuestra el hecho de que le compraron la conocida como 'Casa de la Tía Dominga', a unos metros del inmueble de tres plantas y con un bonito jardín que el matrimonio tenía en la calle Raimundo Manuel Guzmán Iniesta. "El padre había trabajado toda la vida en la sucursal de Caja de Ahorros del Mediterráneo y le compró la vivienda a su hija y se la reformó. Parece que ella se negaba a estar en un centro psiquiátrico".

La casa de Emilio y María Nicolasa en Librilla donde se ha producido el parricidio durante la madrugada del jueves. Badía

Lo único que está claro es que la salud mental de Emara no pasaba por un buen momento personal desde hace tiempo. "Tuvo un novio, pero la relación se acabó", resalta Rosalía. "Llevaba cuatro o cinco años mal".

Tampoco tenía trabajo. Parece que esa ruptura sentimental marcó un punto de inflexión en esta treintañera con estudios universitarios, según unos vecinos, de "Psicología", y según otros, de "Sociología", pero a la que todos coinciden en definir de la misma forma: una chica de espíritu "jipilongo", "agradable", "simpática", "educada", y "apasionada" de su perrito, excepto cuando la esquizofrenia hacía acto de presencia y perdía los papeles.

"Los padres nos decían que les avisáramos si escuchábamos gritar a Emara en la casa que le compraron", recuerda Rosalía, apenada por la muerte de Emilio y la delicada situación por la que atraviesa la salud de María Nicolasa. "A veces la tenían que sedar"."Emara tomaba Coca-Cola y café, pero no debía hacerlo". Este miércoles, por desgracia, se tomó un solo de trago en el Bar La Plaza, a las ocho de la tarde, y solo tres horas más tarde, regresó al mismo local. "Yo me estaba tomando un tercio de cerveza en el banco y ella se tomó una Coca-Cola", tal y como detalla Javier, amigo de Emara. "Estaba con la mirada más perdida de lo normal".

Javier no le dio mayor importancia, debido a que conoce bien a Emara: "Somos de la misma quinta, ella me preguntaba por mi hermano que es esquizofrénico porque Emara tenía una paga por sus problemas mentales: tuvo un novio y se quedó 'pillada' por aquella relación". Este treintañero asegura que no se puede creer lo que hizo su amiga después de tomarse algo con él: "Estuvimos hablando de cosas banales. No estaba agresiva ni me dijo nada de ningún problema con sus padres".

El Bar La Plaza de Librilla al que acudió Emara, este miércoles, antes de atacar a sus padres con un arma blanca. Badía

Dos días de luto

El Ayuntamiento de Librilla ha decretado dos días de luto oficial por la muerte de Emilio 'El de la Caja', como le conocían todos los parroquianos porque durante años les atendió en la sucursal que tenía la extinta Caja de Ahorros del Mediterráneo en este pueblo, siempre con una sonrisa, con buenas palabras y con vocación de servicio.

María Nicolasa también era muy querida por los lugareños por su labor docente en centros educativos de la pedanía murciana de Barqueros y de Alhama de Murcia. "Era un matrimonio excelente, en su casa se respirada cultura por su decoración y porque tenían muchos libros", tal y como destaca un allegado de la pareja de sexagenarios. "Todos sus hijos fueron a la universidad". De hecho, Elia, de 32 años, siguió los pasos de su madre y ejerce como profesora en el Instituto de Librilla.

El matrimonio contaba con una buena situación económica, disfrutaba de su jubilación y amaba a sus tres hijos: Jam, de 39 años, Emara, de 36 años, y Elia, de 32 años. Lo único que les quitaba el sueño tanto a Emilio como a María Nicolasa era la salud mental de Emara y este jueves les atacó a ambos de madrugada, con un arma blanca. La casa era un reguero de sangre.

"El aviso había entrado a las 2.05 horas, por unos golpes y unos gritos de auxilio de la madre, como si la estuvieran matando", tal y como detallan fuentes próximas a la investigación. Los Servicios de Emergencia llegaron a Librilla movilizados por un caso de "violencia doméstica", pero cuando entraron a la casa de la familia se encontraron una situación distinta: Emilio, de 66 años, estaba muerto, yacía en el suelo del dormitorio, mientras que su esposa, María Nicolasa, de 64 años, había logrado huir de la vivienda, a pesar de que tenía puñaladas en el cuello y en la espalda. 

María, una vecina del matrimonio, este jueves, hablando con la televisión autonómica de Murcia, cerca de la casa del parricidio. Badía

La primera hipótesis que maneja la Guardia Civil es que Emara, de 36 años, supuestamente atacó a sus progenitores de madrugada, cuando ya se encontraban en la cama: "Parece que los padres estaban durmiendo". Unos agentes de Seguridad Ciudadana salvaron la vida de la docente jubilada, taponándole las heridas, hasta que fue evacuada de urgencia a La Arrixaca con lesiones graves. 

De inmediato, los guardias civiles procedieron al arresto de la parricida a la que se encontraron en la calle, esgrimiendo un cuchillo de cocina, y con "heridas en las manos por autolesiones". Un portavoz del Instituto Armado confirma que Emara pasará a disposición judicial por el "homicidio consumado" de su padre y un delito de "lesiones graves" contra su madre.

En su cuenta de Instagram, Emara se presenta así: "Paciente psiquiátrica, hija adoptiva del pabellón de agudos. Esquizofrénica y TLP, entre otras cosas". EL ESPAÑOL ha consultado a la hermana del difunto Emilio si los padres de Emara habían tratado de ingresar a su hija en un centro psiquiátrico, pero ha respondido así: "Habrá que preguntarle al juez y a la Guardia Civil porque no la habían ingresado".