Laura tenía 22 años. Su novio, Cristian, le entregaba en Instagram múltiples post románticos. Subía fotos y vídeos dándole besos, le dedicaba canciones, le escribía comentarios haciéndola sentir única. La primera vez que lo hizo fue en mayo del año pasado. Se colaba en el muro de su amante para desbancar otro tipo de fotos con colegas y haciendo kickboxing. La última que le dedicó fue en enero.
Ella era vecina de la Urbanización Medina Azahara, situada en la localidad de Chiloeches. Había estudiado peluquería y estética y buscaba trabajo. Él era de un pueblo contiguo, Pioz. Alguna vez se le vio trabajar de peón de obra, pero poco más. Ambos se dejaban ver por los barrios de sus amantes: ella por Pioz y él por Medina Azahara.
La relación se había terminado porque él, a pesar de los post bonitos en rede sociales, le había levantado la mano en alguna ocasión. De hecho, tenía vigente una orden de alejamiento por presuntos malos tratos sobre Laura.
El pasado sábado de madrugada, la joven estaba junto a sus padres en su casa, en el número 28 de la calle Fuente Valdoma de la urbanización Medina Azahara. Solo su hermano estaba ausente, de fiesta, como cualquier chaval de su edad.
Aquella noche, su madre llamó al 112 porque habían asaltado su casa en torno a las 3 de la mañana. El varón portaba armas blancas, machetes. Ángel, el padre de Laura, sabía taekwondo y era de gran envergadura. Intentó defenderse del invasor, que también sabía artes marciales. Además, le asestó múltiples puñaladas. Hizo lo propio con Elvira, su madre, y también con ella. Laura sabía quién era: Fernando P. S., vecino de Pioz y amigo de su exnovio que luego prendería fuego a la casa, según los investigadores.
Yeray, hermano de Laura e hijo del matrimonio asesinado, llegó a casa y se encontró el inmueble ardiendo. Llamó a los bomberos, que lograron sofocar las llamas en torno a las 5 de la mañana.
Móvil del crimen
A priori, los investigadores pensaron que se trataba de un crimen pasional, una venganza personal de Cristian sobre Laura. Sin embargo, la hipótesis quedó descartada a pesar de que se desconocía el paradero del exnovio de la joven durante aquel tiempo.
Cristian no tenía nada que ver con lo ocurrido, pero sí estaban involucradas otras dos personas que conocían a Laura. Se trataba de David M. A., primo de su expareja, y de Fernando P. F., amigo íntimo de ambos.
Según la principal hipótesis, Fernando entró a robar en el domicilio de los Villar Fernández. De hecho, se llevó varias joyas y relojes. Entre ellas, según señala Efe, una pulsera de Elvira, la madre de la familia de Chiloeches.
Luego, huyó en el Peugeot negro de la madre de David M. A., que viajaba con él en el vehículo. Finalmente, Fernando se fue con la otra detenida, W. P. G. M., que le acompañaba a veces por el pueblo, a un hostal de Daganzo de Arriba, donde finalmente fueron detenidos. Le había prometido a ella que le iba a solucionar la vida, como si su vida fuera una película.
La rápida detención de David M. A. ayudó a los investigadores a dar rápidamente con el paradero de los otros dos implicados.
Peña La Prisión
Este martes, los tres implicados en el caso pasaron a disposición judicial por su relación con la muerte de Laura y sus padres. La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Guadalajara les tomó declaración y decretó la prisión provisional comunicada y sin fianza para Fernando, presunto autor material de los asesinatos, y David M. A.
Por su parte, quedó en libertad provisional la mujer de 34 años venezolana que responde a las iniciales W. B. G. M. Tendrá que comparecer obligatoriamente ante el juzgado los días 1 y 15 de cada mes y, además, se le ha retirado el pasaporte tras la prohibición de que salga del territorio nacional.
A los tres investigados se les imputa, de manera provisional, la autoría de tres delitos: asesinato, robo con violencia en casa habitada e incendio. Estas calificaciones son momentáneas y podrían cambiar a lo largo de la investigación, que continúa bajo secreto de sumario hasta que lo indique la jueza.
Mientras tanto, en Pioz continúan "consternados". Fuentes municipales aseguran que no se esperaban que unos vecinos del pueblo pudieran llegar a hacer esto. Es el segundo golpe que recibe el pueblo, donde todos aún recuerdan el nombre de Patrick Nogueira, condenado a prisión permanente revisable tras descuartizar a sus tíos y sus sobrinos en esta localidad de Guadalajara.
El caso más sorpresivo para los convecinos ha sido el de Fernando, sobrino-nieto de un exalcalde de la localidad durante la dictadura franquista. "Era un chaval normal, su familia está bastante estructurada y de niño no parecía que se fuera a involucrar en estos asuntos. Luego creció, se juntó con gente que no debía y se metió en líos". Ostentaba múltiples antecedentes penales por robos con fuerza, conducción sin carnet e incluso resistencia y desobediencia a la autoridad.
Por el contrario, de David todos esperaban que acabara mal. "Por aquí no conocíamos al padre y la madre, viene de una familia desestructurada. Es un crío que siempre se ha criado en la calle", apunta figuradamente esta misma fuente.
El grupo de amigos estaba unido por los mismos gustos. Quienes les conocían destacan el kickboxing y el rap. "Hacían incluso batallas de gallos aquí en el pueblo", afirman quienes les conocían.
El K1 era el deporte practicado por todos. David en sus redes sociales señala al Team Antino. Sin embargo, fue expulsado de allí por el entrenador porque "se ponía muy agresivo y tenía faltas de disciplina", señalan fuentes del club a EL ESPAÑOL. En este mismo club estuvo su primo Cristian, "respetuoso, aunque a veces perdía el control". Llegó a ser subcampeón en un campeonato celebrado en Azuqueca.
Todos los amigos eran bastante conocidos en el pueblo. Casualidades del destino, hace años crearon una peña llamada 'La Prisión'. Iban todos disfrazados de presos. "Y mira cómo han terminado...", señala un vecino de la localidad guadalajareña. Incluso, en ocasiones se hacían llamar "La Mafia de Pioz".