No es ajeno a ningún español que el aceite de oliva y el vino son dos de los productos más icónicos e importantes de la gastronomía de España. Tampoco se desconoce que ambos productos, derivados de las aceitunas y las uvas, han dado trabajo a generaciones y generaciones de agricultores, bodegueros y almazareros a través de los siglos. Pero pocos saben que en la actualidad hay una clara carencia de trabajadores especializados en la producción de aceite y vino. Por ello, el Ministerio de Educación y Formación Profesional puso en marcha el ciclo de Formación Profesional de Grado Medio de Aceite de Oliva y Vinos.
Victoria Gracia (Zaragoza, 2001) decidió estudiar esta FP y no se ha arrepentido. “Es un grado que si lo haces bien, vas a encontrar trabajo al 100%, porque hay muy pocos alumnos y muchísimas ofertas de trabajo”, explica a EL ESPAÑOL esta joven a la que no le ha costado nada acceder al mercado laboral. De hecho, la técnica en Aceites de Oliva y Vinos explica que “es muy fácil encontrar un trabajo en el que te paguen desde 1.400 o 1.450 euros nada más graduarte e, incluso, trabajos pagados a unos 1.100 euros antes de graduarte”. “Luego ya se puede ir escalando en la bodega y la almazara a nivel de responsabilidad y a nivel salarial”, añade.
La plena empleabilidad de esta FP de Grado Medio y los buenos salarios, por tanto, debieran ser un reclamo para las futuras generaciones de alumnos para interesarse en ella, pero lo cierto es que no es así. Sólo en Madrid, por ejemplo, un tercio de las plazas para cursarla –se imparte en el centro Escuela de la Vid– quedaron vacantes o, por ejemplo, en el IES Joaquín Costa de Cariñena (Zaragoza) son pocos los alumnos que inician y acaban el ciclo formativo. “En Cariñena, yo lo atribuyo a que los jóvenes no quieren estudiar fuera de las grandes ciudades o que no les gustan los trabajos de campo, aunque sean en una bodega o una almazara”, opina Elvira Pinilla, la coordinadora del grado en el citado instituto.
Victoria, sin embargo, ha sido una alumna que empezó y terminó la formación y ahora tiene un trabajo fijo en las Bodegas Tempore, en Lécera (Zaragoza). Y todo ha sido gracias a lo que estudió. La joven cuenta a este medio que al principio sus padres la tomaron por “loca”. “Me decían: '¿cómo vas a estudiar la elaboración de bebidas alcohólicas?'”. Pero ella, que reconoce que se enamoró del mundo del vino durante un viaje a la D.O.P. Bullas, en Murcia, se puso a investigar y se lanzó a estudiar el ciclo.
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Dos años y a trabajar
Buscando y buscando, Victoria Gracia encontró que podía estudiar el ciclo de Formación Profesional de Grado Medio de Aceite de Oliva y Vinos en el IES Joaquín Costa de Cariñena (Zaragoza). Y allí empezó su curso en septiembre de 2019. En junio de 2021 obtendría su título de grado. “Este ciclo es de dos años académicos y el único requisito necesario para que un alumno pueda cursarlo es tener la E.S.O.; o un título de FP básico para quien no haya podido acabar la secundaria; o realizar una prueba de acceso, que consiste en un examen sencillo”, explica Elvira Pinilla.
Victoria llegó a la FP a través de la E.S.O. “Y ahí me enseñaron a elaborar, aceites, vino, otros destilados; también todo lo relativo al control de calidad y control sanitario; análisis sensorial. Y, en resumen, todo el proceso desde la producción de la aceituna y la uva hasta la fase final del embotellado, etiquetado y venta. Todo.”, explica la técnica. Precisamente, esas aptitudes son las que a día de hoy pone en práctica en las Bodegas Tempore. “Mi trabajo ahí fue recibir la uva en septiembre, hacerle controles, luego laboratorio, producir el vino, embotellarlo, etiquetarlo, marketing, venta… Todo”, resume la profesional.
Además, según explica, muchas bodegas a día de hoy se han lanzado a buscar perfiles como el suyo. Perfiles tanto de esta FP como del ciclo de Formación Profesional de Grado Superior de Vitivinicultura porque los técnicos graduados saben cómo trabajar de manera práctica. “Hablando con varias bodegas, me cuentan que prefieren técnicos a graduados universitarios en Enología, porque ellos saben mucha teoría, pero en la carrera no hacen mucho ahínco en la práctica”, explica Victoria Gracia.
La técnica, en consecuencia, decidió no frenar su formación tras acabar el Grado Medio pese a tener un trabajo estable. Ahora estudia el Grado Superior de Vitivinicultura para aumentar sus conocimientos. “En ese caso, los alumnos profundizan en la vitivinicultura. No sólo aprenden a elaborar el vino, evaluar su calidad y practicarle los controles sanitarios, sino que también estudian los procesos bioquímicos que interfieren en la fermentación o también toda la legislación que tiene que ver con el vino”, explica Elvira Pinilla a este periódico.
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También Erasmus
Tanto en el Grado Medio como en el Superior, al menos en el IES Joaquín Costa, los alumnos tienen la oportunidad de hacer prácticas tres meses “no remuneradas”, según Victoria Gracia, y también un Erasmus de tres meses. “Yo las prácticas las hice en una almazara de aceite de oliva en La Almunia de Doña Godina (Zaragoza) y el Erasmus lo hice en Burdeos (Francia)”, explica la técnica.
De la primera experiencia, aunque las prácticas eran no remuneradas, se llevó el trabajo debajo del brazo. Lo consiguió antes de acabar la FP. “Luego estuve dos años y se quisieron quedar conmigo, pero me fui por la incompatibilidad de horario a la hora estudiar la FP Superior y trabajar. Por eso cambié de trabajo”, explica Victoria Gracia. Pero mucho no le costó, porque bodegas y almazaras buscan con locura perfiles como el suyo. “Es un sector en el que nos llegan más ofertas de trabajo que estudiantes puede haber en clase”, arroja la coordinadora de los ciclos.
Otro reclamo que empuja a que los alumnos opten por estudiar este tipo de FP es que pueden compatibilizarlo con estar trabajando. Es el caso del instituto en el cual coordina Elvira Pinilla: “Aquí damos las clases por las tardes para que los alumnos puedan conciliar con un trabajo”. Es lo que hace Victoria, precisamente, pero incluso ha habido casos en los que los graduados, que también han superado asignaturas de economía y emprendimiento, han montado sus propias bodegas y hacen que funcionen. “Es verdad que son pequeñitas, pero les da para ganarse la vida dignamente y, poco a poco, crecerán”, concluye la coordinadora.