Larvas y menús raquíticos: qué dan realmente las empresas de comer a tu hijo en el colegio
Las empresas se las ven y se las desean para proporcionar una dieta saludable a los niños mientras algunas familias se quejan de que la elaboración de los platos deja mucho que desear.
16 octubre, 2023 01:57Cuando se quisieron dar cuenta, la pasta tenía larvas de gusano. Lo peor de todo: fueron ingeridas por cientos de escolares en 11 colegios y una guardería de La Rioja. Las familias del alumnado pusieron la voz en grito y ya no aguantan más a la empresa que presta este servicio público. La compañía alega que activaron el protocolo inmediatamente y la mayoría de los comedores no se vieron afectados. Por otra parte, el aumento de los precios de los alimentos y no así el presupuesto para dar de comer a miles de menores en España por parte de la Administración Pública ha hecho que aparezcan durante los últimos meses críticas sobre la escasez de la comida en algunos centros escolares.
“Nosotros veníamos desde lejos teniendo problemas ya con Serunion. Su comida era de muy baja calidad y los platos dejaban con hambre a los menores”, dice Esteban García, secretario técnico de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Fapa) de La Rioja, en referencia a la empresa que presta sus servicios en toda la región. Tenían hasta pruebas de ello: “Entrábamos en las cocinas, hablábamos con los cocineros y veíamos que tanto los productos como su elaboración eran muy deficientes”.
En cambio, no fue hasta el pasado 22 de septiembre, casi al inicio del curso escolar, cuando todo saltó por los aires. “Sirvieron una pasta en la que había gusanos, los típicos que también pueden salir en unas legumbres”, explicita García. A ojos de este integrante de Fapa La Rioja, el problema no estuvo solo en la compra de esos productos y su distribución en mal estado, sino que no fuera hasta las 13 horas, el momento en el que los colegios con cocinas en el propio centro se pusieron a hervir la pasta, cuando se percataron de lo que sucedía.
“Es decir, tuvieron una hora para avisar a los demás colegios de que esa pasta no se podía comer, pero no lo hicieron. En un primer momento, la empresa dijo que había avisado a todos los colegios. Primero salió uno con los gusanos, al final han sido 11 y una guardería, y a la mayoría de los colegios no se les informó de lo que sucedía”, se explaya el propio García henchido de frustración. Las familias no dejan de pensar qué hubiera pasado si, en lugar de ser larvas de gusano, se hubiera tratado de algún agente patógeno vírico. “Pues 3.000 niños estarían infectados ahora mismo”, añade.
La empresa defiende su respuesta
En cambio, Serunion, la empresa que presta el servicio en La Rioja, afirma que activaron “automáticamente el protocolo, identificamos los lotes afectados y comunicamos con urgencia la incidencia a los centros para sustituir ese plato”. La auditoría, aseguran, les permitió identificar que el origen del incidente estaba en el proveedor que les distribuye un producto que se puede encontrar en el lineal de cualquier supermercado. Además, la pasta se había fabricado en mayo de 2023 y tenía fecha de caducidad en 2025.
“En cuanto tuvimos conocimiento, se informó del hecho y se ordenó retirar el alimento, porque esto ocurrió durante el desarrollo del servicio. Era un día no lectivo en Logroño, por lo que servimos a 32 comedores, de los cuales nos consta que son 11 los que se vieron afectados. En la mayoría de los comedores, no se sirvió la pasta”, explica la empresa en contraposición a lo explicitado por García.
El problema: la elaboración
Esa fue la gota que colmó el vaso de unas familias cansadas de esperar respuestas por parte de la Administración. “Los alimentos son los normales, pero la calidad es mala. Puedes querer dar de comer un puré, pero acuoso y sin sabor, o unos filetes de carne, pero tan secos y duros que nadie los pueda ingerir”, ilustra el representante de las familias del alumnado riojano.
A todo ello se suma que muchos de los colegios no tienen cocina propia. Es decir, Serunion elabora los platos en unas cocinas centrales, tienen 15 por toda España, y luego los distribuye por los diferentes centros educativos. “Y los elaboran muy pronto, entonces pasa mucho tiempo hasta que llegan a los niños y se lo comen, y la pasta se queda en una masa… En los sitios donde hay cocinero o cocinera, aunque el producto es el mismo, al menos la elaboración está mejor”, agrega el mismo García.
El responsable técnico de la Fapa La Rioja también menciona el aumento del precio de los alimentos, posterior a la adjudicación del servicio a Serunion: “Es una realidad que el precio ha subido, pero la Administración ha intentado elevar el presupuesto y no ha podido porque fue un concurso público y, si se hace, el resto de empresas podrían demandarlo”, explica. De todas formas, los problemas que denuncian las familias no solo se solventarían con mayor inversión económica. “Una de las cosas que queremos es que el servicio se pueda parcelar para que también concursen empresas pequeñas”, propone. Por el momento, la comida de un niño en un centro escolar riojano cuesta entre 4,5 y 5 euros al día.
Madrid
En Madrid las cosas son algo diferentes. A Mari Carmen Morillas, presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnado de la Comunidad (Fapa) Giner de los Ríos, no se le pasa por alto que la comida en los centros escolares es la única completa que hacen muchos jóvenes en su día a día. “A modo global, la comida de los centros públicos tiene una calidad adecuada”, afirma.
De todas formas, desde la Federación defienden que el incremento de los precios de los alimentos en ningún caso se podría traducir en una merma ni en la cantidad ni en la calidad de la comida de los menores. “Nosotros siempre decimos que queremos comedores escolares, como comederos, y recomendamos tener una comisión de comedor en los colegios con representación de las familias”, aconseja. Por otra parte, en la Comunidad de Madrid el precio del comedor se ha incrementado un 13%, situándose en los 5,50 euros el precio por escolar cada día.
La Fapa Giner de los Ríos, que integra a más de un millar de asociaciones de padres y madres, también se queja de que este derecho para los jóvenes y pequeños ni siquiera se puede disfrutar por miles de ellos ya que menos de 20 institutos de la Comunidad pueden ofrecer el servicio de comedor: “Alumnado que todavía está en etapas obligatorias, como la ESO, y que tienen derecho a este precio reducido de comedor no pueden optar a él por la inexistencia de este servicio”, explicita Morillas.
Alimentación más sana, y más cara
La calidad de la comida de los comedores escolares sigue en el candelero. De hecho, hace tan solo un año desde que el Gobierno aprobó un Real Decreto en torno a esta cuestión. Entre sus medidas estrella, cocinar al horno, vapor o plancha, e incluir al menos un 45% de frutas y verduras de proximidad y temporada. También pretende aumentar hasta un mínimo del 5% el uso de alimentos de producción ecológica y prioriza el uso de los producidos de forma respetuosa con el medio ambiente y el bienestar animal.
Esta normativa impulsada por el Ministerio de Consumo se ha implementado en los centros educativos públicos, concertados y privados de Infantil (2º ciclo), Primaria, ESO, Bachillerato, FP y Educación Especial. De esta forma, los escolares ingieren menos sal, concentrados, potenciadores del sabor, salsas y azúcar en las preparaciones. Asimismo, el texto aboga por la distribución de jarras de agua potable, del grifo, de cara a reducir los residuos alimentarios.
Todo esto es lo que tienen en cuenta empresas como Secoe, que presta servicio a 37 colegios de la Comunidad de Madrid. Beatriz Valbuena, su directora general, afirma que los menús escolares están alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. “Antes recibíamos 4,80 euros por menú y era inasumible para las empresas con la subida de los precios de las carnes, pescados, verduras, fruta y aceite”, relata.
Este año, la licitación para la Comunidad de Madrid que empezará en noviembre ya establece los 5,50 euros de los que hablaba Morillas como precio del menú. “A eso hay que quitarle un 0,50% por el menaje del colegio y un 1% si el suministro del centro no lo abona el Ayuntamiento de la ciudad”, explica la empresaria. Pero el incremento de los precios también se ha dejado entrever en nuevas obligaciones para este tipo de compañías, como la de servir un menú basado en la quinoa, el tofu o el cuscús cada 15 días y evitar los alimentos precocinados.
Para hacer frente a estos incrementos, desde Secoe intentan planificar los menús con tres meses de antelación, sabiendo que los productos de temporada y de kilómetro cero son más económicos. “Valoramos tener dos proveedores por cada producto, y fidelizarnos como cliente, así nos priorizan ante cualquier dificultad”, concluye Valbuena.
Serunion, que ha servido más de 38.000.000 de menús en alrededor de 2.000 centros educativos en el último año, según cifras aportadas por la compañía, se focaliza en el “diálogo continuado con los diferentes centros” a los que dan servicio para “conseguir actualizaciones de precios, ya que el sector se encuentra en una tesitura complicada”. “A pesar de la situación inflacionista, nunca comprometemos nuestra calidad. Nuestro servicio está auditado mensualmente por una empresa externa que verifica el cumplimiento escrupuloso del pliego de condiciones”, finalizan.