La guerra de Ortega Smith contra los "colocados" de Méndez-Monasterio: "Se llevan a tiros"
Tizona Comunicación, la empresa del asesor áulico de Abascal y Gabriel Ariza, recibió 516.670 euros sólo en 2019. Fuentes consultadas apuntan a que tienen el "monopolio" de la comunicación del partido.
8 octubre, 2023 03:07En el organigrama de Vox, los nombres desaparecen como las reglas en la granja de la fábula soviética de Orwell. De repente, sin previo aviso, sin ruedas de prensa, sin comunicación oficial. ¿El último ejemplo? Este viernes, cuando la web oficial del partido amaneció sin Marta Castro, una de las colaboradoras más estrechas de Javier Ortega Smith, estratega judicial y quien hasta ahora había ejercido como vicesecretaria jurídica. Otro nombre, el del diputado nacional por Barcelona Juan José Aizcorbe, que presentó su dimisión el pasado lunes como gerente del partido, también se desvanecerá en los próximos días de la alineación de la cúpula.
Sólo la publicación de sendas noticias, adelantadas por Libertad Digital y El País, respectivamente, siguió a la confirmación oficial del Vox, repleta de nimios matices elevados a categoría, contradicciones y ataques a la prensa. También los defenestrados, como hizo en su despedida el pasado 8 de agosto el exportavoz parlamentario Iván Espinosa de los Monteros, cerraron filas con el partido.
No fueron los únicos, sumido Vox en pleno carrusel de cambios al más alto nivel. Una catarsis que el partido encuadra en una "reestructuración" de la cúpula en pos de un "funcionamiento más ágil y coherente con la nueva situación del partido", presente en cinco gobiernos autonómicos. Así, el partido pasará de 12 a seis vicesecretarías nacionales, adelgazando la estructura, pero también acotando el poder orgánico en unos pocos elegidos. En Vox, la tarta cada vez se corta en menos trozos.
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Es por ello que también se han suprimido la vicesecretaría de Relaciones con las Cortes, hasta ahora en manos de José María Figaredo; la de Recursos, que ostentaba Víctor González; la de Formación, durante años a cargo de Begoña Conde, tía de Santiago Abascal, líder del partido; y la de Portavocía, de Patricia Rueda, cuyo protagonismo se ha descafeinado en los últimos meses, confinada al gallinero del Congreso y presente en la última comida de 'los 52' que, como reveló este periódico, tanto molestó a Bambú.
El sustituto de Castro —cuyo desempeño, según Vox, no cambiará "nada" pese a la rebaja aparente de galones— será el vicepresidente de Acción Política, Jorge Buxadé, que seguirá amasando poder en el seno de la organización; ahora, también al frente de su departamento de Coordinación Jurídica. Un día más tarde, sin embargo, como el Guadiana y ante el revuelo montado, su nombre volvió a aparecer junto al del hombre fuerte del partido. Por su parte, el relevo de Aizcorbe —que "seguirá con funciones de control y fiscalización" y "reforzará" su papel en el Congreso— será el líder de Vox en Sevilla y diputado en el parlamento andaluz Javier Cortés.
Fue el amanecer de un viernes turbulento en Vox, un partido que se acostó el jueves con la marejada provocada por la dimisión de Camino Limia, la única consejera de Vox en la Junta de Extremadura, fruto de las "discrepancias" —según pudo saber este periódico y validó la propia Limia en redes sociales a través de un me gusta a la información publicada— con la dirección nacional del partido. "Le querían colocar una corte de enchufados puestos por Madrid", añaden fuentes de su entorno a EL ESPAÑOL.
Se trata de la confirmación de una tendencia cuyas sospechas soliviantó Ortega Smith en una entrevista en Europa Press publicada el pasado domingo. El exsecretario general de Vox, uno de los tres vicepresidentes del partido y figura en declive dentro de la cúpula, arengó a los suyos, hizo autocrítica y se lamentó de los últimos resultados electorales —a diferencia de Abascal—, pidió "firmeza" con los principios fundacionales y denunció la posibilidad de convertirse en "una agencia de colocación de amigos".
Un mensaje nada baladí, a todas luces consciente Ortega Smith del recado que introducía. ¿A quién apuntaba? Los viejos rockeros del partido pensaron automáticamente en Kiko Méndez-Monasterio, el hombre que susurra al oído de Abascal. "Se llevan a tiros", asegura alguien que conoce los entresijos del partido. "Eso es así", ratifica un exdiputado a este periódico. "Se refiere a todos los que vienen de Kiko", sigue otra fuente parlamentaria de la anterior legislatura, "pero también a Buxadé e Ignacio Hoces".
El "monopolio" de Tizona
No son pocos los dedos acusatorios. Su importancia e influencia en Abascal es de sobra conocida, dotado de la máxima jerarquía pese a no figurar en los organigramas. Su presencia fue el denominador común en todas las negociaciones con el PP tras las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28-M. Tal es el control que ejerce sobre el aparato del partido que Méndez-Monasterio dirige hasta los castings para contratar a nuevos asesores. Así sucedió en Castilla y León, donde es más que peculiar asistir a los retuits del vicepresidente Juan García-Gallardo a asesores autodenominados marxistas.
Además, uno de los puntos del informe del Tribunal de Cuentas que más escozor ha causado entre las bases han sido las partidas destinadas a Tizona Comunicación, la empresa de Méndez-Monasterio y Gabriel Ariza, hijo del fundador de Intereconomía Julio Ariza y persona con gran influencia sobre Abascal. Sólo en 2019, Vox pagó 516.670 euros a la empresa que se ha procurado el "monopolio" —aseguran las fuentes consultadas— de la comunicación sobre el partido y sus dirigentes a todos los niveles. Nadie conoce el monto total de las facturas hasta hoy. La sospecha más extendida es que Vox es el único cliente de Tizona.
Ambos han asesorado hasta ahora a Abascal en estrategia política, comunicación y discurso, además de propulsar la Fundación Disenso [think tank de Vox] y Solidaridad, el brazo sindical del partido. La financiación a Disenso para librar la "batalla cultural y política" —según defendió el secretario general, Ignacio Garriga, en un correo remitido a los afiliados a las 21:29 horas de este miércoles y al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL— por parte de Vox, según el Tribunal de Cuentas, alcanza los 5,37 millones de euros desde su fundación.
Además, adquirida por Disenso en 2020 a Julio Ariza y posteriormente rebautizada, La Gaceta de la Iberosfera es el principal medio escrito del agitprop de Vox. Un periódico del que Méndez-Monasterio fue uno de sus creadores, donde tuvo distintos cargos directivos (llegó a dirigir La Gaceta del Grupo Intereconomía) y donde llegó a coincidir con Abascal en sus tertulias. Fue ahí donde comenzó una comunión entre ambos cuya prueba más fehaciente es Santiago Abascal, España vertebrada (Planeta, 2019), un libro fruto de una larga conversación con el recientemente fallecido Fernando Sánchez Dragó.
"Kiko siempre se procuró el monopolio sobre la comunicación de Vox", insiste una fuente que trabajó en el área de Organización del partido. "Hay un hecho curioso y que explica bien esto. El hijo de un diputado tenía una empresa de consultoría bastante importante, con varias decenas de trabajadores, e intentó asesorar a varios diputados introducido por su padre", sigue la fuente citada.
"Rápidamente, y a instancias del Méndez-Monasterio, aquello se frenó porque nada podía escapar a Tizona", la empresa que formó a todos los diputados de Vox tras el desembarco del partido en el Congreso de los Diputados en abril de 2019. "La 'agencia de colocación' que decía Javier era más bien una 'agencia de comunicación'", desliza un exdiputado. "Si no coloca a los suyos, no le gusta. Es lo que más se está comentando de las declaraciones de Ortega Smith, y no le falta razón", asiente una exdiputada.
"Kiko lo considera un inútil"
Es precisamente ahí, entre abril y noviembre de 2019, cuando se celebra la repetición electoral que consolida definitivamente a Pedro Sánchez en el poder, donde mejor se explica la enemistad entre Kiko Méndez-Monasterio y Javier Ortega Smith, entonces al frente del aparato del partido en su calidad de secretario general de Vox. Porque, si mientras en la primera y efímera legislatura Ortega se sienta junto Abascal, a partir de noviembre lo hace en la segunda fila.
"Kiko tuvo que ver mucho en esa decisión", cuenta una fuente que vivió in situ lo sucedido. "Empieza una campaña interna contra Ortega Smith porque considera que mete constantemente la pata. Meteduras de pata que, por otro lado, son ciertas: Javier y Tomás Fernández [exvicesecretario de Organización y mano derecha] son los responsables de crear la estructura de los hombres de negro", según se conocían en el argot interno de Vox a los delegados territoriales que, con talante marcial, aplicaban las órdenes de la dirección nacional. Fueron los Jacobo Vázquez, Teresa Alonso, David Lucas, Susana Suárez Villagrá o Ángel de la Cruz quienes hicieron del partido un avispero en muchas provincias.
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Es por ello que la presencia de Tomás Fernández en el encuentro de Fortuny sorprendió a muchos dentro del partido. "Javier no vino por el reciente fallecimiento de su madre, pero es como si hubiera estado", estima uno de los presentes, "además también vinieron Julio Utrilla y Rafa Lomana, que son dos hombres de su entera confianza".
Volvamos a 2019. "Por entonces, se ordenó que nadie hiciese declaraciones cuando Abascal tuviera que colocar algún mensaje. Kiko consideraba que, sobre todo si hablaba Ortega, se le quitaba fuerza a lo que quería transmitir", asegura la fuente. "De puertas hacia adentro, todo el mundo sabía que Méndez-Monasterio consideraba a Javier un torpe, un inútil", añade.
¿Nadie frenó el auge de Tizona dentro de la organización? Sorprende que fuera Begoña Conde, la entonces vicesecretaria de Formación y tía de Abascal, quien intentase poner coto al "monopolio" efervescente de Méndez-Monasterio. "Ella consideraba que era un dineral lo que se pagaba a Tizona, y le pide a Javier una oportunidad para demostrar que se podían hacer cosas interesantes con las herramientas internas", cuenta este exmiembro de la Organización del partido. "Lo que pasa es que, como se ha hecho con la mayoría de mujeres en Vox —y pese a que era la tía de Santi, que también le pesó—, sólo querían floreros", asegura.
Si el 25 de octubre del pasado año Vox fulminó a Fernández, también sin previo aviso ni confirmación oficial y sólo ratificando el hecho tras el adelanto de este periódico; el 6 de octubre Ortega abandonó la secretaría general y fue sustituido por Garriga. Fue la confirmación de un distanciamiento político de un Abascal cada vez más bunkerizado. Un líder político que tan sólo atiende a las sugerencias de su consejero Enrique Cabanas, Buxadé, Ariza, el ahora diputado y exasesor parlamentario en la anterior legislatura Ignacio Hoces y Méndez-Monasterio. Ellos deciden a quien colocan.