Iyán López ha alcanzado su sueño: estudiar la carrera que quería donde quería. Lo ha logrado tal y como lo había proyectado desde que inició segundo de Bachillerato en el Colegio Corazón de María de Gijón. Un curso que, por otra parte, terminó de manera extraordinaria con una Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) digna de ser enmarcada. Sacó un 14 sobre 14, alcanzado así la perfección en la Selectividad de Asturias. Gracias a ello, el joven gijonés ha empezado a estudiar Derecho este lunes en la Universidad de Oviedo (Uniovi).
Aunque a Iyán López (Gijón, 2005) le bastaba sólo el 5 para acceder a la carrera jurídica en su Asturias natal, el joven es una persona de retos y ha aprovechado sus altas capacidades intelectuales. Una circunstancia que en España no es común, ya que es frecuente que los niños y jóvenes con altas capacidades intelectuales identificadas no las desarrollen y caigan en el olvido. “Los datos nos dicen que el 60 % de los niños y adolescentes con altas capacidades acaban en fracaso escolar”, explica a este diario Beatriz Urriés, vicepresidenta de la Asociación Sin Límites Aragón.
El 40 % que no fracasa es gracias a las familias de los niños y, en muchos casos –no todos–, a los centros educativos donde estudian desde su más tierna infancia hasta llegar a las etapas de formación superior. Ése ha sido el caso de Iyán López, que ha crecido en un colegio en el que se han cultivado y cuidado sus altas capacidades intelectuales “identificadas en segundo de Primaria”, explica el universitario en conversación telefónica con EL ESPAÑOL. Su centro, el Corazón de María de Gijón, se ha convertido en el supercole de las altas capacidades.
Al cierre del curso 2022/2023, por ejemplo, 124 de sus 1.300 alumnos de Primaria y Secundaria tenían altas capacidades, lo que porcentualmente equivale al 9,46 % del total de estudiantes. Iyán era uno de ellos y junto a Paula Rodríguez o Jorge de la Mano estableció un récord en el cual el centro educativo formó a tres catorces en la EBAU. Algo muy inusual. Sin embargo, Paula y Jorge no tienen altas capacidades intelectuales. Iyán sí, por lo que sus jornadas no sólo se reducían a lo puramente académico, sino que había tiempo para cultivar su gran pasión: la danza.
Altas capacidades… universitarias
Pero la historia de éxito de Iyán López empezó hace ya muchos años. Identificado como alumno ACNEAE (Alumno con necesidades específicas de apoyo educativo) en el segundo curso de Primaria, el niño prodigio mantendría un currículo destacable desde que inició su formación escolar. “Mantuve mi trayectoria año a año. Aun así, me propusieron desde mi colegio flexibilizar –avanzar de curso– en quinto de Primaria, pero ni mis padres ni yo quisimos. Yo era muy feliz con mis compañeros de generación, así que me quedé en mi curso”, recuerda el nuevo alumno de Derecho.
Y es que es importante entender que un niño con altas capacidades intelectuales no siempre tiene que flexibilizar. En muchos casos les insufla la motivación necesaria para alcanzar las cotas más altas de estudio, pero en otros no. De ello es consciente Simón Cortina, director del Colegio Corazón de María de Gijón desde hace 12 años. “Consideramos que cada alumno es único y, como tal, debemos atender sus necesidades educativas, sus inquietudes, sus preocupaciones… Es el reto de intentar una enseñanza casi personalizada en función de la necesidad de cada estudiante”, resumía a este medio el docente el pasado mes de julio.
Iyán y su familia declinaron la oferta de su flexibilización, pero sin renunciar a la exigencia que ha llevado al joven a la universidad. En consecuencia, el gijonés fue brillando curso tras curso y etapa tras etapa “sin tener dificultades ni académicas ni sociales”. Por ejemplo, Iyán obtuvo al acabar la E.S.O. con un sobresaliente currículo el Premio Extraordinario al Rendimiento Académico.
Pregunta.– Iyán, para alcanzar este premio u obtener un 14 en la EBAU, ¿estudiaba mucho?
Respuesta.– Sí, estudiaba mucho, pero mi vida no sólo se reducía a eso. El año pasado [por su primero de Bachillerato] también cursaba el grado profesional de danza. Iba al conservatorio todos los días unas cinco horas, lo que me ayudaba a desconectar.
P.– ¿Cuánto tiempo estuvo en el conservatorio?
R.– Hice cuatro años de grado elemental y tres de los seis años del grado profesional. Siempre he tenido claro que no me quería dedicar a ello de manera profesional, por lo que en segundo dejé el conservatorio para centrarme bien en el Bachillerato. Primero fue muy duro por las seis horas de clases, las cinco de conservatorio, las horas de estudio…
Iyán dejó de practicar su hobby de manera tan seria y rigurosa porque decidió poner toda la carne en el asador para alcanzar su objetivo: hacer carrera en el mundo de la judicatura. “Yo me quiero dedicar al Derecho y a priori me gustaría ocupar algún cargo litigante (juez, fiscal, abogado…), pero dejaré que la carrera me sorprenda y, quién sabe, a lo mejor tomo un camino que me guste más”, desgrana el ya universitario sin cerrarse puertas, con la mente abierta.
De momento, el joven sólo ha tenido dos clases introductorias de Historia del Derecho y de Economía y Contabilidad. Por ello es prudente. Sabe que aún falta mucho para decidir con toda la información el siguiente paso, pero de momento ha superado “el miedo” de su primer día en la universidad. Un día marcado por profesores “muy majos” y por una fiscal que acudió a la Uniovi para motivar a los nuevos estudiantes de Derecho.
Ahora es el momento de aprovechar sus altas capacidades para seguir su camino de éxitos, uno que ya lleva tiempo recorriendo consiguiendo el ansiado 14. Y lo hace en la comunidad autónoma donde desde hace un tiempo –y particularmente desde que es consejera de Educación Lydia Espina– se persigue mejorar las condiciones educativas de los niños con altas capacidades.
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Asturias, líder de España
En Primaria, en este sentido, la media en España de detección de niños con altas capacidades es del 0,2 % del alumnado matriculado, mientras que en Asturias el porcentaje ha ascendido vertiginosamente hasta el 4,2 % del total matriculado durante el último año. Eso significa que este curso 2022/2023, el Principado se ha convertido en la autonomía con el mayor número niños de 6 a 12 años identificados con altas capacidades en relación con su población total. Un total de 280. Y todo ello ha sido gracias a la labor de la consejera de Educación, Lydia Espina.
“Aunque hay que dejar claro que no es la primera vez que se lleva a cabo una campaña de identificación de niños con altas capacidades en Asturias, es verdad que la consejera Lydia Espina ha estado muy sensibilizada con el tema y ha optado por la línea de intervención. Es decir, se ha promulgado la identificación de estos menores. Esto es algo fabuloso, porque primero hay que poner de manifiesto la población que hay con altas capacidades para luego estudiar cómo podemos ayudarle”, explica José Luis Pérez, orientador del colegio donde ha estudiado Iyán.
“Es muy importante la identificación, porque a partir de ahí se puede estudiar caso por caso si el niño necesita ampliación de contenidos, flexibilización –adelantar un curso–... Es un buen primer paso”, añade Pérez. Luego tendría que estudiarse el caso concreto, como el de Iyán, para que el niño, su familia y su centro decidan qué es lo mejor para él. Si se hace bien, estos menores superdotados pueden alcanzar sus metas, como el 14 en la EBAU o el acceso a la carrera soñada. Pese a todo, el joven asturiano quiere más y, sediento de conocimiento, confirma a este diario que le gustaría también estudiar la carrera de Criminología.