"Luis es muy besucón, fue su reacción": las mujeres de la familia Rubiales sacan las uñas por él
Sus primas componen un clan matriarcal que ha escenificado la defensa del pueblo que está con Rubiales contra lo que él llama "falso feminismo".
2 septiembre, 2023 03:24Imaginen la cena de Nochebuena en casa de los Rubiales Béjar. Pero no lo hagan por mucho tiempo, no se esfuercen demasiado. Para que esa escena como de Qué bello es vivir fuera real habría que alquilar un salón de bodas. Son tantos que ni se conocen. Su familia por parte de madre ni siquiera sabe cuántos son los tíos que tiene por la rama paterna. Se lo revelamos: son once en total, contando a Luis Rubiales López, el padre de la criatura, del ex presidente de la RFEF; primos con sus respectivos hijos, incontables. Los Béjar son más recogiditos: la madre, Ángeles Béjar Domínguez, con su hermano y su hermana, un primo y tres primas. Estas últimas han sido las cachorras que han enseñado los dientes al ver a uno de los jefes de la manada en apuros.
No por inverosímil deja de ser irresistible recrear ese momento. El tío soltando esos trapos sucios que nadie esperaba en unas fechas tan señaladas sin necesidad de abrir el vino. La madre, disgustada, sin comer. Él, Luisma, oficiando el discurso de la noche, su padre aplaudiendo y los cuñados dándose codazos por debajo de la mesa mientras bromean con que esa noche le toca a las mujeres fregar los platos. Carcajadas masculinas, risas generales. Lástima que no ocurra así. Ambas familias son originarias de Motril, pero el padre y la madre se divorciaron hace ya unos cuantos años. Ahora Luis Manuel Rubiales Béjar se junta con ellos por grupitos cada vez que puede y luego cada uno sigue su vida con los más cercanos. La última vez que los Béjar pasaron varios días juntos fue el verano pasado.
Unas vacaciones como las de antes, dos semanas juntos en un mismo hotel con la tía, las primas, los niños, la sombrilla y la nevera. “Mira que mi primo habrá ganado dinero, pero el tío se pasa el verano con una camiseta roía, una camisa de flores y un sombrero de paja. Que yo le digo, primo, arréglate, que pareces el de los espárragos Carretilla. Pero es que él es así, una persona natural”, asegura a EL ESPAÑOL Olga Ruiz Béjar, una de las primas que ha dado la cara estos días. El clan familiar cogió el coche desde Motril para trasladarse por unos días a Calahonda, una zona de playa perteneciente al mismo término municipal de su ciudad natal. Su padre tiene un chalet a poca distancia, en la urbanización La Chucha, de la localidad de Carchuna.
Son apenas 15 minutos de camino por una carretera que atraviesa el mar de plásticos donde se cultivan los mangos de la Costa tropical granadina. El coche desciende por un desfiladero hasta llegar a la altura del mar. Los invernaderos se extienden casi hasta conquistar la extensión en la que se alzan las primeras edificaciones de Calahonda.
En el centro del pueblo, en el restaurante El Ancla, el de mayor solera de la zona, recuerdan haberles servido el verano pasado. “Sí, venían aquí a comer o a cenar en familia”, confirma su encargado. Sus precios son los de cualquier restaurante normal de la costa española, todo lo normal que permite la inflación, claro. Playa por el día, chiringuito para comer y un helado por la tarde, el veraneo tradicional de la clase media. “Este año queríamos repetir, de hecho Luis había venido por aquí para pasar sus vacaciones, pero estalló todo el escándalo y tuvo que desaparecer”, lamenta su otra prima Vanesa, hermana de Olga. Toda esta semana Rubiales ha estado siempre cerca de su pueblo, en contacto con sus abogados, aunque se desconocía su paradero.
Vanesa, Olga y Demelza
Vanesa es quien se puso delante de las cámaras el primer día que su tía Ángeles se encerró en la iglesia de la Divina Pastora para iniciar una huelga de hambre. Amagó con erigirse como portavoz familiar, pero horas más tarde decidió tomar distancias con los medios. “Han dicho que mi primo nos ha utilizado, que nos ha mandado ponernos aquí delante para que salgamos a defenderlo, y no es verdad. Nos hemos reunido para mostrarle que estamos con él porque creemos que lo que ha ocurrido es injusto. Tuvo un comportamiento inapropiado, se equivocó como se puede equivocar cualquiera, pero todo lo demás ha sido una cacería, le tenían ganas y han ido a por él”, sentencia. El lunes ya participó en una manifestación de apoyo y el miércoles, horas después de que su tía fuera trasladada al hospital en su tercer día de huelga de hambre, repitieron. “Estoy hablando cada cinco segundos con mi primo por whatsapp, él sabe todo lo que está pasando”, confiesa.
Vanesa trabaja como auxiliar de enfermería en El Ejido (Almería). Su hermana Olga es responsable de una tienda del grupo Inditex en Motril y su otro hermano Borja está al frente de un negocio familiar, Lejías Vidoy, que se encarga de la limpieza de piscinas y establecimientos hosteleros. “Somos una familia muy normal, ya lo ves, pero todo esto lo hemos hecho porque estamos muy unidos, hacemos mucha piña”, asegura Olga. Borja, el único varón de los Ruiz Béjar, acude siempre a las reuniones, aparece en las fotos, pero quien cierra el núcleo duro familiar es Demelza Béjar, prima de Luis Rubiales y, a la vez, de Olga y Vanesa.
“Cuando vimos que todo esto se empezaba a ir de madre, es que no nos lo podíamos creer, no era ni medio normal. No hizo falta organizar nada, entre las primas hablamos casi todos los días. Nos enteramos de que la tía Ángeles se había encerrado en la iglesia y nosotras salimos a la calle porque era lo único que podíamos hacer. ¿Cómo te crees que está la familia? Estábamos destrozadas ante el acoso vivido”, afirma Demelza. Deme, como la conocen los suyos, está opositando para celadora. También apareció en las teles el primer día, pero ahora es la más escéptica en toda esta historia.
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“Es que cometí el error de dar mi número a un periodista y me han estado llamando toda la semana. ¿Qué queréis que diga? Si ya está todo dicho, que pensamos que a la jugadora la han manipulado y que lo único que queremos es que se haga justicia. Punto”. Este viernes el Tribunal Administrativo del Deporte consideró que la infracción de Rubiales fue "grave", pero no "muy grave", por lo que el Consejo Superior de Deportes no puede inhabilitarle. Con su melena rubia platino y sus tatuajes, esa apariencia de chica de barrio convertían a Demelza en protagonista perfecta de la crónica costumbrista. Quien no ha parado de acercase a ellas es un periodista de extrema derecha que ha estado retransmitiendo en streaming las manifestaciones.
“De verdad, que no hay nada más de lo que se ve. Ha sido una reacción espontánea para defender a un ser querido”, recalca Olga. “Mira, cuando viene por aquí le falta tiempo para venir a vernos. Nos llama y si le dices que tienes cinco minutos, se acerca cinco minutos. Vino antes del Mundial femenino y en Navidades, que llegó con unos churros solamente para darle un beso a los niños”. En los móviles de las primas abundan las fotos de Luis Rubiales besando a sus hijos, poniendo caritas, besándose entre ellos. “Es que es un niño muy besucón, te lo juro, es su primera reacción. Le perdió ser cómo es”, sostiene Vanesa. Y ahora quienes reciben los besos son ellas, de las vecinas y amigos de la familia que vienen a demostrarles su afecto, como se hace en los velatorios.
Evelin
En sus polémicas comparecencias, Luis Rubiales ha remarcado la importancia que tiene para él su familia. En la asamblea de la RFEF aludió a sus tres hijas, fruto de la relación con su ex mujer, la abogada Manuela Delicado. Atacó a lo que considera “falso feminismo”, al que culpó de las críticas contra él, y se dirigió a las suyas: “Hoy digo, mirando a mis hijas que están aquí, que tienen que aprender una lección de vida, vosotras sí sois feministas de verdad, no como el falso feminismo que hay por ahí”. Lucía, Ana y Elena, menores de edad, estuvieron en la RFEF, pero se han mantenido al margen de la polémica. Como también su única hermana, Evelin, completamente alejada de la vida pública.
Siguiendo una estrategia muy similar, Rubiales la mencionó también en una rueda de prensa tras verse acorralado por el escándalo de la Supercopa en Arabia Saudí. “Mi hermana, un año y medio mayor que yo, cayó encima de mí teniendo yo solo un mes, estando en la cuna, y me partió las piernas de arriba abajo. Tuve muchas fracturas, seis o siete en cada pierna. Mi padre cogió y me llevó al médico con las piernas partidas y éste le dijo: 'su hijo va a ser todo menos futbolista'. Yo soy un luchador, soy un tío honesto y voy a seguir trabajando para el fútbol español. Las mentiras no pueden acabar con una buena gestión", dijo entonces. Sus primas recuerdan ahora que la segunda boda de Evelin, hace cuatro años, fue la última ocasión en que los Béjar y los Rubiales coincidieron al completo.
“Fue un día muy bonito, nos lo pasamos bailando”, cuenta Vanesa. Fue un momento especial, porque un año y medio antes habían operado a Evelin de un tumor cerebral y desde entonces ha perdido buena parte de la visión. Criminóloga y abogada de profesión, montó un restaurante en Motril junto a su pareja, pero lo cerraron y ahora regentan otro bar en Granada. Alejados del ruido mediático, ni su marido ni ella se prestan a hablar con los periodistas. Las fotos de la madre de Rubiales que han circulado estos días son de esa boda, celebrada de forma discreta. Luis Rubiales padre acudió con su nueva pareja, con quien vive ahora en Granada. Él y Ángeles Béjar se habían divorciado hace bastantes años, aunque la relación sigue siendo “cordial”, según señala una persona cercana a la familia.
Ángeles
“De joven, Ángeles tenía una peluquería en los bajos del edificio en el que había vivido su familia toda la vida. Era muy guapita, se casó con Luis, que era maestro y terminó siendo alcalde de Motril, y puso otra peluquería en el centro, al lado del Teatro Calderón. Pero desde el divorcio, la verdad es que la mujer pegó bastante bajón. No es que se hiciera más devota, eso lo ha sido siempre, pero yo la vi más desmejorada. Es normal, ¿a quién no le afecta un divorcio?”, señala alguien que se define como “amiga de Ángeles desde la infancia".
El pasado lunes, la mujer, de 76 años, se presentó en la iglesia de la Divina Pastora, donde acudía otras muchas veces a rezar, y dijo que no salía. “No nos había dicho nada a nadie. Yo creo que fue una reacción instintiva, estaba tan triste por lo que estaba pasando que le dio por ahí”, insiste Olga Ruiz. “Era lo que nos faltaba…”, suspira otra de las primas. La mujer estuvo tres días sin tomar la medicación que necesita para una enfermedad del riñón y tras todo ese tiempo sin comer la huelga de hambre terminó de manera forzosa con unas horas en observación en el Hospital de Motril.
Los Rubiales López
Mientras la mujer permanecía en Urgencias, El Confidencial y El Mundo publicaron sendas entrevistas con el tío de Luis Rubiales, Juan Rubiales López, quien había sido su jefe de gabinete en la RFEF. Tras haber denunciado en la Fiscalía las conversaciones entre su sobrino y Gerard Piqué para llevar la Supercopa a Arabia Saudí, acusaba al primero de “estar obsesionado con el poder, el dinero y las mujeres” y de haber celebrado una fiesta en Salobreña con chicas de imagen que apenas habían cumplido la mayoría de edad.
Juan Rubiales trabajaba como periodista para Antena 3 antes de que su sobrino lo reclutara para la Federación. Buena parte de los Rubiales López han hecho carrera en la abogacía y muchos de ellos viven en Madrid. No así Luis Rubiales padre, que fue alcalde de Motril entre 1995 y 2003 y después estuvo acusado en el caso de los ERE de Andalucía tras haber sido delegado de Empleo de la Junta en Granada por el PSOE. La Fiscalía de Sevilla pidió tres años de cárcel para él. “Le agradezco su llamada, pero no tengo nada que decir”, responde ahora Luis Rubiales López al teléfono.
La historia de los Rubiales y los Béjar no tiene nada de Capuletos y Montescos. Los primeros, probablemente, hicieron más carrera; muchos salieron de Motril, montaron sus negocios, uno de ellos se codeó incluso con el presidente del Gobierno y llegó a dirigir la Federación Española de Fútbol. Los segundos se quedaron en su ciudad, llevan una vida modesta y son ellos -o más bien ellas- quienes han salido a escenificar la defensa del pueblo que está con Rubiales. Durante años vivieron en sintonía y sí, realmente esas cenas de Nochebuena existieron. Fue antes, mucho antes de que el comportamiento del hijo pródigo abriera en España el gran debate de los últimos años sobre los usos y costumbres de la sociedad actual. Hace no tanto tiempo las cosas se hacían de otra manera, signifique eso lo que signifique.