La mañana del 20 de agosto de 2023 será un día clave para la Selección Femenina de Fútbol. Las chicas, capitaneadas por Alexia Putellas y entrenadas por Jorge Vilda, han llegado a la final del mundial por primera vez en la historia. Si ganan, será el broche de oro a una de las mejores generaciones de futbolistas que ha dado este país. Si pierden, también.
Pero la trayectoria del fútbol femenino en España lleva muchos años escribiéndose, y el primero en coger lápiz y papel para hacerlo fue Rafael Muga (Badajoz, 1945). El 8 de diciembre de 1970 se jugó en el campo de Boetticher, en Villaverde, el primer partido de fútbol femenino en nuestro país, y lo hizo gracias al tesón del extremeño. Después Muga se convertiría en el primer seleccionador de 'La Roja' y en el impulsor del deporte rey en España, ahora sí, la pelota también era de ellas.
EL ESPAÑOL ha podido hablar con él y hacer un repaso a toda su trayectoria, conocer los primeros pasos de un deporte dominado por los hombres y las dificultades de crear un equipo femenino en los años de la dictadura. También aprovechamos para hablar con él sobre visión sobre el fútbol actual, la situación de la selección y su relación con las jugadoras.
Rafael Muga nació en Puebla de Alcocer (Badajoz), la Nochebuena de 1945. Pasó allí su infancia, estudió magisterio y formó su propia escuela con varios estudiantes. A los 18 años dejó Extremadura atrás y se fue a probar suerte a Madrid. En la capital hizo la mili y el curso de Instructor Nacional de Educación Física y Deportes que, como cuenta, "estaba impartido por La Falange".
Poco después se compró un piso en Villaverde Bajo y fundó 'Juve', una agrupación deportiva de la que la actriz Concha Velasco era madrina. Muga empezó entrenando a chicos en las afueras de la estación de tren. Los jugadores venían acompañados de sus novias, que se morían de frío mientras esperaban. De esas novias, estas jugadoras.
La primera revolución
Muga empezó a barajar la idea de crear un equipo de fútbol femenino y se puso manos a la obra. Las chicas querían jugar, Rafael les daba la oportunidad de hacerlo. En la incipiente década de los 70, la Sección Femenina (a cargo de Pilar Primo de Rivera), controlaba la actividad de las mujeres. "Las directrices eran: mujer para tu casa, esposa y madre y poco más", cuenta Muga.
Sin embargo, Rafael no temió el enfrentamiento. Conchi 'Amancio', una de las grandes futbolistas de la época le pidió a su padre que le comprara unas botas de fútbol. Durmió con ellas puestas. Al día siguiente sería una jornada especial, jugaría el primer partido de fútbol femenino de España.
Los primeros 90 minutos
Hacía frío. Era 8 de diciembre de 1970 y el tiempo no perdonaba. El árbitro fue Vicente Manzanilla, amigo de Muga. El césped del estadio de Boetticher se llenaba de aguanieve, pero eso no impidió las largas colas en las taquillas. Nadie quería perderse el gran evento, era el primer partido, las primeras mujeres futbolistas.
Las entradas costaban 25 pesetas, se acabaron quedando sin cambio y Rafael Muga, que actuaba las veces de organizador, tesorero y un poco de todo, encontró la solución. "Tuve que ir al bar de enfrente a pedir cambio", cuenta entre risas.
Sobre el terreno de juego se enfrentarían el Mercacredit y el Sizam (cambiando la m por una n y dándole la vuelta al nombre cambia bastante). Acabarían ganando las segundas por 5-1. El árbitro dio el pitido final y, en medio de la euforia, dos guardias civiles le pidieron a Rafael Muga que se fuera con ellos.
¿Cómo se le ocurre?
Con miedo, Rafael accedió, como no podía ser de otra manera, a acompañarles hasta el Cuartel de la Guardia Civil de Villaverde. "Creo que el comandante se pensaba que yo iba a ser un hippie o un andrajoso por haber organizado aquello, pero por entonces yo me ponía mucho la corbata".
"Pero lo primero que me dijo fue: '¿Cómo se le ocurre a usted organizar un partido de mujeres?' El tío estaba sentado con su pistola y yo traté de quitarle importancia". Al final se libró de la detención, pero el susto se le quedó en el cuerpo, había que ir con pies de plomo.
La primera selección femenina
En los tiempos de Muga, José Luis Pérez Payá era el presidente de la Federación Española de Fútbol. Cuenta Rafael que las ideas de éste eran "totalmente contrarias al fútbol femenino. Decía que cualquier mujer estaría mejor con un traje regional que con una equipación".
Aunque primero le ofrecieron a otro convertirse en el primer seleccionador de 'la roja', finalmente, fue Muga quien ocupó el puesto y entrenó a un equipo que viajaría por varios países y empezaría a dar los primeros pasos sobre el terreno de juego.
"Rogamos se abstengan de promover toda actividad relacionada con el fútbol femenino por no gozar de aquiescencia de la Sección femenina del movimiento. Dios guarde a usted muchos años". Así rezaba la circular que recibió Rafael y otros referentes del mundillo. Las exigencias no tuvieron éxito. La pelota siguió rodando.
No fue hasta 1983 cuando la Selección Femenina de Fútbol fue federada. Lo hizo más de diez años después de que jugaran su primer partido contra Portugal. Las mujeres españolas ya podían marcar goles de manera oficial, el mundo del deporte estaba de enhorabuena.
Que Franco no se entere
La de Rafael también es una historia donde la épica juega un papel fundamental. Los hechos sucedieron en 1971 en Almansa, en la provincia de Albacete. Allí, el equipo que dirigía Muga y el APROSU (Asociación Protectora de Subnormales), iban a disputar un encuentro a beneficio del colectivo. Según cuenta Muga "el campo estaba lleno hasta la bandera, pero en la puerta se concentraron varios caciques que no querían que se jugase. Decían que para el pueblo era una indignidad".
Fue entonces cuando, ante la negativa de los opositores a abandonar la entrada, Antonio Molina, director de la asociación; dos caciques y el propio Rafael Muga, acceden a un despacho. Es allí donde descuelgan el teléfono y llaman al Palacio de El Pardo. Contestó un sirviente y el director dijo "soy el presidente de APROSU Albacete, quiero hablar con Carmen Polo". Se hizo el silencio.
Cuando la esposa de Franco -que era benefactora de la asociación- se puso al aparato y Molina le narró lo que estaba sucediendo, la mujer del caudillo no pudo más que decir: "Hagan ustedes lo que quieran y soluciónenlo, pero no me gustaría tener que decírselo a Paco". Al final los caciques cesaron y el encuentro tuvo lugar. Para Muga, "Carmen Polo salvó el partido".
Las estrellas olvidadas
Rafael no se olvida de aquellas que fueron pioneras del deporte. Él puso los medios, pero la magia estaba en sus pies. Las jóvenes futbolistas que abrieron la veda fueron las precursoras de los éxitos que se viven ahora en nuestro país.
Conchi 'Amancio', Mari Carmen Álvarez Matey o María Ángeles Pérez 'Quilla' dieron los primeros toques al balón. Rafael escribió y autoeditó un libro de las memorias de esos años ' Las estrellas olvidadas'.
Ahora se encuentra inmerso en la publicación del segundo 'Fútbol femenino. La primera gran revolución'. Según cuenta, "yo formé parte de la primera revolución, ahora estamos viviendo la segunda y definitiva".
La Selección del Mundial
A pesar del paso de los años, Rafael nunca se ha apartado del deporte de las reinas, ha seguido acudiendo a los campos y ha recibido diversos reconocimientos por la importancia de su labor.
Está muy contento con los buenos resultados obtenidos por la selección y se muestra optimista, afirma que "el domingo ganamos". También ignora las críticas y valora a Vilda, del que dice que "es un buen chaval" y que un entrenador "debe saber improvisar".
Salma Paralluelo le tiene enamorado y cree que lo de 'la Roja' es un éxito como equipo más allá de las polémicas. Aún así pisa el barro, "yo y otras pioneras creemos que nunca se debe abandonar a la selección española".
Rafael sabe que las chicas el domingo van a por todas, por eso, ha llamado a la federación para preguntar a qué hora llegarán a España tras el partido. "Yo y otras pioneras queremos ir a recibirlas al aeropuerto de Barajas".
Será en ese momento cuando se cierre el círculo, cuando pasado y presente se den la mano. Las primeras futbolistas recibirán en su país a la selección mundialista. Rafael y sus chicas meterán el último gol y gritarán, ahora con más fuerza que nunca, por la victoria del fútbol femenino.