A las 9:00 horas, apenas unos cuantos vecinos se acercan al colegio electoral Miguel de Cervantes, en Écija –la bien llamada ‘sartén de Andalucía’– para votar. La temperatura, se alegran, “ha bajado en los últimos días”. Este domingo electoral, 23 de julio, los termómetros apenas van a marcar los 39 grados. “Pero es que hemos estado a 41, 42… El lunes y el martes fueron horribles”, celebran. Pero lo cierto es que hace calor. Algo menos, desde luego. Pero calor al fin y al cabo, lo que no ha evitado que a las 14:00 horas la participación sea de un 40%, dos puntos más que en 2019.
El mercurio, a esa primera hora, marca 28 grados. Corre algo de aire, se puede andar sin desfallecer y son muchos los vecinos que se acercan a hacer sus deberes electorales antes de refugiarse en casa o en la piscina. “Aquí, además, tenemos aire acondicionado”, explica Ángel Pérez, apoderado del Partido Popular en el colegio Miguel de Cervantes a EL ESPAÑOL. “Esto del calor son tonterías”, le apoya Pablo. “¿O es que no se puede votar en verano pero sí en diciembre? Igual es peor el frío”, se convence. “Si se viene por la mañana, no hay problema...”, añade Conchi. Pero, claro, a ellos dos les ha tocado la parte buena, uno de los centros climatizados de la localidad.
[Siga en director la jornada electoral]
La película, en cambio, es muy diferente en otro, en el colegio San Agustín. Allí también hay aire acondicionado, pero no en todas las aulas funciona correctamente. Rosa María, encargada del punto de información del ayuntamiento, puede ratificarlo. Ella, encargada de recibir a los electores y guiarles, tiene su mesa nada más entrar en el centro. A su lado, un ventilador; en la mano, un abanico,; y al otro lado, una botella de agua. “Me lo ha traído todo mi madre porque si no…”, cuenta a EL ESPAÑOL.
Horas punta
A las 12:00 de la mañana, el termómetro ha dado vuelco. Esas caras de primera hora de la mañana han cambiado por completo. Las personas mayores –más madrugadoras, por lo obvio– han cedido el paso a los jóvenes. Hay menos sonrisas y más caras de relativo sofoco. Los 32 grados, a la sombra, son soportables, pero no al sol. Y no, desde luego, dentro de las peores aulas del colegio, esas que tienen aires acondicionados –eso sí, rotos–.
Allí, el collage de votantes es más parecido al que se esperaba en esta extraña jornada electoral. Hay quien utiliza las papeletas como abanicos improvisados, como Daniel y Alicia; quien opta por acudir en bañador y chanclas antes de irse a la piscina, como Curro; o quien ha tenido que posponer sus vacaciones para acudir a las urnas este 23 de julio.
Marcos e Isabel, responsables de una mesa, aguantan el temporal abanicándose. Ambos han tenido que suspender otros planes para ‘cumplir’ con la Democracia. Él, camionero, tenía el día libre. “Y lo he tenido que pasar aquí”, explica, con una media sonrisa. Y ella, en fin, celebraba su cumpleaños. Nada más y nada menos que 32 años. “Pero qué le vamos a hacer”, bromea. Al menos, durante los primeros compases de la mañana estuvieron entretenidos.
Pero, ¿habrá cambio o no? “El voto… es secreto”. En general, nadie se moja. Con una excepción: los votantes de Vox. Son los únicos a los que no les importa pregonar cual es su partido. El ejemplo más claro es Javier Crespo, autónomo, vecino de Écija y fiel seguidor de apostar todo al verde. “Yo siempre con Abascal. Hace calor, pero hay que cambiar esto”, dice mientras enseña orgulloso su papeleta a EL ESPAÑOL. “No me fío del voto por correo. Mi hermana, que está en la playa, no ha querido hacerlo así porque no se fía”, explica. Para él sí habrá cambio.
Es el único que se atreve a hacer una apuesta en uno de los municipios más calurosos de España. Pero no el único. En Écija, ya saben, la máxima será de 39 grados, pero el termómetro no ha sido más benevolente con Molina de Segura (Murcia), Mérida, Leiro (Ourense), Almagro (Ciudad Real) o Córdoba.
Desmayo
Prueba de ello es, por ejemplo, la intervención que ha tenido que hacer Fernando López Miras, presidente en funciones del gobierno de Murcia y líder del PP regional, que ha tenido que asistir a una mujer de avanzada edad que sufrió un ataque debido "al calor y al agobio de la gente" en el Colegio Público San José Alameda de los Tristes de Lorca donde él mismo votaba.
Por suerte, el incidente no ha ido a más. Según ha reconocido el propio Fernando López Miras, la mujer fue atendida. La tuvieron que sentar, darle agua y tranquilizarla. "Esto se ha producido debido a las circunstancias de celebrar las elecciones un 23 de julio, en pleno verano". "No era la mejor fecha para alentar y animar a la participación de los españoles", ha reconocido.
Otros incidentes
Pero, más allá del calor, todas las mesas se han constituido sin demasiados problemas, con algunas excepciones. En La Espina, en León, un miembro de una mesa suplente ha tenido que ir a buscar a su casa al titular y ha vuelto con él, pues se le habían "pegado las sábanas", algo que ha ocurrido también en algún otro pequeño municipio.
La otra anécdota que ha dejado la jornada electoral ha sido en Santa Marta de Tormes (Salamanca), que está en fiestas. Allí, los dos suplentes de la presidenta, que estaba con gastroenteitis, presentaban síntomas de embriaguez, lo mismo que en el caso de un vocal en Arenas de San Pedro, en Ávila, este sin la excusa de las fiestas.