Pilar Rosanes y su hijo, Josep Boan, muerto en un siniestro en la carretera.

Pilar Rosanes y su hijo, Josep Boan, muerto en un siniestro en la carretera.

Reportajes

La lucha de Pilar Rosanes, víctima de tráfico, contra la campaña de la DGT: "La diseña un homicida"

Stop Accidentes considera que el spot pone al culpable como el damnificado. EL ESPAÑOL habla con Pilar, la madre de un joven al que le robaron la vida en la carretera.

10 julio, 2023 02:08

"Cuando matas a alguien en la carretera, lo matas todos los días de tu vida". Este es el lema de la nueva campaña de la Dirección General de Tráfico (DGT) para concienciar sobre las consecuencias del consumo del alcohol en la conducción, las secuelas y el sentimiento de culpa de los conductores que provocan siniestros mortales de tráfico.

La razón de este spot radica en el inquietante aumento de hasta cuatro puntos de conductores que excedieron la tasa de alcohol permitida al provocar la muerte de un individuo en carretera durante este último año. En 2019, el porcentaje era del 25%. En 2022 llegó hasta el 29%.

Los tres protagonistas de la DGT son Cristina, Martín y David. Los tres tienen algo en común: matar a Lolo, Juan y Carlos mientras iban conduciendo. En la campaña se muestra una conversación entre el culpable y la víctima, cubierta de sangre y heridas, y relatan el estrés que supuso para ellos acabar con la vida de una persona en un siniestro de tráfico.

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Ahora, Stop Accidentes la ha rechazado rotuda y categóricamente y ha enviado un mensaje a Pere Navarro, director de la agencia, pidiéndole una rectificación.

Jeanne Picard Mahaut, una de las fundadoras de la asociación, subraya a EL ESPAÑOL que "muchas víctimas no se ven representadas". "Nos enseñan a un homicida charlando tranquilamente con un niño al lado, que no entendemos muy bien si está muerto, o qué, y al final casi parece que la víctima le dice 'ay, pobrecito, que te tienes que tomar píldoras para dormir'. Es ofensivo para las víctimas".

Nadie de la DGT ha respondido a la súplica de la ONG, la que duda de si este tipo de campañas violentas son más efectivas que las amables o empáticas.

La Fundación Mapfre y Bitbrain ha elaborado el estudio 'Evaluación de las campañas de tráfico y seguridad' con el que responde a esa pregunta. Las campañas duras generan un mayor malestar, impacto o concienciación que ver las amables o informativas (63,4% vs 24,4%), aunque las primeras impactan más que las segundas (7,31 vs 6,02 sobre 10). Pese a estos datos, "ese mayor impacto no se traduce en un mayor cambio de la percepción sobre el peligro de no cumplir las normas de tráfico", apunta el informe, que sentencia: "No parece necesario utilizar campañas duras".

Jeanne tiene claro que "no se puede contentar a todo el mundo", pero que "enseñar al homicida casi como una víctima no se puede tolerar". "Es una campaña que ha buscado un mensaje fuerte, pero la realización ha sido mala, nefasta, y no ha representado bien el mensaje que querían hacer llegar".

Ella perdió a su hijo Santi el 1 de enero del año 2000. "Murió en un choque lateral en una carretera mal llamada 'Vía Rápida'", dice. 

Otro de los motivos de su lucha para prevenir más siniestros en carretera es reformar la ley. "Al culpable se le llama homicida imprudente. ¿Es imprudente el que bebe, se sube a su coche, conduce y mata a una familia? ¿Esto es una imprudencia? No. Por eso estamos peleando con la ley, que no nos defiende", sentencia.

Josep, víctima de un siniestro mortal de tráfico

Pilar Rosanes (Barcelona, 1966) reconoce sentirse igual que Jeanne. Ella también perdió a su hijo Josep. "Para mí la campaña supuso un golpe, porque yo la veía y me imaginaba a mi hijo. El primer vídeo era una mujer que conducía borracha y que voluntariamente entra en el coche y conduce. Y el eslogan dice 'cuando matas a alguien lo matas cada día de tu vida'. No perdona, con que hayan matado a mi hijo una vez es suficiente. No hace falta que lo maten cada día. A mí sí que me matan cada día, porque siempre que me despierto me doy cuenta al segundo número dos de que mi hijo no está, y vuelven a matarme a mí, a mi marido y a mi hija, que todavía tiene la vida por delante y tendrá que vivir siempre con ese dolor, no como yo, que con suerte no me quedará mucho tiempo en este mundo. Entonces esta campaña es absolutamente indignante e insultante, porque excusa al homicida y equipara a la víctima y al victimario. No me imagino qué mente perversa que no sea la de un homicida puede diseñar una campaña así", cuenta a EL ESPAÑOL. 

Pilar y su hijo Josep.

Pilar y su hijo Josep.

Josep Boan Rosanes (Barcelona, 2000) estaba estudiando el grado de Historia. Le encantaba cantar y recorrerse las carreteras españolas con su querida moto. El día 7 de agosto de 2020 se fue de viaje con su padre, Jesús, a visitar las tierras gallegas sobre su Yamaha negra. El día 9, la vida de Josep, Jesús, Pilar y de su hermana Berta se terminó. Asier G. A., conductor de un Peugeot 307, se estrelló contra Josep en la Carretera A442, a la altura del kilómetro 1.800, en una carrertera limitada a 70 km/h, sobre las 14:00 horas. Asier y el resto de pasajeros que iban en su vehículo circulaban a una velocidad de como mínimo 116 km/h, tal y como señala la sentencia. Pilar recuerda ligeramente ese día.

Era un domingo. Ella acababa de pasar un cáncer y fue quien les animó a irse de excursión. Era la primera que hacían padre e hijo juntos. Pilar estaba en la terraza de su casa con su perro Oddie, que "está enamorado de él", y empezó a actuar de forma extraña.

Al rato sonó el teléfono de su hija: "La oí gritar y decir 'no, no, él es el compañero de mi vida', y yo pensé que hablaba de su pareja, pero no. Mi marido no quiso llamarme a mí, y cuando me escuchó, reculó, y dijo que no pasaba nada, que Josep seguía vivo y que respiraba, hasta que llegó una de mis hermanas con su expareja, y con solo verles la cara lo supe. Alguien me puso pastillas en la boca y me quedé dormida. Los tres días siguientes no los recuerdo, solo a mi padre que tenía 81 años dándose golpes en la cabeza con un mueble y decir que había vivido mucho, y a mi marido pidiéndome que no me fuera, y yo sólo tenía ganas de morirme. Él me dijo 'Pilar, a nuestro hijo le debía esperar algo muy malo y por eso ha pasado', y yo le dije 'no hay porqués que valgan'. Lo último que recuerdo es enviarle un mensaje al móvil de mi hijo y decirle que necesitaba que volviera a casa". 

El juicio no se produjo hasta el 27 de octubre de 2022. El 2 de diciembre de ese mismo año ya había resolución. El Juzgado de lo Penal Nº4 de La Coruña condenaba a Asier por un delito de homicidio imprudente grave del artículo 142.1 del Código Penal a 2 años de prisión y a la pérdida de su permiso de conducción. Como no tenía antecedentes, no llegó a ingresar en la cárcel. 

"El acusado, omitiendo las más elementales normas de precaución y cautela, obviando las señales existentes antes de llegar a dicho tramo, circulaba a una velocidad cuanto menos de 116 km/h, notablemente superior a la que exigían las circunstancias y a la permitida, lo que motivó que, al trazar una curva a derechas en su sentido de su marcha con pendiente decreciente, el vehículo se deslizase invadiendo el carril izquierdo de sentido contrario, saliéndose el neumático de la rueda delantera izquierda de la llanta, perdiendo el acusado el control del vehículo, hasta colisionar, primero lateralmente con la barrera metálica del márgen izquierdo y, posteriormente, con la motocicleta conducida por Josep Boan Rosanes, que circulaba correctamente por dicha vía", explana el documento.

Josep y su moto.

Josep y su moto.

"Cuando fui a buscar el artículo 142 del Código Penal vi que a este tipo no le iba a pasar absolutamente nada. Que alguien se pase seis o siete años en la cárcel por desacato a la autoridad y que el que matara a mi hijo no vaya a ir... No puede ser. Esa fue la primera hostia que recibí", observa Pilar.

Ella recalca que, a veces, se suele catalogar como accidente de tráfico todos los desastres que ocurren en carretera. "El accidente es algo que no se puede evitar, y el de mi hijo se podía haber evitado. Y no es lo típico que se dice de 'ha tenido mala suerte, pobre chico, fue una mala hora, un mal minuto'. Una mierda. Le mataron. No fue un accidente y no es mala suerte que alguien decida que en una vía, en una carretera comarcal que le indica que tiene que ir a 70, la coja a 120, y Asier no ha tenido ninguna consecuencia penal. No la tiene ninguno porque hay una ley que especifica que solo se va a la cárcel si superas 80 kilómetros el límite permitido. Por tanto, para que este señor hubiera ido a la cárcel, tendría que haber ido a 151 km por una carretera comarcal. Imagínate qué barbaridad".

Pregunta.- ¿Pidió perdón el culpable?

Respuesta.- Nunca, pero coño, yo me pregunto, ¿quién aprieta el acelerador en una curva? ¿Quién va cogiendo velocidad? No se me ocurre otra razón que no sea para querer matar a alguien que estuviera dentro del coche, pero eso es imposible de demostrar. A este joven de ahora 31 años le busqué en las redes sociales para ver si encontraba algún motivo por el que perdiera el control del coche, si le sonó el móvil, si estaba discutiendo... algo. Y lo que descubrí fue una foto de él con un amigo y una enorme tortilla de patatas con una frase que decía: "Cuando la vida te da una segunda oportunidad". ¿Qué segunda oportunidad? Si no se rompió ni una uña. Continúo leyendo y no encuentro a mi hijo en ningún sitio, y veo otra frase: "No te das cuenta de lo importante que es vivir hasta que no te ves morir". En aquel momento me di cuenta de que este individuo no sentía ningún tipo de remordimiento. No ha tenido ni que pagar multa.

Es más, te voy a decir una cosa. El seguro te da un dinero, a mí por ser menopáusica y no poder tener más hijos, en lugar de 70.000 me dieron 75.000 euros, a mi marido, como puede tener hijos, 70.000, y a mi hija 25.000. Un total de 170.000 euros vale la vida de mi hijo. Dinero que obviamente en qué te lo vas a gastar... Es un machaque constante para los que quedamos. Es horroroso. Piensa que yo soy la heredera de mi propio hijo. Y cuando más o menos estaba empezando a mantenerme en pie salió la resolución del caso y descubrí que no le iba a pasar nada, pero es tal el sufrimiento que no tienes fuerzas ni para denunciar al fiscal ni a nadie. Lo único que quieres es que se acabe esta tortura. Entonces estás desprotegido y la sensación es que todo el sistema protege al homicida.

Josep y su padre Jesús.

Josep y su padre Jesús.

Pregunta.- ¿Se supera de alguna forma la muerte de un hijo?

Respuesta.- Yo aún niego lo que ha pasado. Racionalmente lo sé, pero emocionalmente no, no puedo. Todo mi esfuerzo es mantenerme viva. Aunque no me considero una víctima, porque quien ha perdido la vida es mi hijo. Yo me siento culpable de continuar viva y que él no lo esté y nosotros no vamos a tener nunca restitución. Y eso añade dolor al dolor. Ahora estoy en tratamiento psiquiátrico y psicológico. Te hago una pregunta. ¿Cuántas víctimas de terrorismo, amigo o familiar, conoces?

Periodista.- Ninguna.

Pilar.- ¿Cuántas mujeres en tu entorno, una compañera de clase, la vecina de arriba, una amiga, han muerto a manos de su pareja?

Periodista.- Ninguna.

Pilar.- ¿Cuántos conocidos tienes que han dejado su vida en una carretera o que se hayan quedado muy mal?

Periodista.- Varios.

Pilar.- Todas las respuestas son como la tuya. En este país no hay nadie que no se haya visto afectado. Cada año se dejan la vida en el asfalto más de 1.000 personas. Como mínimo cada una de ellas a las que le roban la vida en la carretera tienen padre y madre. Son dos personas más. Si hay 1.000 muertes este año, ya tienes que sumar 3.000, porque matan a toda la familia.

Josep.

Josep.

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P.- ¿Cómo debería ser una buena campaña para evitar o reducir el número de víctimas de tráfico?

R.- Si esa misma mujer estuviera diciendo lo mismo, pero en una celda, en una cárcel, en las puertas de un juzgado o en el despacho de un abogado que le explica a lo que se va a tener que enfrentar si comete el delito, entonces sería otra cosa. Sin embargo, no ha sido así, y esta campaña es como si estuviera utilizando a mi hijo y colocándole sentado al lado de su homicida. En las campañas no se tiene que tratar el después, cuando la víctima ya está muerta, se tiene que arreglar antes, cuando todavía se puede hacer algo.