Murcia

Por las manos de Santos -con solo diez añitos- pasaba la vajilla del Bar Mata de Caravaca de la Cruz, donde se ponía a fregar, trabajando junto a sus tres hermanos, para ayudar a sus padres, Ginés y Juana, los cuales servían unos michirones para morirse de buenos. A los 16 años, esas mismas manos se buscaban un dinerillo extra cada verano, con la máquina de coser, metiéndole pespuntes al calzado que se producía en Firma. Cinco décadas después, por esas manos moldeadas a base de currar, también pasan las alpargatas de Calzados Picón por los que bebe los vientos la Reina Letizia y sus hijas, las princesas Leonor y Sofía.

"Ellas son muy 'alpargateras', les gustan mucho porque para el verano no hay otro calzado tan cómodo y natural", subraya con simpatía Santos, el corazón de Calzados Picón, una empresa situada en la localidad murciana de Caravaca de la Cruz, rodeada por el camino rural del Paraje del Charco, varias naves y fincas agrícolas, que esconden el poderío de la sede de esta marca que ha conquistado desde la Casa Real a los prestigiosos almacenes Harrods en Londres. "La vocación de alpargatero la tengo desde que era bien 'jovencico': con 16 años".

Santos Picón García (Caravaca de la Cruz, 1957) todavía sigue siendo el currante número uno de su plantilla: es el primero que llega a su empresa, antes de que la jornada arranque a las ocho de la mañana para terminar diez horas después. "Es una cosa obsesiva porque tengo 66 años y la edad ya se nota, pero siento amor por el calzado".

Tanto es así que sigue embarcándose en largos vuelos para asistir a ferias del sector en Nueva York, Londres, París y donde haga falta porque el éxito de su firma no le ha cambiado un ápice. "Yo lo soy todo: el gerente, el propietario y el fundador". Pero ante todo, un maestro alpargatero cuyos modelos llegan a costar 200 euros. "Tenemos más reconocimiento en Estados Unidos que en España", admite con una espinita clavada en su corazón.

La Princesa de Asturias, el 26 de mayo, en la confirmación de la infanta Sofía, luciendo unas alpargatas de Calzados Picón. Cedida

Prueba de ello es que en Nueva York, a 6.023 kilómetros de distancia de Caravaca de la Cruz, su firma es un producto de prêt-à-porter en Saks Fifth Avenue: una cadena de grandes almacenes de lujo. Sin embargo, en territorio patrio su marca solo ha ganado visibilidad gracias a que una de sus clientas fijas es la Reina Letizia. "La Casa Real nos ha ayudado mucho", remarca Santos con las mismas dosis de "agradecimiento" y de "orgullo".

La última vez que le invadió ese sentimiento a este empresario, fue este 26 de mayo, en la confirmación de la infanta Sofía, a la que asistió su hermana, la Princesa de Asturias, luciendo una réplica de las alpargatas de Calzados Picón que se puso su madre en Cantabria, durante el tour que realizó hace dos años con el Rey Felipe VI, por todas las comunidades autónomas, para conocer los efectos de la pandemia.

"Muchos medios contaron que llevaba las cuñas de su madre, pero eso no es cierto porque la Reina tiene una talla 37 y la Princesa de Asturias un 39, me encargaron una réplica porque le gustaron mucho a su hija", aclara Santos, al respecto de esta alpargata, de pintxo catalana, de color azul marino, elaborada a mano, con materiales cien por cien naturales, y de la que se han escrito ríos de tinta en la prensa rosa.

- ¿Cómo ha terminado entre su clientela Su Majestad la Reina?

- Santos: Doña Letizia compraba nuestras alpargatas en una tienda de Madrid. Hace seis o siete años, contactaron con nosotros para hacerle modelos conjuntados con su vestimenta. Nos pusimos de acuerdo, para crear una horma exclusiva para ella y las alpargatas que le hacemos son un modelo único en colorido y en diseño, solo para Su Majestad, durante el primer año. Sus modelos no los sacamos al mercado hasta el año siguiente, aunque me los quieran comprar a cualquier precio.

A mí, la vida me ha enseñado que no todo es ganar dinero. Hay que tener una ética y darle a la gente un poco de margen para que vea que la respetas. Para mí, habría sido muy fácil preparar mil pares de las alpargatas que iba a utilizar Doña Letizia el verano pasado, en el Palacio de Marivent, y ganarme 20.000 euros en un día, pero nosotros no vivimos de especular, solo lo hacemos de nuestro trabajo del que nos sentimos muy orgullosos.

La sede de Calzados Picón está en la localidad murciana de Caravaca de la Cruz.

Uno de los diseños exclusivos del caravaqueño Santos para la Reina ha sido un par de cuñas naranjas que lució Doña Letizia, junto al Rey Felipe VI, en la audiencia que ofrecieron el pasado verano a las autoridades de las Islas Baleares, en el Palacio de Marivent. Esas alpargatas se pueden comprar por 80 euros en la web de Calzados Picón, es decir, se han comercializado justo un año después de que Su Majestad la Reina las luciese en exclusiva.

Una de las claves de la fidelidad de la Reina Letizia a Calzados Picón es su apuesta por compatibilizar la actividad empresarial con el cuidado del medioambiente. "Todo lo que trabajamos son materias primas no agresivas, naturales, orgánicas, sin plásticos y libres de cromo, incluso tenemos una línea vegana", según explica este maestro alpargatero. "Solo usamos pieles, lino, algodón, fibra natural de yute, cola al agua con resinas y sin disolvente...", enumera, sobre el listado de materiales que se conoce de memoria como cada una de sus dos líneas de producción.

Una es la de montado, donde tiene la última tecnología láser y programas informáticos para diseñar y cortar sus modelos, y otra es la de cosido. "Una fábrica de calzado funciona como una de coches: toda va montándose pieza a pieza", según ejemplifica. "Tenemos maquinaria muy moderna y empleados que mantienen la tradición artesanal de forrar a mano la cuña con las trenzas, hacer el piso de yute, el cosido de punto hall…".

A lo largo de cinco décadas, la retina de Santos Picón García ha presenciado la evolución de este calzado, ideado para familias humildes con pocos recursos, y que se ha terminado por convertir en una pieza fashion de elevado coste. "Las alpargatas antes eran un calzado económico, costaban menos de 500 pesetas, y solo las llevaban aquellos que no podían pagar unos zapatos, pero ahora son un producto de moda con muchos adornos y fantasía, superando el precio de unos zapatos".

"En las tiendas, su valor pasa de los 100 euros y hay firmas que las venden por más de 200 euros, con lo cual, hay que darle un acabado muy bueno para que sean cómodas", tal y como reflexiona el dueño de Calzados Picón: la firma que pasea por medio mundo el nombre de Caravaca de la Cruz, una localidad de la Comarca del Noroeste murciano, presidida por su majestuoso Santuario de la Vera Cruz y que atesora las Fiestas de los Caballos del Vino -declaradas por la Unesco Patrimonio Inmaterial Cultural-.

Elena de Borbón y Grecia, hermana mayor del Rey Felipe VI, obsequiada por el alcalde de Caravaca de la Cruz, José Francisco García, con unas alpargatas de Calzados Picón.

La citada basílica alberga un trozo del Lignum Crucis -un fragmento de la cruz de Jesucristo- y fue visitada en julio de 2022, por Elena de Borbón y Grecia, la hermana mayor del Rey Felipe VI, que fue obsequiada por el alcalde de Caravaca de la Cruz, José Francisco García, con una réplica del Real Alcázar Santuario, y como no podía ser de otra forma, con unas alpargatas de yute, elaboradas por Calzados Picón, que también están en el zapatero de su cuñada: la Reina.

- ¿Por qué no le entregó sus alpargatas a la Duquesa de Lugo?

- Santos: Ella vino a ver la Cruz de Caravaca y quería venir a mi fábrica a por las cuñas porque se las hacemos a su cuñada, la Reina Letizia, pero se las tuvo que entregar el alcalde del pueblo porque yo estaba en Nueva York donde exponíamos en una feria.

Tal es su implicación con Calzados Picón que no cambió su agenda ni por la realeza. "En mi 'fabriquica' trabajamos en equipo, como si fuésemos una familia". Santos le pone tanta pasión a su marca como a su mujer, Ana María López, y a sus tres hijos que han sido unos ases con los libros: Ingeniería en Telecomunicaciones, Ingeniería Química y Farmacia.

- ¿Cuánto le cuesta a usted producir un par de alpargatas?

- Santos: Si te lo digo, lo sabes (risas). El beneficio es mínimo. Hacer un tipo de alpargata puede costar 20 euros y otro 40 euros, depende del modelaje y de la mano de obra que necesite. Lo que sí es verdad es que hay tanta competencia en el mercado que los beneficios son muy pequeños: si ganas del 5% al 8% ya es una buena rentabilidad.

Santos no necesita recurrir a cifras oficiales para hacer una radiografía de la evolución del mercado del calzado porque forma parte del sector desde que montó Calzados Picón en 1978. "La idea me surgió cuando yo estudiaba", rememora con nostalgia. "Todos los veranos, para sacarme un dinero para mis gastos, echaba unas horas haciendo alpargatas y al regresar del servicio militar, la persona para la que estaba trabajando me propuso hacerme socio suyo al 50%, para llevar yo la empresa porque él estaba mayor".

Por aquel entonces, Santos acababa de regresar de la Academia General del Aire de San Javier y le gustó la propuesta de sumarse a Firma: la fábrica del difunto Alfonso López Díaz, donde aprendió cada parte del proceso para elaborar una buena alpargata. "Me pasó como en el fútbol cuando fichan a un zagal joven", resalta a modo de paralelismo. "Esa fábrica era puntera en la Comarca del Noroeste: se hacían cosas de calidad y se trababa más que ahora, desde el lunes hasta el mediodía del sábado".

- ¿Cómo han evolucionado las alpargatas desde 1978?

- Santos: Antes solo se hacían cinco tipos de modelos, con cuña media y baja. Popularmente, eran conocidos como valenciana porque lleva una cinta; la de camping, que es la más tradicional y con cuña; la de salón, como una especie de zapato, y la de ciclista y blucher que son de estilo deportivo. Pero ahora, nuestras colecciones han pasado de 5 a 400 modelos, con doce o catorce hormas diferentes, que pueden ser planas y hasta con plataformas de doce centímetros, con adornos, colores, fantasía...

El prestigioso diseñador Modesto Lomba (c) en una visita reciente a la sede de Calzados Picón en Caravaca de la Cruz. Cedida

Calzados Picón ha cambiado cinco veces de ubicación en Caravaca de la Cruz, para adaptar sus instalaciones al continuo incremento experimentado en la demanda de alpargatas que llevan su sello. "De 8 empleados hemos pasado a 120 en los picos altos de trabajo y nuestra producción anual ha crecido de 100.000 a más de 230.000 pares", tal y como detalla el empresario, echando la vista atrás con orgullo.

"Después de cada temporada renovamos el 80% de nuestras muestras: solo dejamos el 20% que mejor se vende". Esta firma no cae en la autocomplacencia para no perder comba en los escaparates de las tiendas y en los grandes almacenes: "Nos adaptamos a las tendencias".

- ¿Cuál ha sido la clave para que su empresa haya duplicado su producción anual?

- Santos: Llevamos 45 años haciendo calzado, con mucho sacrificio, evolucionando año tras año como lo ha hecho la moda. Este reconocimiento como fabricante ha sido por un cúmulo de trabajo duro, hecho con ilusión, manteniendo nuestros mismos clientes y haciéndoles lo que nos piden. Poco a poco nos hemos ido abriendo mercado.

La influencer italiana Giovanna Abate, clienta de Calzados Picón, cuenta con 485.000 seguidores en Instagram. abate_gio

Tal dedicación le ha permitido que sus cuñas las luzcan la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la influencer italiana -de penetrantes ojos azules- Giovanna Abate que cuenta con 485.000 seguidores en Instagram, la periodista de Sálvame en Tele 5, Gema López, o que el diseñador Modesto Lomba haya visitado recientemente Calzados Picón. Pero hay muchas más celebridades que calzan estas alpargatas caravaqueñas, aunque Santos se niega a desvelar sus nombres porque rompería una de sus reglas de oro: respetar la privacidad de la identidad de sus clientes más exclusivos de su firma.

"Hay gente muy famosa que lleva nuestras alpargatas, pero si ellos no lo dicen, yo no lo voy a decir para hacerme publicidad porque soy muy respetuoso y yo no he hablado de la Casa Real hasta que ellos no lo han hecho primero".

Para este empresario chapado a la vieja usanza, vale más la palabra que un contrato, y posiblemente esa sea una de las claves de su éxito. Otra de los aciertos es mantener el ADN artesanal de su calzado y no haber deslocalizado su compañía, ya que a Santos se le puede ver por el pueblo, como un lugareño más, disfrutando de la denominada España rural.

Este empresario de éxito lo mismo está en su nave, supervisando la producción de Calzados Picón, que en una finca de 15 hectáreas donde cultiva albaricoques o paseando por el Campo de San Juan en Moratalla, buscando setas y hongos, junto a sus inseparables Sam y Nina: dos perros de la raza lagotto romagnolo. "Mi única afición es la truficultura, cultivo trufas en mi tiempo libre". Su otro hobbie está claro que es el trabajo.

Santos no cae en excentricidades porque se sigue considerando un simple maestro alpargatero, a pesar de que sus cuñas le gustan a la Reina Letizia y se comercializan hasta en Galeries Lafayette: una cadena francesa de grandes almacenes de lujo que es la más grande de Europa.

La Reina Letizia, el pasado verano, junto al Rey Felipe VI, luciendo unas alpargatas de Calzados Picón en la audiencia a las autoridades de las Islas Baleares en el Palacio de Marivent.

Tiene un carácter tan campechano este empresario que la entrevista con EL ESPAÑOL se ha cerrado llamándole a su móvil personal, sin gabinetes de comunicación de por medio, un telefonazo este martes por la mañana y ese mismo día cita al periodista a la una y media de la tarde porque antes tiene que acabar unos trabajos en su finca: "Estamos recolectando albaricoques". La personalidad cercana y risueña de Santos, le ha permitido tener hilo directo con una persona de la total confianza de Doña Letizia, cuyo nombre no desvela, puesto que es su contacto en la Zarzuela para estudiar los modelos de las cuñas que diseñará para la Reina.

"Es un chollo de mujer, está muy puesta en moda y siempre me da las gracias en nombre de Su Majestad la Reina", apunta Santos, sobre su misterioso contacto palaciego que le ha abierto no solo el zapatero de Doña Letizia, sino también el elegante vestidor de sus hijas: Leonor y Sofía.

Prueba de ello es que en julio de 2022, la Princesa Leonor se calzó unas cuñas de Calzados Picón, en el taller previo a la entrega de los Premios Princesa de Girona. "A la infanta Sofía le hice unas de color negro que son muy bonitas". Este maestro alpargatero solo tiene un 'pero' en su relación con la Casa Real: "Es una pelea constante y continúa la que tengo con ellos porque nunca les puedo regalar un par, siempre me lo pagan".