Ya es junio, el mes de la Selectividad. Este mismo lunes, de hecho, arranca la convocatoria ordinaria de la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) de 2023 en comunidades autónomas como Cantabria o la Comunidad de Madrid. Pero a partir de ahí, no cesará el aluvión de exámenes durante el resto del mes y durante julio, el mes de la convocatoria extraordinaria. En septiembre, incluso, los alumnos catalanes tendrán la oportunidad de presentarse por segunda vez.
De ahí que los estudiantes de toda España no sólo estén preocupados por superar sus exámenes, sino también en lo que vendrá después. Es un momento decisivo en sus vidas ya que, tras aprobar la EBAU, los alumnos tendrán que elegir la carrera que quieren iniciar y dónde cursarla. No obstante, y como el paro juvenil en este país roza el 30% —el segundo país de la OCDE que lidera el 'ranking' sólo por detrás de Gracia—, los alumnos cada vez tienen más en cuenta que el grado tenga mayor nivel de inserción laboral y de empleabilidad.
Según el U-Ranking, un estudio realizado por la Fundación BBVA, hay varias carreras en España que gozan de un 100% de empleabilidad como, por ejemplo, Odontología. Otras, no obstante, no llegan a ese pleno porcentaje, pero los alumnos sólo habrán de sacar un 5 en la Selectividad para poder acceder a ellas en una universidad pública de España.
Por ejemplo, Ingeniería de Computadores (95,4%) o Ingeniería de la Energía (95,5%), entre otras 10 carreras. EL ESPAÑOL, no obstante, ha podido hablar con varios alumnos y alumnas de toda España que se los han rifado las empresas nada más terminar sus carreras.
O, incluso, a varios de ellos les llovieron ofertas laborales antes de concluir sus grados. Ellos cuentan su experiencia para que los futuros universitarios puedan informarse y valorar todas sus cartas tras acabar la EBAU. A continuación, todos los casos:
Carlos, el ingeniero agrícola
“Es fácil encontrar trabajo nada más salir”. Ha sido la conclusión que le ha trasladado Carlos a este medio. Pero lo suyo fue un viraje vital de 180 grados. Comenzó estudiando el Grado en Filosofía, una carrera con una inserción laboral bastante peor, pero pronto sintió 'la llamada' del mundo rural a través de la ciencia y la tecnología relacionada con las explotaciones agrícolas.
“En 2017 empecé la carrera de Ingeniería Agrícola, me gradué en 2021, defendí mi TFG y luego fue fácil encontrar trabajo”, cuenta a EL ESPAÑOL. De hecho, el joven ingeniero de 30 años consiguió el empleo nada más terminar su etapa universitaria. Comenzó de prácticas en la empresa PLANTAE y pronto le ofrecerían un contrato. “Estuve allí un año y en mayo ya empecé a trabajar en Norel, hasta ahora. Dejé una empresa el 29 de abril y como era puente empecé en esta el 3 de mayo. No he estado sin trabajar”, explica orgulloso.
Y es que su carrera, Ingeniería Agrícola, complementada con el título de Máster de Ingeniería Agrónoma –con un 100% de empleabilidad– ha provocado que Carlos nunca haya tenido la necesidad de buscar trabajo. El trabajo lo ha solido buscar a él.
Raquel, la matemática
Raquel Domínguez ni siquiera había terminado su carrera cuando le pusieron en su mesa “bastantes ofertas laborales”. Estaba cursando el último año del Grado en Matemáticas de la Universidad de Sevilla cuando le llegaron estas oportunidades. “Decidí compaginar mi último año de universidad con mi entrada a la vida laboral”, explica Raquel en conversación con EL ESPAÑOL.
Y así fue como la sevillana de 26 años entró a formar parte de FI Group, una multinacional que se dedica al asesoramiento de empresas para proyectos de I+D+I. Pero su caso no es aislado. La joven reconoce que todos sus compañeros de promoción sólo han tenido facilidades para acceder al mercado laboral. "Ninguno está en paro", afirma. "Es muy difícil que un egresado en Matemáticas esté en paro, si está buscando trabajo es porque busca expandir su carrera profesional en otras direcciones, no porque le falten ofertas", asegura.
Este hecho lo confirman los datos. Según la ‘Encuesta de Inserción Laboral de los Titulados Universitarios’ del INE del año 2019, la tasa de paro de los estudiantes del grado de Matemáticas es tan sólo del 3,7%, siendo esta carrera una de las que más empleabilidad tienen.
Pablo, el desarrollador
Pablo Ruiz tiene 26 años y aún no conoce el paro. No había llegado ni al último año de carrera cuando el empleo llamó a su puerta. Estaba cursando el Grado en Desarrollo de Software y Aplicaciones, una carrera que según el INE tiene una empleabilidad del 97,4%. Lo hacía en la U-tad, el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital, y fue allí donde un profesor vio su potencial y no se lo pensó dos veces.
“Como yo era muy inquieto y veía que me gustaba mucho lo que hacía, me invitó a hacer las prácticas en Entelgy Innotec Security, una empresa de ciberseguridad. Al cabo de dos meses ya me habían contratado sin haber terminado siquiera la carrera”, cuenta a EL ESPAÑOL. Y es que su grado cuenta con un 100% de empleabilidad.
Pero la cosa no queda ahí. Al año y medio Pablo encontró trabajo en otra empresa, StratioBD, pues estaba buscando mejorar su situación laboral. Fue un proceso rápido. El mismo día que hizo la entrevista ya tenía el contrato firmado. “En Innotec cobraba 15.000 euros al año y en Stratio eran cerca de 40.000”, ha compartido con este medio.
Vicente, el ingeniero aeronáutico
Vicente Pérez está en el equipo creador de los helicópteros del futuro. Lo hace en un proyecto llamado City Airbus y él se encarga del diseño estructural de una de las partes del medio de transporte aéreo. Todo esto lo ha hecho gracias a estudiar el Grado en Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Politécnica de Valencia, donde después también cursaría su posgrado.
"Mientras hacía el máster, un compañero me dijo que estaban buscando ingenieros en Ford. Me recomendaron, pasé una entrevista y a los dos días ya me habían contratado", explica a EL ESPAÑOL. Tras tres años en la compañía, eso le sirvió a este ingeniero de 26 años como trampolín de acceso a una de las empresas más importantes del mundo en aviación: Airbus.
Eso sí, en su caso no trabaja en España, sino que lo hace en Donauwörth, una localidad cercana a Múnich (Alemania). "Las condiciones laborales son muy buenas, mucho mejores que las que encontraría en España, donde te pedirían más años de experiencia para el mismo puesto. La verdad es que no tuve que buscar mucho. Hice un par de entrevistas y me cogieron en Airbus", dice. "Quizá si hubiese buscado trabajo en España no hubiese encontrado las mismas condiciones", añade. Lo que está claro es que nada de esto hubiese ocurrido si no hubiese estudiado una carrera con un 96% de empleabilidad.
Lara, la diseñadora digital
El caso de Lara de la Puente fue algo diferente al del resto de entrevistados. No consiguió trabajo antes de terminar sus estudios, pero tan solo le hizo falta un mes para adentrarse en el mercado laboral. Tras finalizar el Grado en Diseño Digital, comenzó un programa de prácticas en la empresa Ogilvy, una de las agencias de publicidad más conocidas del sector. Y a pesar de que no consiguió un contrato en dicha entidad, bastó tan solo un mes para que otra agencia decidiera entrevistarla y, finalmente, ofrecerle un contrato.
Según los datos facilitados por U-tad (Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital), la universidad donde estudió esta joven diseñadora, el Grado en Diseño Digital goza de un 95% de empleabilidad. Un hecho que se debe principalmente a la gran relevancia que ha adquirido el diseño en los últimos años debido, sobre todo, a la modernización del sector. “Ahora, por ejemplo, ya no se utiliza tanto la cartelería, por tanto, todo lo relacionado con lo digital ha adquirido mucha fuerza”, cuenta a EL ESPAÑOL.
Pero lo que le ocurrió a Lara no es algo inusual en un estudiante de Diseño Digital. Y es que, según explica a este periódico, todos sus compañeros de promoción consiguieron encontrar trabajo poco tiempo después de finalizar sus estudios. "Hay gente con más inquietud y talento artístico que está en estudios de animación y productoras, y luego otros que se dedican al branding y al diseño tradicional”, asegura.
Diego, el arquitecto técnico
La pasión por las obras y todo lo relacionado con la construcción le viene a Diego Pérez de familia. Y es que el hecho de que su padre trabajara como albañil hizo que este joven de 24 años y nacido en Teruel tuviera siempre claro su deseo de estudiar Arquitectura Técnica. En su caso, cursó el grado en la Escuela Universitaria Politécnica de La Almunia, perteneciente a la Universidad de Zaragoza y, en la actualidad, trabaja como jefe de obra en una constructora. Y al igual que el resto de universitarios que se decantaron por estudiar carreras con un alto porcentaje de empleabilidad, Diego llegó a recibir hasta seis ofertas de trabajo antes de haber finalizado sus estudios.
"Yo salí al mercado laboral y me incorporé nada más entregar el TFG. De hecho, yo entregué el TFG el 11 de diciembre y el día 1 de ese mes ya estaba trabajando. Estuve trabajando 11 días sin ser arquitecto técnico de puro derecho porque no había entregado el TFG todavía", cuenta a EL ESPAÑOL.
Y es que, aunque muchos no lo crean, el Grado en Arquitectura Técnica se ha convertido en la actualidad en uno de los que más porcentaje de empleabilidad tienen. Según un estudio realizado por Manpowergroup, de aquí al año 2028 se crearán entre 200.000 y 250.000 empleos de alta cualificación para jóvenes. De todos ellos, cerca de 20.000 corresponderán a arquitectos técnicos. "Los arquitectos se han ido manteniendo y hay relevo generacional, pero arquitectos técnicos no tanto. Por cada cinco que se retiran entra uno. Es verdad que hay casi un 100% de empleabilidad y no hay nadie que lo pueda discutir", asegura Diego.
Alba, la ingeniera electrónica
El de Alba María Mesa es uno de esos casos que se podrían calificar como "extraordinarios". Una de esas excepciones que rompen la regla dentro de los estándares habituales. Y es que, a pesar de que España se ha convertido en el segundo país de la Unión Europea con la tasa de desempleo más alta entre mujeres menores de 25 años, esta joven nacida en Badajoz puede presumir de contar con un contrato laboral indefinido a sus 22 años. Y todo ello, precisamente, por haber estudiado una de las carreras con mayor porcentaje de empleabilidad en la actualidad: el Grado de Ingeniería Electrónica.
Un caso excepcional comparado con la media nacional que, sin embargo, es más que habitual entre los estudiantes de este grado de la Universidad de Extremadura. Y es que, tal y como explica Alba en conversación con EL ESPAÑOL, todos sus compañeros de promoción —la de 2016— se encuentran actualmente trabajando. "La mayoría, posiblemente alrededor de un 70%, se han especializado en energías renovables", asegura.
Precisamente, uno de los motivos que explican el éxito de estos estudios es el 'boom' de las energías renovables provocado, en gran medida, por la crisis energética. Una situación que ha hecho que la oferta haya superado a la demanda y que en regiones como Extremadura, a la que cada vez llegan más empresas del sector, cursar este grado se haya convertido en un acierto asegurado a la hora de encontrar empleo. "No sé si a nivel nacional también pasa, pero en Extremadura esto es lo más normal del mundo: que antes de graduarte ya estés trabajando", aseguraba.
Diego, el ingeniero eléctrico
La vocación de Diego Rodríguez siempre fue ayudar a los demás. Y fue precisamente por eso por lo que, durante años, muchos pensaron que escogería Medicina a la hora de estudiar. Sin embargo, al cumplir los 18 años, algo hizo 'click' en su cabeza y le llevó a decantarse por Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Extremadura. Unos estudios que, aunque pudieran parecer escogidos al azar, se convirtieron en un completo acierto para su futuro profesional. Y es que incluso cuando estaba estudiando la carrera, a Diego ya le llegaban ofertas de trabajo.
Finalmente, y una vez acabada su formación universitaria, consiguió un contrato en DuctoLux, una empresa de ingeniería ubicada en Mérida a la que se incorporó gracias a un programa de innovación y talento dedicado a la digitalización de fotovoltaicas. "Todo lo relacionado con las renovables ha pegado un gran 'boom'. Empezaron a subir las facturas eléctricas y la gente comprobó que este tipo de instalaciones se amortizan mucho antes. Por eso existimos nosotros, porque hacemos estudios especializados que clavan cuándo se amortiza una instalación, cuántas placas es recomendable poner...", explicaba a EL ESPAÑOL.
En la actualidad, se puede decir que la titulación elegida por Diego se encuentra a la cabeza en lo que a empleabilidad se refiere. Y no solo eso. Recientemente, la Universidad de Extremadura, encargada de impartir este grado, ha entrado en el ranking de Shanghái como la mejor entre las más de 50 universidades que ofrecen esta titulación en nuestro país. El motivo de la alta empleabilidad, aseguran, es la escasez de ingenieros eléctricos cualificados que existe en la actualidad.