Ocurrió el pasado viernes, sobre las 9 de la mañana, en Tavernes Blanques, en la provincia de Valencia. Como cada día, José Manuel Muñoz había ido a llevar al colegio a su hija Saray, de cinco años. Lo acompañaba su padre, el abuelo de la pequeña, que desde hacía meses prefería no dejar solo a su hijo ante las constantes disputas con la madre de la niña. Ya en alguna ocasión la mujer había acudido a las puertas de la escuela, con la intención de llevarse a la menor. Sólo que esta vez quienes se presentaron allí fueron dos hombres que amenazaron y golpearon a José Manuel y a su padre, cogieron a Saray y la metieron en un coche. Tras dos días denunciando su desaparición, la Guardia Civil confirmó a EL ESPAÑOL que la cría había sido “localizada” en Francia, donde reside su madre.
“Al llegar a la esquina del colegio nos encontramos con el abuelo [materno] de la niña y un hombre muy grande, que nos llamó mucho la atención porque llevaba un abrigo gordo, con el calor que hace”, cuenta José Manuel al teléfono. Él les intentó decir que pensaba dejar a la niña en clase y que después hablarían, pero los hombres llevaban otras intenciones. “Me dijeron que tenían a gente en la puerta de mi casa y en las esquinas del colegio, golpearon a mi padre, nos dieron varios puñetazos y, en el forcejeo, uno de estos tíos cogió a la niña y la metió en un coche, donde estaba su madre y un hermano de ella”, relata. Habían llegado en dos vehículos, que se dieron a la fuga, mientras los agredidos acudían al cuartel de la Guardia Civil para denunciar los hechos.
Según José Manuel, el hombre del abrigo habría dejado ver una pistola, aunque las fuerzas de seguridad que investigan el suceso no han confirmado este detalle. “Se la llevaron utilizando la violencia, armados y a base de puñetazos: fue un secuestro en toda regla”, asegura el padre. José Manuel y su actual pareja, con la que acababan de tener otro niño, denuncian además que la Guardia Civil no les ha dado ninguna información sobre el paradero de la menor y que se han tenido que enterar de que está oficialmente en Francia por los periodistas. “Parece que se están riendo de nosotros”, lamentan. Fuentes de la investigación recalcan que el caso está ya judicializado.
La pequeña Saray se encontraba en Tavernes con su padre desde el pasado verano, cuando un juez le permitió a José Manuel quedarse con la pequeña durante un par de semanas de vacaciones. “La custodia la tiene su madre, pero lo que indica la sentencia es que la niña no puede salir de España y, como la madre no quiere estar aquí, yo me hacía cargo de ella”, reconoce el hombre.
[La Guardia Civil confirma que Saray, la niña de 5 años desaparecida en Valencia, está en Francia]
La ruptura, hace tres años
La relación entre él y Josefa Gorreta, de nacionalidad francesa, se rompió bruscamente en 2020, cuando la mujer decidió abandonar la casa de Tavernes para marcharse a Nimes, su ciudad natal, llevándose a la niña consigo. Comenzaron entonces sendos procesos judiciales en Francia y en España, donde la Justicia le habría otorgado la custodia a la madre con la prohibición de abandonar territorio español. Todo parece indicar que la intención de Josefa es que ahora sean los jueces franceses quienes resuelvan la disputa. EL ESPAÑOL ha tratado de contactar con la joven, pero ésta no ha respondido.
Hasta el verano pasado, José Manuel tenía la posibilidad de viajar a Francia cada 15 días para ver a su hija. Volvió con ella a Valencia el verano pasado y, como Josefa se negaba a volver a España y la sentencia determinaba la prohibición de salir del país, el padre se quedó con ella. Josefa inició entonces una campaña para recuperar a su hija. Crearon en Facebook una página llamada ‘Justicia por Saray’, en la que subía vídeos hablando por teléfono con José Manuel, en los que éste respondía en tono cortante, mientras ella reclamaba la vuelta de la niña.
En otro vídeo, de febrero de este año, se ve cómo la madre se presenta en el colegio de Saray y graba la entrada de la que se supone que es su hija. La familia de José Manuel afirma incluso que en una ocasión Josefa visitó a la menor en la casa en la que vivía con su padre, bajo supervisión de la Guardia Civil, y “empezó a decir que la niña estaba sufriendo y tenía problemas psicológicos”.
Josefa Gorreta tiene ahora “22 o 23 años”, según José Manuel. “Alegó maltrato psicológico para quedarse con mi hija, pero los jueces lo desestimaron. Lo de ahora es mucho más grave, porque se la han llevado por la fuerza. Te puedes imaginar la impotencia, estoy destrozado, derrotado”, insiste. El padre admite que está esperando una nueva decisión de la Justicia para saber cuáles son los próximos pasos que puede seguir.