Dani Fontecha lleva ocho años en El Hormiguero, programa al que llegó en la temporada 10 tras recibir un SMS directamente de Pablo Motos para contratarle. El madrileño ha hecho de todo en el espacio de Antena 3: desde guionista a la famosa sección El juego de los palos pasando por la actual, un espectáculo de trucos para el hogar y de la tecnología.
Antes de llegar al exitoso formato de Atresmedia, el guionista se licenció en Derecho, pasó por algún despacho de abogados y se curtió en los escenarios haciendo monólogos por toda España, territorio que sigue recorriendo cada fin de semana realizando actuaciones en solitario o junto a Suko, el espía tecnológico de El Hormiguero.
No obstante, pocos saben que la familia del guionista fue una de las fabricantes más importantes de botas de fútbol en Madrid, colaborando con marcas como Puma o Umbro y haciendo calzado para jugadores del Real Madrid tan conocidos como Michel, Butragueño o Paco Buyo.
EL ESPAÑOL ha charlado con Fontecha para conocer un poco más de su pasado, ya que, gracias a la profesión de su padre y de su abuelo, ha llegado a compartir campo de fútbol con Roberto Carlos o Zidane; por qué decidió escribir su libro La Constitución, explicada superfácil: ¡Para que la entienda hasta tu cuñado! o de sus diferentes labores en el programa de Antena 3.
El humor familiar, santo y seña
Las bromas, los chistes y las risas siempre han estado muy presentes en la vida de Dani Fontecha, no solo por su actual ocupación como guionista de El Hormiguero y monologuista, sino por su padre, Paco, al que siempre le recuerda con una sonrisa en la boca y un chiste en el momento adecuado.
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Pese a dedicarse a la comedia, el madrileño recuerda que en el colegio "era simpaticón, pero no gracioso. La gracia actual me viene por imitación de mi padre, que era un fuera de serie. En todas las reuniones familiares contaba 40 o 50 chistes seguidos… de pequeño siempre he visto eso como algo muy normal, por eso la afición al humor, sin buscarlo de joven, me llegó por imitación. Luego empecé a ver El Club de la comedia y me gustó mucho lo que hacían los cómicos y me tomé en serio el objetivo de ser uno de ellos", recuerda.
Aparte de esa vena humorística, su padre y sus abuelos tenían una profesión artesana, la fabricación de botas de fútbol, creando incluso su propia marca, Fontecha, que llevaron jugadores como el madridista Amancio. "Mi padre hacía botas de fútbol con mis abuelos, las cosían a mano en la calle Amposta hasta que les contrató Puma en España", comenta.
—¿Cuándo empezaron en el mundo de la fabricación de botas de fútbol?
—Mis abuelos, Francisco y Sagrario, vivían en San Blas y hacían botas de fútbol para zapaterías, mi padre también se dedicó a ello. León de Cos, que era presidente de Puma en España, conoció a mi abuelo y les contrató para que ellos fueran fabricantes oficiales de la marca en El Corte Inglés y otras empresas y así vender al por mayor. De pequeño iba a la Ciudad Deportiva del Real Madrid acompañando a mi padre para darle sus botas a Paco Buyo, a Michel o a Butragueño. Para mí eso era el paraíso.
Mi padre era muy bueno jugando al fútbol, llegó hasta Tercera División, y creó una marca llamada Fontecha, pero sobre todo trabajó para Puma o Umbro donde hizo botas, por ejemplo, para Gica Hagi cuando fichó por el Real Madrid en los 90, que tenía como peculiaridad un pie pequeño, un 36. También iba al hotel Colón, donde estaban los jugadores madridistas y charlar con Buyo, Villarroya, Michel… Recuerdo esa época con mucho cariño.
Gracias a eso pasaron los años y, como mi padre jugaba con la Peña Juanito ante los veteranos del Real Madrid, los martes y los jueves, yo también entré de enchufado en el equipo para disputar partidos con Zidane, Roberto Carlos y toda esa gente.
—¿Por qué no siguió la tradición familiar?
—Ese fue el lado bonito, el feo fue que, al pasar los años, el calzado comenzó a hacerse fuera de España a costes más baratos, la empresa de mi padre cerró y se dedicó a otras cosas. Como le encantaban los coches trabajó como compraventa y le fichó BMW, pero siempre con una sonrisa.
—¿Por qué estudió Derecho?
—Siempre me ha gustado mucho escribir y quería estudiar Periodismo, pero no me daba la nota porque prefería irme a jugar al fútbol que estudiar, que siempre lo hacía a última hora. Pensé en apuntarme un año a la carrera de Derecho con mis amigos en Vicálvaro, que pertenecía a la Complutense, y al segundo, cambiarme a Periodismo. Al final seguí en Derecho y la acabé. Hice algunas prácticas en despachos y vi que no me gustaba esa profesión. Estuve de compraventa de coches, pero siempre tenía en la mente escribir, el periodismo deportivo…
—¿Cómo acabó en el mundo de la comedia?
—Pasaron los años y, por cosas de la vida, terminé en el mundo de humor porque al ver El club de la comedia en la tele, donde Pablo Motos era guionista y Javier Veiga el presentador, siempre pensaba que era lo que quería hacer. De vez en cuando me apuntaba a concursos de monólogos, hasta que unos amigos que cantaban en eventos me llamaron para que les acompañara y actuara, pero me daba mucha vergüenza. Al final probé un día. Recuerdo perfectamente que fue en la marisquería López Ferrero de San Sebastián de los Reyes donde hice un monólogo de 10 minutos. Cuando acabé pensé: "Esto es lo que yo quiero hacer".
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Pasé por varios concursos y en uno de ellos conocí a Manu Kas, un cómico que actuaba en La Chocita del Loro. Me dijo que fuera a verle un jueves, que actuaba con otro compañero, pero ese cómico no llegó porque tuvo un percance con el coche y me pidió que hiciera parte del espectáculo junto a él. Lo curioso fue que había pagado mi entrada para ver el show, y a los diez minutos de haber entrado, estaba yo encima del escenario actuando.
Juan Solo, que llevaba la programación del local, me llamó para que fuera cada jueves junto a otros cómicos del circuito, a los que poco a poco fui conociendo. A raíz de ahí fui a Paramount Comedy y me centré solo en la comedia. De eso hace ya 15 años.
J. J. Vaquero estuvo un año dirigiendo el programa Sopa de gansos en 2015 (producido por Flipy y estaba presentado por Florentino Fernández y Dani Martínez en Cuatro) y me llamó para que grabara unos monólogos con ellos. Esa fue mi otra experiencia televisiva.
Su fichaje por El Hormiguero
Con su trabajo como monologuista como carta de presentación, lo que menos se podía esperar era recibir una llamada de Pablo Motos para contratarle. Pese a ignorarla, el destino quiso que el valenciano insistiera para hablar con él.
"Un día estaba tomando algo con unos amigos y me llamaron por teléfono, pero era un número que no conocía y no lo cogí. Entonces me llegó un SMS donde ponía: "Dani, soy Pablo Motos, llámame para una cosa buena". Le llamé y me dijo: "Te hemos estado viendo y queremos que te vengas a la fiesta". "Pensaba que me estaban gastando una broma, pero resultó que era él. Pablo le había dicho a Vaquero que buscaban un guionista, tuve la suerte de gustarles y me cogieron junto a Álex Claver en el inicio de la temporada 10", recuerda Fontecha.
—¿Cuáles son sus funciones en El Hormiguero?
—Llegué un poco a la expectativa, pero con lo bien que me trató todo el equipo, a las dos semanas ya sentía que llevaba un año, mis ideas fueron encajando, me acoplé, y hasta ahora. Hago guiones, entrevistas, los juegos de hormigas, fui responsable de algunas secciones como las de Manolo Sarriá, Ana Morgade o Marta Hazas cuando estaban, y ahora con la mía de los trucos de hogar y tecnología.
Trabajando un poco de todo, ayudándonos, que es lo mejor que tiene el programa. Al salir en El Hormiguero también me salen más actuaciones. No es que sea más gracioso por hacer pantalla, pero estuve siete años sin ser muy conocido y ahora, la gente me reconoce.
—¿Cómo es su día a día?
—Estoy de lunes a jueves en el programa trabajando y con reuniones hasta la hora del ensayo, sobre las 19:00 horas, vemos como va a ir el programa, menos la entrevista al invitado, y luego la emisión. Hay fines de semana que descanso y otros que cojo actuaciones solo o con Suko, que siempre está bien estar acompañado por un amigo.
De sus secciones, una de las que más gustaba era la del Juego de los palos…
Era un juego que le planteé hace mucho a Pablo Motos y la primera vez que lo usamos fue con Pau Donés. Quería unir al invitado con algún juego, hilamos Jarabe de palo con ese (risas). Como siempre ganaba, le hizo gracia a Pablo y lo seguí haciendo con Melendi, con Taburete y montón de gente, pero estoy imbatido.
Como el programa va cambiando, también lo hacen las secciones, pero la gente se acuerda mucho del Juego de los palos y del personaje de don Rogelio y su chato de vino. También hicimos el de memorizar nueve números para que una persona del público pudiera llevarse un coche; y ahora el de los trucos porque Marta Hazas tenía muchos rodajes y no podía seguir con ella. Como hacía el guion de esa sección, Pablo me dijo que la presentara yo, primero como don Rogelio y luego ya este año, cambiándole el nombre a Los trucos de Fontecha.
—¿De dónde los saca?
—Cualquier compañero que ve algo por internet o en la tele y me lo manda, igual que amigos míos o también los busco en TikTok o Instagram, que son una fuente inagotable de life hacks o tips. Tengo un bruto enorme de trucos, de esos selecciono los que creo que puede quedar graciosos conmigo.
Elijo cuatro; hago un vídeo haciéndolo en el que me ayuda María Dabán (periodista y guionista que participa en la Tertulia de actualidad de El Hormiguero los martes y suele sustituir a Tamara Falcó o Nuria Roca cuando faltan algún jueves); se los mando a Pablo y él elige todos, o solo tres porque uno de ellos no lo ve y lo cambio… Cuando el da el OK, ya está preparada la sección para emitirse en el programa y entrar en la previsión de la siguiente semana.
—¿Cómo es Pablo Motos como jefe?
—Desde que me llamó él personalmente, que no lo hizo nadie de producción, solo puedo decir cosas buenas de Pablo. Me ha cuidado muchísimo. No conozco a nadie con tanto criterio para la televisión, es una bestialidad. Estar en un ensayo con él en un Máster en el medio televisivo. Lo bueno que tiene es que, si tú tienes una idea que choque con algo de lo que él piense, se sienta, se para y te escucha. Me siento muy apreciado porque cada vez que le comento algo evalúa mucho mi criterio. Cuando alguien como Motos te valora tanto, pues te vienes arriba, claro. Me ha dado mucha confianza y, como siempre digo, el éxito es ser buena gente, lo demás son detalles.
—¿Qué invitado de El Hormiguero le ha impactado más?
—Me vienen a la mente Laura Pausini, que lo pone todo a favor con mucha alegría y ayuda mucho al programa con una energía especial; y Tom Cruise. Nadie puede hacer una promo tan buena como él, al terminar el programa le da mano a cada persona del público, es muy humilde. De nacionales, hay tantos… Alejandro Sanz o Pablo López, por ejemplo, son muy normales para ser conocidos en todo el mundo.
Escritor y periodista
Aparte de la comedia, otra de las aficiones de Fontecha es el deporte, aunque por su trabajo en El Hormiguero se ha visto 'obligado' a cambiar el césped de los campos de fútbol por el artificial de las canchas de pádel.
"Me encanta el deporte, he jugado mucho al fútbol, dejé de hacerlo por mi labor en programa, donde estoy todo el día; si no, seguiría, por eso ahora me ha dado más por el pádel", afirma el madrileño. Pero también guarda tiempo para los suyos: "Quedo mucho con mis amigos de Coslada, que es donde he vivido toda la vida, a tomar unas cañas con ellos y con mi novia. Y siempre que puedo, me gusta mucho viajar por ocio, no por trabajo", afirma el guionista.
—¿Cómo surgió la idea de escribir La Constitución, explicada superfácil: ¡Para que la entienda hasta tu cuñado!
—Cuando llegó la pandemia, aparte de trabajar desde casa para El Hormiguero, como hice Derecho, le di una vuelta al tema de la Constitución, que es uno de los libros más coñazo que existen, y así darle un toque cómico. Me la volví a leer y la empecé a traducir a un lenguaje coloquial que significaba cada artículo. Tardé como ocho o nueve meses en acabarlo, colgué algunos extractos en Instagram y los vio el mago More, que me llamó y me dijo que los publicara. Se pusieron en contacto conmigo los de Planeta para sacarlo a la venta.
Lleva casi un año en la calle y a la gente le gusta, me han escrito personas que están opositando a la Policía para decirme que les ha ayudado mucho. Si la gente se lo lee, se lo pasa bien y para alguien que estudie, le sirve para entender su lenguaje enrevesado de lujo. Me hace mucha ilusión. La base de la carrera de Derecho me sirvió para darle una vuelta y hacerlo más sencillo y cómico posible.