Lo cierto es que muchos de nosotros desconocemos cuáles son las pruebas que se realizan para acceder a la formación militar y una servidora es la primera. Por ello, a colación del ingreso de la Princesa Leonor en la Academia Militar de Zaragoza, nos hemos sometido a esas duras pruebas de las que tanto se hablan, con la ayuda de Carlos Rincón, entrenador y manager de fitness.
Con la intención de superar sin complicaciones el entrenamiento entré al gimnasio Boutique Gym & Spa by O2 Centro Wellness donde me recibió Carlos, sin imaginarme que terminaría sin energía ni fuerza alguna. Cabe mencionar que físicamente no estaba en mi mejor momento, ya que llevaba tiempo sin pisar un gimnasio. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que quizás necesitaba ejercitar mi cuerpo de una forma más continúa.
El entrenamiento comenzó con una de las pruebas más sencillas aparentemente: el salto vertical. Aunque para los hombres se les exige superar los 42 centímetros sin ningún tipo de impulso, para las mujeres es un mínimo de 36. Una vez dada por superada, pasamos a las flexiones con brazos extendidos. Nunca pensé que sería tan complicado hacer esto; apenas pude hacer una... Teniendo en cuenta que a los chicos se les exigen 18 repeticiones y a las chicas 12, me cansé solo de pensarlo.
Ya habiendo terminado esta fase, sin éxito alguno, pasamos a las pruebas más complicadas: las de resistencia. Esta fase consta de dos ejercicios diferentes: por una parte el sprint de 50 metros en menos de 8,8 segundos y por otra, correr un kilómetro en menos de 4 minutos y 25 segundos. Sobra mencionar que este reto tampoco lo conseguí. En el caso de los hombres se les exige hacer el sprint en 8 segundos y un kilómetro en 3 minutos y 55 segundos.
Tras ello, pasamos a la agilidad y coordinación. Para ello, Carlos colocó diferentes obstáculos para determinar la capacidad de realizar cambios de dirección y posición con rapidez. A las chicas se les da un máximo de 16 segundos y dos menos para los hombres. He de decir, que esta prueba me parecía realmente complicada y finalmente la conseguí.
Y para terminar, me zambullí en la piscina. Ahí tuve que nadar 50 metros en menos de 1 minuto y 8 segundos, en el caso de los varones lo tienen que hacer en menos de un minuto. Como os podéis imaginar, esto tampoco lo conseguí, pero es cierto que, al menos, al terminar tuve mi pequeña recompensa ya que pude relajarme en las diferentes zonas del gimnasio apropiadas para ello.
Finalmente, y con intención de subirme un poco el ánimo tras estas agotadoras pruebas, el entrenador de fitness me aseguró que en unas 3-4 semanas de arduo trabajo cualquier persona podría estar lista para superar las pruebas físicas de acceso a la Academia Militar.
Sin embargo, Carlos no quiso dejar nada en el tintero explicándome entre prueba y prueba la mejor manera de cómo mejorar la postura y el tiempo en cada ejercicio. "Si levantas un poco más las rodillas será más sencillo", o "tienes que meter el glúteo para evitar daños en la espalda". Aunque en un principio parecían ejercicios de lo más sencillos, al finalizar el entrenamiento comprobé que esto, como todo, requiere de una gran preparación. De hecho, gran parte de los y las aspirantes acceden con un gran entrenamiento previo, lo que hace que suba notablemente la media.
Aunque estas pruebas no son especialmente exigentes para personas entrenadas, el grado de preparación de los candidatos eleva mucho el nivel, y el corte se realiza teniendo en cuenta los mejores resultados. Es decir, no solo hay que hacerlo bien, sino mejor que el resto.
Una vez superadas el test psicotécnico y los ejercicios físicos, con un poco de ayuda y esfuerzo, deberíamos pasar al resto de pruebas. Aunque la hija de Felipe VI ya tiene su plaza en la Academia Militar de Zaragoza, los futuros compañeros de su promoción militar tendrán que superar unas duras pruebas para lograr entrar. No solo se trata de la preparación física, explicada anteriormente, los y las aspirantes también tienen que tener un expediente impoluto y una muy buena nota en la EBAU, que ronda el 12,276 en Tierra y hasta un 12,788 para acceder al Ejército del Aire y del Espacio.
Una vez superado el requisito de la EBAU, los aspirantes a oficial se deberán enfrentar a un examen eliminatorio, seguido de un test de inglés. Aunque es cierto que este nivel no es muy elevado ya que solo se exige un B1, fuentes próximas aseguran que la exigencia cada vez es mayor.
Pero la criba no acaba ahí, también es necesario tener en cuenta que la academia cuenta con plazas muy limitadas. En 2022, las Fuerzas Armadas en España ofertaron 350 puestos para las tres academias. De las cuales 212 son de Tierra, 82 de la Armada (18 de ellas para infantes de Marina), a las que se suman las cotizadísimas 56 del Ejército del Aire y del Espacio. Teniendo en cuenta que se presentaron 13.000 personas, implica que tan solo el 2,6% consiguió entrar.
Una vez pasados todas estas pruebas, hay que superar también un reconocimiento médico. Uno de los requisitos más temidos por muchos aspirantes, ya que el resultado de las mismas no depende de uno mismo. Un problema cardíaco, muscular o de cualquier índole puede suponer el abandono obligado de más de uno o una. Y lo más importante a tener en cuenta es que por mucho que hayamos superado todas las pruebas, es necesario ir a por la máxima puntuación ya que aún así podemos quedarnos incluso sin plaza.
Leonor de Borbón se incorporará en agosto en la Academia General Militar de Zaragoza, donde cursará el año académico 2023-24 con el empleo de dama-cadete. La Princesa de Asturias iniciará la formación en Zaragoza con los alumnos de primer curso, tras la jura de bandera, que habitualmente se lleva a cabo en el primer trimestre, completará el curso académico con los de segundo año. En la Escuela Naval estudiará con los de tercero (Ejército de Tierra) y, en la de San Javier, con los de cuarto (Ejército del Aire).
Una vez terminada la formación, la Princesa Leonor se convertirá en cabeza de las promociones con las que ha estudiado e irá ascendiendo conforme lo hagan las mismas, si bien no ocupará plaza de plantilla. Asimismo, saldrá con el grado de teniente para Infantería y Aire, al tiempo que será alférez de navío en la Armada, despachos que le fueron concedidos a Felipe VI en julio de 1989.
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