Como bien sabemos, cuando hablamos de seguridad vial toda precaución es poca. Por eso, con el objetivo de disminuir al máximo el número de accidentes, la Dirección General de Tráfico (DGT) cuenta con radares móviles por toda la geografía española instalados en vehículos camuflados.
El objetivo de estos coches es garantizar la seguridad en las carreteras, reducir al máximo los accidentes, así como vigilar todos los aspectos relacionados con el tráfico. Aunque lo ideal sería colocar radares fijos en todos los puntos necesarios, muchas veces no es posible instalar uno o, aún haciéndolo, no resulta suficiente para frenar el número de accidentes.
Por ello, la DGT lanza a la calle diferentes vehículos que llevarán radares móviles. Identificar a estos últimos es complicado porque son modelos convencionales que han sido adaptados para estas labores de vigilancia. Suelen ser de distintas marcas como Citroën, Peugeot, Opel, SEAT, Renault, Ford... O el recientemente añadido el Alfa Romeo, un vehículo SUV dirigido para las patrullas de Tráfico.
Sin embargo, los turismos no son los únicos medios que la DGT utiliza para detectar y sancionar a los conductores que cometan una infracción. Las motocicletas también forman parte de estas herramientas de las que dispone Tráfico. Precisamente, actualmente la DGT cuenta con más de 30 motos camufladas que no muestran ningún distintivo del cuerpo, con modelos como la Honda ST 1300 Pan European y la BMW R 1150 RT.
Son varios los sistemas de vigilancia que dispone la DGT. Este año se suman los 780 radares fijos que están situados en arcenes, póster, pórticos y tramos, 545 móviles y 245 cámaras. Por último, Tráfico cuenta con 23 drones y 10 helicópteros equipados con las cámaras MX15 para vigilar que todos los conductores respetan correctamente la Ley de Seguridad Vial.
Multas de tráfico
Aunque es cierto que los agentes encargados de estos coches camuflados vigilan que esté todo correcto en las carreteras, el principal cometido de estos radares es controlar el exceso de velocidad.
Son muchas las sanciones que pueden poner por rebasar el límite de velocidad establecido. Por ejemplo, por superar los 20 km/h de lo establecido, la multa es de 100 euros. Así va aumentando gradualmente hasta llegar a los 600 euros por circular 50 km/h por encima. De hecho, en algunas ocasiones puede suponer la pérdida de puntos además de posibles penas de cárcel si se exceden los 200 km/h.
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