David, cada vez que está detrás de la barra, los clientes le suelen pedir que le muestre la joya que cuelga de su pecho, como si fuese un cantante urbano: unos lo hacen para saciar su curiosidad y otros para hacerse una foto de recuerdo con el hostelero. "El colgante me costó 4.000 euros", precisa el dueño del Restaurante El Romeral, mientras le muestra a EL ESPAÑOL el cadenón de oro macizo, conel emblema de Vox de tamaño XXL.
"Mi madre me regalaba cadenas con cruces y santos desde que era un niño, como me gusta el oro, encargué a un joyero una pieza que no tuviera nadie: la primera versión que hizo la vi pequeña y tuvo que fundirla porque yo quería una el doble de grande", aclara David, sobre el motivo grandilocuente y opulento de la joya, al más puro estilo de las que lucía M.A.: el mítico personaje del Equipo A. Ni que decir tiene que el dueño del Restaurante El Romeral bebe los vientos por el partido de Santiago Abascal.
Tal es su entrega a la ideología de extrema derecha que este año ha decidido dar un paso más, adoptando dos medidas que han puesto a su restaurante en boca de todos los vecinos de Molina de Segura. La primera ha sido renovar la indumentaria de trabajo de su plantilla, sustituyéndola por un nuevo vestuario con el emblema de Vox. La segunda consiste en obsequiar a sus clientes con un calendario de 2023, con una foto del dictador Francisco Franco, el escudo del águila, y la leyenda: Orgullosos de nuestra historia y de las personas que hicieron una España grande y libre.
"Este restaurante es de guerra", advierte David Gomariz sobre el espíritu de Los Romeros, cuyo local se levanta desde el año 2000 junto a la carretera nacional que conecta Molina de Segura con Fortuna, cerca de varias urbanizaciones donde reside parte de la alta sociedad murciana.
"Abrimos de seis de la madrugada a cinco de la tarde para servir desayunos, almuerzos y menús del día: tengo la vitrina llena de marranada [cerdo], costilla, magra, carne a la brasa…". Y a esa carta habría que añadirle un buen plato de polémica, a raíz de la decisión de este hostelero de invertir 300 euros en diseñar una ropa de trabajo que promociona a la formación de Abascal en año electoral: en mayo se celebran elecciones autonómicas en la Región de Murcia, además de las municipales, y posteriormente, unas generales a la Moncloa.
Este diario visita el restaurante, pasadas las once de la mañana de este sábado, y comprueba que tanto su propietario como los empleados van vestidos de negro, con un polo con el logotipo de Vox, a la altura del hombro izquierdo, y con la bandera de España en la espalda. A pie de barra, desde que hace una semana los camareros y la cocinera estrenaron la indumentaria del partido de Abascal, las reacciones de los clientes se han movido en los extremos, como el ambiente político que se respira en el país.
"Hay comentarios de todo tipo, desde los que te felicitan diciendo 'ole tus huevos', a los que critican que 'en un trabajo no se puede llevar un uniforme político', incluso algunos echan en falta el toro en el polo o te preguntan dónde se pueden comprar uno", tal y como resume Mari, una experimentada camarera, despachando la curiosidad del periodista.
"Yo no soy de ningún partido político y solo lo miro como un uniforme de trabajo: me da igual que ponga Vox o Rita la Cantaora", advierte esta empleada, al tiempo que sirve un quinto de cerveza a un cliente para que se refresque el gaznate. Lo más curioso del asunto es que la mayoría de los trabajadores que tiene David en sus dos negocios hosteleros son procedentes de Ecuador, y algunos hasta se muestran orgullosos de lucir el emblema de un partido con políticas contrarias a la inmigración.
"¡Yo soy chica Vox!", exclama desde la cocina la ecuatoriana Cecilia, mientras se afana en rebozar unos escalopes de ternera. "Una vez salí de currar y cuando me vieron con el uniforme me gritaron: '¡Viva Vox!'", asegura esta inmigrante que llegó hace dos décadas a suelo español, con el objetivo de labrarse un futuro en la hostelería: empezó de ayudante de cocina y ahora está al frente de los fogones de El Romeral, preparando menús de 12 euros, con platos típicos murcianos, como el arroz con costillejas.
David lleva un bolígrafo de Vox para anotar las comandas de los clientes que este sábado están marcadas por los almuerzos para los pensionistas que entre pecho y espalda, por solo 6 euros, se meten un "variado de marranada", con tocino, salchicha y careta de cerdo, acompañado de una bebida, pan, aceitunas y café para rematar. Casi ná.
"Este señor puede hacer en su negocio lo que le salga de los cojones", zanja un jubilado, sentado con unos amigos. "Aquí somos comunistas, fascistas y españoles", agrega otro pensionista, sobre la ensalada ideológica que hay almorzando en la misma mesa donde no falta embutido murciano, tomates mazarroneros y buen vino jumillano.
El dueño del restaurante no se mete en el debate que han suscitado los uniformes de sus camareros. De hecho, asegura que no le inquieta la posibilidad de recibir críticas ni de perder algún cliente por el vestuario de su plantilla: único en toda España como la cadena de oro que luce en su cuello. "Soy simpatizante de Vox", sentencia David Gomariz, un hostelero de 51 años, curtido en el sector desde los ochenta, cuando empezó a trabajar en el Restaurante Los Pepes de Molina de Segura −propiedad de su madre−.
Pregunta.−¿Por qué decidió poner el logotipo del partido de Abascal en la ropa de trabajo de su negocio?
Respuesta.−Me gusta su discurso y las cosas que Santiago Abascal dice que va a hacer. Como tenía que renovar este año los uniformes de la plantilla: se me ocurrió hacer algo diferente.
P.−¿Qué le dicen sus clientes sobre la ropa de sus camareros?
R.−Les gusta. Aquí tengo clientes sanos, hay de un partido y de otro: yo me llevo bien con mi clientela. Es cierto que algún cliente que me ha dicho que ese uniforme no se lo pueden poner en un trabajo que es de cara al público, la polémica de siempre, pero yo creo que sí se lo pueden poner porque para eso estamos en democracia y todas esas cosas.
P.−Vox tiene políticas muy duras contra la inmigración¿Es llamativo que cuatro de sus cinco empleados sean de Ecuador?
R.−Ya, pero yo he metido a trabajar a gente con papeles. Todos tienen su documentación en regla. También tengo muchos clientes que son marroquíes que trabajan en fincas agrícolas de los alrededores y que vienen a mi restaurante tomarse el café.
P.−¿Ningún empleado se quejó o se negó a ponerse el polo de extrema derecha?
R.−Prácticamente, mis chicos son todos de Vox. Les gustó la idea. El sábado pasado recogí la ropa y la estrenamos.
Por encima de la indumentaria de los empleados del Restaurante El Romeral, también resaltan los dos almanaques de Francisco Franco que luce una de sus paredes. Lo mismo ocurría en la cantina del Polideportivo El Romeral que también regenta este hostelero, pero sus dos camareros tuvieron que retirar el calendario franquista y quitarse los uniformes de extrema derecha, tan solo unas horas después de estrenarlos el 14 de enero, debido a que varios clientes pusieron el grito en el cielo ante el Consistorio de Molina de Segura, cuyo alcalde, Eliseo García, pertenece al PSOE. Tal fue la polémica que se generó que hasta hubo discusiones entre la clientela, sobre lo apropiado −o no− de llevar uniformes de Vox en un recinto donde acuden niños a practicar deporte.
"Al Ayuntamiento no le ha gustado la idea y me llamaron la atención", admite David. La concesión de la cantina se enmarca dentro de un polideportivo que es de titularidad municipal y un concejal instó al hostelero a que los camareros de la cafetería se cambiasen de indumentaria, además de retirar el almanaque franquista, debido a que su contenido ideológico hacía apología de la dictadura. "Si hubieran llevado una rosa en el polo, seguro que no me habrían puesto problemas, pero yo respeto a los concejales y les he dicho a mis empleados que se cambien".
P.−¿Usted siempre ha sido de Vox?
R.−Antes de Vox era del PP. Cambié de partido porque ya sabes lo que pasó con Rajoy y porque no te dan seguridad en temas de trabajo. Las ideas que tiene Santiago Abascal parecen buenas. A ver si soluciona España porque está hecha un desastre: no nos queda alternativa.
Tan buenas le parecen a este hostelero las políticas que propone el partido de extrema derecha, que no para de promocionar a la formación siempre que puede. Prueba de ello son sus dos motos de gran cilindrada, una Kawasaki Ninja y una Yamaha XT600, customizadas con el emblema y los colores de Vox. "Cuando voy a pelarme, a veces le digo al peluquero que me rape el nombre del partido en la cabeza", apunta risueño David.
Aunque la medida que más calienta los ánimos de su clientela es la que pone en marcha cada vez que se celebran unos comicios en cualquier punto del país: "Cuando hay elecciones, pongo fotos de Santiago Abascal en la barra y cuelgo una bandera de España con el águila y otra con los colores y el emblema de Vox". Y al que no le guste, pues que se vaya a tomar el café a otro sitio: es la ley de David en su negocio.
P.−¿Qué le han dicho los clientes sobre su iniciativa de poner en la pared calendarios de Francisco Franco o de regalarlos?
R.−El que no le gusta, a lo mejor se calla. Hay gente del PSOE que me ha pedido almanaques. Lo ven como una cosa normal. Alguno me dice que eso no se puede poner. Hay debate entre la clientela, pero suave. También hay gente que se arrima y se echa una foto de recuerdo.
P.−Franco lideró un golpe de Estado previo a la Guerra Civil. ¿A usted le gusta el caudillo?
R.−Claro, entra en parte de la historia de España. Me gustan las cosas como iban con él, como dice la gente mayor: "Podías dejar la casa abierta y no pasaba nada". Otros tienen otra opinión. Hay opiniones de todas clases. Mis padres son franquistas. Franco hizo pantanos con todos los delincuentes que estaban detenidos y los ponía a trabajar. Ahora detienen a alguien, lo meten en la cárcel, y a vivir bien. Antes había tranquilidad y trabajo: eso es lo que dice casi todo el mundo.
P.−¿Usted considera que Francisco Franco no fue un dictador?
R.−No.