Paul LeBlanc, presidente de la Southern New Hampshire University (EE.UU.) y uno de los educadores más innovadores e influyentes del mundo, ha visitado el campus de Almagro de la Universidad Camilo José Cela (UCJC), que lo ha nombrado este año Doctor Honoris Causa. Allí ha participado en un coloquio con la presidenta de la Institución Educativa SEK Nieves Segovia y ha dado su visión sobre cómo mejorar y democratizar más la enseñanza.
El título del acto, "Reimaginar la educación superior", describe bien las intenciones de la institución SEK al organizarlo y el lugar desde el que se parte. "Las universidades se basan en un modelo industrial, de fábrica", han concordado Segovia y LeBlanc. Por tanto, el objetivo es diseñar nuevos modelos educativos de los que salgan personas más preparadas para la vida, no solo para el trabajo que desempeñarán.
LeBlanc ha partido de sus libros Students first y Broken: how our social systems are failing us and how we can fix them, donde quedan plasmadas sus ideas sobre por qué debe ponerse el foco en los alumnos y cómo cerrar la brecha social. En Estados Unidos, muchos jóvenes tienen que asumir cierta deuda para estudiar y, sin embargo, sienten que la universidad no corresponde su sacrificio.
Este profesor tiene claro que la responsabilidad de esta situación la tienen las propias instituciones, y señala dos problemas principales: un sistema de evaluación anticuado y una dependencia demasiado grande del factor tiempo.
"El tiempo es un privilegio. Los colectivos con menos nivel de renta tienen menos tiempo, pero el sistema universitario, basado en los créditos por horas, favorece a quienes tienen más tiempo. Una persona que tiene coche tardará menos en ir a hacer la compra que quien no tiene. Esto crea desigualdad", expone LeBlanc.
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Gestión del tiempo
En conversación con EL ESPAÑOL, el profesor de la Southern New Hampshire University ha explicado que, para minimizar esta cuestión de cómo el tiempo refleja los privilegios materiales, en su universidad son muy flexibles con la distribución del tiempo: "La mayoría de universidades se basan en marcos temporales muy fijos, para todo el trimestre. Pero hay estudios que muestran que, si simplemente añades tres semanas más, toda la curva de notas se mueve hacia el 10. Los estudiantes aprenderían más y tendrían más éxito si simplemente les diéramos más flexibilidad en cuanto al tiempo".
Esta teoría es expansiva a todo, incluso a los exámenes: "¿Por qué los cronometramos? Puede que un alumno en 60 minutos consiga un sobresaliente, pero que otro también lo obtendría si tuviese media hora más. En ambos casos, están demostrando que saben hacer las cosas".
LeBlanc cree que estos pequeños cambios en la estructura de las universidades tendrían un impacto similar al de las calles que se remodelaron para ser aptas para personas con discapacidad: se mejora la calidad de vida de todos, igual que las nuevas aceras también ayudaron a los padres que van con el carrito de bebé o para los niños pequeños que van en triciclo. "Si sabemos que dándoles 90 minutos nuestros estudiantes con más problemas alcanzan los resultados, y que eso no impide que los que lo hacen en 60 minutos sigan sacando sobresalientes, ¿por qué no lo hacemos?".
Exámenes desfasados
El actual sistema, en el que las asignaturas se miden por créditos y los créditos equivalen a una determinada cantidad de horas, es deficiente porque da como resultado un tiempo fijo pero aprendizaje variable. El sistema de educación asíncrona y evaluación por competencias que propone LeBlanc buscaría todo lo contrario: aprendizaje fijo y tiempo variable.
"Tal y como está concebida la universidad, una empresa no tiene garantías de que la persona a la que va a contratar ha adquirido las habilidades necesarias, solo sabe que ha estado sentado en clase durante un tiempo", dice LeBlanc. Esto también se debe a que los exámenes teóricos tradicionales y de calificación numérica "no demuestran las capacidades del examinado".
LeBlanc describe la cultura resultante como "cultura de expertos", la cual es muy "perversa" porque las notas hacen criba y determinadas tasas de fracaso son bienvenidas. En el modelo basado en competencias que él propone no hay notas, y no supone un problema buscar ayuda o decir "no lo sé".
Un cambio de paradigma que está llegando a España. Entre las modificaciones que establece la nueva ley de educación para el curso 2022-2023 está el "aprendizaje por competencias". Sin embargo, en España sigue habiendo una gran confusión acerca de cómo evaluar y en qué consiste.
"Una evaluación basada en la competencia mide casi siempre el rendimiento. Debes demostrar que puedes hacer una cosa, que utilizarás esa habilidad cuando mañana seas fuerza de trabajo. Es el gran cambio que debe asumir la educación superior", argumenta.
El modelo de la Formación Profesional encajaría, en parte, en esta evaluación práctica que LeBlanc propone. Sin embargo, encuentra una diferencia sustancial: "La FP a menudo se centra en las habilidades manuales". A los profesores y legisladores que no acaban de fijar una manera de evaluar, LeBlanc les sugiere que lo hagan en base a "niveles de dominio".
Y matiza: "No me dice mucho si tienes un 10, un 7, un 5 o un 3. Lo importante es si tienes esa competencia o todavía no la tienes, y si el problema es que necesitas más tiempo. Normalmente, todo mejora con la práctica. Un músico, en el conservatorio, aprende a dominar el instrumento. Luego está, claro, el nivel de dominio que tengas, si alcanzas la maestría, la diferencia entre bueno y excelente".
Caso España
Según el último informe 'Panorama de la Educación' de la Organización para la Cooperación y el Desarrolo Económicos (OCDE), el 28% de los españoles entre 25 y 34 años solo tiene estudios básicos (datos de 2021). Este porcentaje casi triplica a la media de la Unión Europea, que es del 12%.
Para LeBlanc, esto es un problema: "No tener un título superior en una era de la información impulsada por la tecnología y la conexión global es un gran problema. Significa cada vez más que vivirás en la pobreza".
A pesar de no ser un gran conocedor de la economía española, LeBlanc afirma que el mundo está transitando hacia la eliminación de algunos trabajos: "Se está automatizando el trabajo de almacén, el de los camareros, que son sustituidos por robots... Las oportunidades del futuro aumentarán dependiendo de la capacidad que tengamos".