El drama de 8 españoles atrapados en Mongolia: Mikel está en la UCI y otros 5, ingresados en el hospital
Todos los heridos han tenido que ser operados por diferentes fracturas tras sufrir un accidente de tráfico.
27 agosto, 2022 02:24Teresa da las gracias una, dos, tres y hasta cuatro veces durante la conversación con EL ESPAÑOL. Está desesperada, necesita ayuda y no sabe qué hacer –más allá de contar su historia a todo el que le pueda echar una mano–. El día ocho de agosto llegó junto a otras 12 personas a Mongolia. Iba de vacaciones. La acompañaban sus ‘niños’ (Teresa y Álex) y el padre, Mikel. Su viaje terminaba el día 23. Sin embargo, este sábado 27, siguen en Ulán Bator (capital de Mongolia). Y sólo ella está sana y salva. Sus hijos están ingresados en el hospital y su marido, en la UCI. Está viviendo la peor pesadilla de su vida.
No son los únicos. Sólo cuatro de los 12 que empezaron el viaje han regresado a España. Los otros ocho permanecen todavía ‘atrapados’ en el país –seis de ellos, ingresados en el hospital tras tener un accidente de coche–. “Les han tenido que operar. El que mejor está es mi hijo, que tiene una vertebra rota, todos los ligamentos de las rodillas y un pie; Jaime tiene ocho vertebras rotas; Montse, la cadera también rota por cuatro sitios y el fémur también; Adela, lo mismo pero en el codo, el brazo y la pierna; Silvia, la muñeca derecha, la tibia y el peroné...”, explica Teresa en conversación con este periódico.
El peor parado ha sido su marido: “Tiene la mandíbula rota, tres costillas, un derrame en la pleura, los dedos de la mano izquierda...”, prosigue Teresa. “Queremos que manden un avión medicalizado para todos ellos y que puedan volver y ser tratados en España, pero de momento no hemos tenido suerte. Ni la aseguradora se ha hecho cargo por el momento ni tampoco el gobierno”, explica.
El accidente
Teresa y su familia partieron desde Barcelona, hicieron escala en Estambul y llegaron a Ulán Bator el día ocho de agosto. Allí se juntaron con los otros españoles (12 en total) que iban a recorrer con ellos Mongolia. “Lo contratamos con una agencia y era un viaje precioso, con guías de aquí que hablaban castellano”, cuenta Teresa. Todo idílico. Sin embargo, todo se torció el día 17 de agosto, cuando se trasladaban para seguir el viaje.
“Íbamos seis en cada furgoneta y la furgoneta, para esquivar una oveja que se metió por el camino, chocó contra otro coche. Hubo seis personas, las que estábamos en la primera furgoneta, a las que no nos pasó nada; pero las otras seis, las que iban en la segunda, acabaron chocando con otro coche”, cuenta. “El peor parado fue el chófer mongol, que murió”.
Los locales los recogieron en la carretera y los llevaron a un hospital de un pueblo pequeñito de Mongolia. Y, justo después, un hospital los trasladó en helicóptero a la capital. Desde entonces, esperan que su aseguradora los saque del país con un avión medicalizado. “Dicen que en dos días, pero no sé...”, reconoce, Teresa, escéptica.
¿Y el Gobierno? “Aquí no tiene representación diplomática. Tiene un cónsul, que ha venido al hospital”, cuenta. A lo que hay que sumar el problema con las fronteras: Rusia a un lado y China a otro. “Estamos moviendo cielo mar y tierra, pero de momento… Aunque en dos días dicen que podrían enviarnos un avión medicalizado, porque estas personas no pueden trasladarse en uno comercial”, cuenta, esperanzada, Teresa.
Por momentos, es optimista. Antes de conversar con este periódico, ha visto a su marido. “Han conseguido estabilizarlo, está hablando normal, pero dicen que hay que operarlo. Pero bueno, está menos amarillo, más estable…”, explica Teresa, con la esperanza de que puedan salir de allí lo antes posible. “Estamos moviendo cielo, mar y tierra para que pueda ser lo antes posible”, finiquita.