Miguel Ángel, el hijo del churrero que murió al caerle una placa yendo al baño en el Medusa Festival
El pueblo se ha volcado con la familia y están subiendo espontáneamente estados de WhatsApp con el escudo de Daimiel y lazos negros.
15 agosto, 2022 02:30El miércoles Ricardo ya no vio a Miguel Ángel en el café de primera hora de la mañana, en el campo, como cada día desde hacía ya dos años. Se había ido a Cullera, en Valencia, donde se celebraba por primera vez desde la pandemia el Festival Medusa, un macrofestival que reúne a más de 300.000 personas. Este domingo, que iba a ser el último día de festival, ya apenas queda nadie, y Daimiel, un municipio de Ciudad Real, ha amanecido de luto: de allí era Miguel Ángel Rodríguez de Guzmán, que ha fallecido a los 22 años en la tragedia del Medusa.
El mismo pensamiento se le cruza a un amigo suyo: "Estuve hablando con él justo antes de que se fuese al festival...", dice indicando al WhatsApp. Horas más tarde, Miguel Ángel moriría debido a las fuertes rachas de viento que derrumbaron fatídicamente el lateral izquierdo del escenario principal y otras estructuras del recinto.
Ese mismo sábado por la mañana, bien temprano, su padre Nemesio había abierto la churrería familiar, "como si fuera un día normal". Cuando le avisaron de lo ocurrido "salió corriendo en dirección a Valencia, con la ropa de trabajo y sin móvil, y tuvo que volver para cogerlo", cuentan a EL ESPAÑOL fuentes cercanas.
Tal y como relatan en el pueblo, todo ocurrió mientras Miguel Ángel iba al baño de los laterales del recinto. Unos dicen que iba solo cuando le cayó una plancha metálica; otros aseguran que "su amigo entró un segundo antes" y se salvó de milagro. Ese mismo amigo, uno de los mejores de Miguel Ángel, fue quien se lo encontró en un charco de sangre.
La Churrería de Neme
La Churrería Bar El Mirador es vacío y silencio, y no porque sea domingo. Está en la calle Nueva, una de las más concurridas de Daimiel, y todo el que tenga pueblo sabe lo importante que es la churrería para su comunidad. "Son muy queridos. Abrieron una terraza enfrente del bar que se llena de gente en fiestas. Lleno de no caber. Por eso los conoce todo el pueblo, aparte de que son muy trabajadores y buena gente", explica una vecina a este periódico.
Nemesio y Lourdes son los dueños de El Mirador. También, y sobre todo, son los padres de Miguel Ángel. Junto a su hermana menor, "de unos 17 años", formaban una de las familias más queridas del pueblo, felices ante todo. "Lourdes, su madre, estaba en shock y solo decía que no podía hablar. Además, han dicho que hasta el lunes no le harán la autopsia. Es un suplicio para ellos, una pérdida irreparable", cuenta una persona cercana. "Son una gran familia", apostilla otro daimieleño. "Miguel Ángel era muy buen muchacho."
Las ferias y fiestas de Daimiel serán, si es que tienen lugar, en apenas dos semanas: del 31 de agosto al 5 de septiembre. Pero ya nunca serán esas noches donde la terraza detenía el tiempo del estío. La 'Churrería de Neme', como conocen a El Mirador los daimieleños, tiene ahora la vida antigua y evocada de los museos.
"Familiar y trabajador"
A veces podía verse a Miguel Ángel ayudando a sus padres con la churrería. "No era raro que esto sucediese los fines de semana", cuentan compañeros del gremio. Era un chico muy comprometido con su familia, una familia madridista. A Miguel Ángel también le gustaba el fútbol sala -en Daimiel tienen buen equipo-, salir con sus amigos y, de vez en cuando, se entretenía con el Infinity Slots, un juego muy popular para móviles.
Sin embargo, el trabajo diario de Miguel Ángel no era en la churrería, sino que "trabajaba en el campo con lo suyo, le gustaba eso y decidió no estudiar", explica un amigo, como si hubiese tenido que justificar antes el hecho de que Miguel Ángel no haya continuado sus estudios.
"Él estaba feliz con su novia, su familia y su trabajo", continúa. Marta era su novia. Los dos habían estudiado en el IES Ojos del Guadiana, donde Miguel Ángel cursó Bachillerato. Después ella sí había querido ir a la universidad, concretamente a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Ciudad Real, a media hora en coche o tren de Daimiel.
Era una pareja ya consolidada. Hace ahora justo dos años habían estado en otras fiestas, riendo sin parar. A Marta le gustaba más bien el pop suave de Manu Carrasco, mezclado con flamenco al estilo India Martínez, o rumbero como Melendi. Todos ellos bastante alejados de DubVision, el dúo holandés de música electrónica que actuaba en el Festival Medusa en el momento de la tragedia.
Miguel Ángel había ido a Cullera acompañado de sus amigos, los del pueblo, los de toda la vida. "También había ido mucha gente del pueblo que no era de su grupo, mucha", explica un joven camarero. Por el pueblo ya han llegado los testimonios de quienes estuvieron presentes: "Yo estaba a 4 km del sitio donde pasó, y puedo asegurar que fue una noche horrible, las palmeras se troncharon del viento tan violento. A ese fenómeno lo llaman 'reventón climático'".
La investigación
Este periódico ha podido hablar con dos chicas que estaban trabajando en la barra del escenario principal cuando ocurrió todo. Laura y Carolina (nombres ficticios, tienen miedo de las represalias si dan la cara) salieron corriendo antes de que todo se derrumbase. Según su experiencia, "se veía venir" que algo iba a pasar.
"Yo salí fuera y los demás siguieron ahí. Cuando vi el remolino y el fuego de aire, el ruido, las cosas volando... empecé a correr buscando un escondite. Quizá pasaron 15 minutos entre que nos fuimos y se cayó el escenario, aunque lo pasé tan mal que no sé el tiempo exacto", relata Laura aún conmocionada. "Nos hicieron volver para recoger, sin saber si la estructura estaba bien. Después de todo eso, que ha muerto una persona, y ponerte a recoger una barra...", se queja Carolina.
"Nosotros estábamos cenando en el puerto y el ambiente era rarísimo. Estábamos en la terraza y parecía que el viento nos iba a llevar. Una pena de las criaturas, especialmente de nuestro joven", se puede leer en uno de los mensajes que se han mandado los vecinos. Algo tienen claro: quieren que se investigue si podría haberse evitado.
La Policía Judicial de la Comandancia está en ello, tal y como informó el sábado José Vicente Ruiz, responsable del puesto de la Guardia Civil en Sueca (Valencia). El caso será llevado por el juez de Instrucción número 4 de Sueca, cuyo juzgado tiene asignado el turno de guardia en esta semana.
Comunicado del Ayuntamiento
Los habitantes de este municipio nunca habían vivido algo así. "Hace unos años hubo un asesinato, ha habido algún caso de violencia de género, pero una tragedia como esta nunca", explica a este periódico una recepcionista.
Por ello, la Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Daimiel ha estado reunida durante varias horas a lo largo de la mañana del domingo. Finalmente, han aprobado una declaración institucional donde lamentan la pérdida y dar el pésame a la familia.
"El repentino y desafortunado suceso tiñe de dolor y luto al pueblo de Daimiel por lo que la Corporación Municipal de manera unánime desea transmitir sus condolencias a su familia, amigos y allegados, poniéndonos a su disposición para todo aquello que consideren oportuno", reza el comunicado.
En Daimiel hay 17.771 habitantes según el último censo del Instituto Nacional de Estadística. Pero, este domingo, podrían ser 17.771 o podrían ser ninguno. Las referencias a la Virgen de las Cruces están por todos lados -en estampitas pegadas a las ventanas, en el nombre de los negocios-. Con las fiestas en honor de la Patrona a la vuelta de la esquina, se ven carteles festivos: "Daimiel en Concierto". El contraste con la tristeza de los rostros es desolador.
El pueblo está volcado con Nemesio y Lourdes, padres de Miguel Ángel. Muestra de ello ha sido el último gesto: "De forma espontánea, la gente del pueblo ha ido poniendo en los estados de WhatsApp la bandera de Daimiel con un corazón y lazo negro", revela la vecina de la familia.