Carlos Ríos, considerado por muchos como un gurú de la alimentación saludable por su férrea defensa de la comida real no procesada, sigue lanzando productos al mercado con su firma y en colaboración con otras empresas. Ahora, el realfooder, junto a Danone, ha empezado a vender un yogur líquido natural, que, en el fondo, tiene los mismos ingredientes que el natural de Danone, el de toda la vida. Sus diferencias principales estarían en el precio, pues el de Ríos es 1,10 euros más caro que el natural; en sus atributos a nivel organoléptico y en el origen de sus ingredientes.
Con todo, que el nuevo producto de Carlos Ríos y Danone lleve el sello de Realfooding ha provocado que la botella de 525 gramos cueste 2,39 euros, es decir, 4,55 euros el kilo. En contrapartida, el pack de cuatro yogures de 125 gramos (500 gramos) le sale al consumidor a 1,29 euros. O lo que es lo mismo, a 2,69 euros el kilo. Se trata, de esta manera, de una importante diferencia en el precio del kilo de 1,86 euros que podría justificarse, como mucho, con el origen del producto, hecho “100% con ingredientes de origen natural”, explica Danone.
Pese a ello, Gemma del Caño, experta en seguridad alimentaria, ha criticado en un hilo de Twitter la estrategia de marketing de encarecer un producto que sea similar a otro sólo por llevar el sello de Realfooding. “El problema es que te digan que algo es realfood cuando lleva mil años siéndolo”, esgrime la profesional. Pero, además, otros especialistas en lácteos como la catadora Pilar Suárez tampoco ven, “a nivel organoléptico”, que el yogur natural Realfooding sea mejor.
Esa conclusión se puede extraer después de que EL ESPAÑOL presentara a Pilar Suárez, una de las mayores expertas en lácteos de España, el yogur natural de Danone y Carlos Ríos y el yogur natural de Danone para que los catase a ciegas. Este medio le ha servido los dos productos en sendos cuencos transparentes para que ella no supiese cuál es cuál. Y, cabe mencionar de antemano, que la experta Pilar no sabe que un yogur es semisólido –el tradicional de Danone– y el otro es líquido –el de Carlos Ríos–. El motivo: Danone no vende el yogur natural líquido.
–Pilar, antes de iniciar la prueba, ¿qué aspectos tendrá en cuenta para valorar los yogures naturales?
—Valoraré los productos en varias fases. En la visual, observaré el color, es decir, en un yogur natural, cuanto más se acerque a un blanco marfil o blanco roto, mejor. También observaré la textura en la que buscaré que no sea grumosa y que el yogur esté bien ligado. A continuación, en nariz, buscaré que se perciba olor a acidez en el yogur.
Ten en cuenta que un yogur es leche fermentada con las bacterias streptococcus thermophilus y lactobacillus bulgaricus, por lo que se debe percibir la acidez. Una acidez, eso sí, que no huela a avinagrada. Por último, en boca analizaré la untuosidad; la textura, que a mi juicio no debería ser grumosa; que esté bien ligado; y el sabor, que debería percibirse ácido, pero no amargo.
Yogures a examen sensorial
El primer yogur natural en ser analizado a través de los sentidos es el Realfooding de Carlos Ríos. Pilar, analista sensorial, no sabe cuál es cuál y empieza a catar el que tiene a su izquierda debido a que así se hace en una cata profesional. Y, antes de nada, la experta incide en que “la cata es sensorial”. “No tengo un laboratorio químico en la boca. Es decir, serán mis sentidos los que puedan valorar las características de cada producto”, puntualiza la experta.
Así, Pilar Suárez toma una cuchara de plástico y empieza a remover el yogur de Carlos Ríos y dice que “la textura se ve muy líquida”. “Además, a nivel visual, el color es muy plano. Le faltan vigor y brillantez”, valora. En el otro lado de la mesa se hallaba el natural de Danone, cuyo kilo le sale al consumidor 1,86 euros más barato. “Aquí el yogur se ve más sólido y cremoso, pero no debemos comparar las texturas porque claramente las tiene distintas y no sería comparable, pero este sí tiene el blanco que esperamos en un yogur”, declara la experta.
A nivel organoléptico, el yogur tradicional de Danone se apuntaba un tanto a favor respecto al de Carlos Ríos. Pero la prueba no concluía ahí, ya que faltaban las fase olfativa y gustativa. Cuenco en mano, Pilar Suárez se acerca el yogur natural de Carlos Ríos a su experta nariz para escudriñar las notas del producto, pero su valoración no ha sido del todo positiva.
“En nariz, no tiene el olor típico de un yogur natural, donde destaca lo lácteo. Además, no se percibe bien la acidez propia de un yogur natural. Si bien es cierto que la acidez no es un aroma, con nuestro olfato podemos percibir sustancias que provocan salivación, algo que es un atributo del yogur natural. En ese caso, sin embargo, no se perciben esas notas ácidas”, esgrime la analista sensorial. En el yogur natural de Danone, por otra parte, la analista sí percibe el “lactobacilo, porque me ha provocado la salivación”, añade Pilar. “Eso sí, en ninguno de los dos casos se perciben defectos ni notas agrias”, concluye.
Pero hasta ese momento no había llegado la reina de las fases en una degustación sensorial: la gustativa. Aun así, la tónica de las valoraciones de Pilar Suárez en la cata ciegas no variaría. Comenzaría, sin saberlo, por el yogur Danone de Carlos Ríos. “No me dice nada”, decía, contundente. “En boca, la textura es totalmente líquida, algo que no destacaré. Pero, en cuanto al sabor, no tiene ni un punto de acidez, que no es lógico no en un yogur natural. Me aporta lo mismo que la nariz. Sé que estoy probando un láctico, pero diría que la acidez es media baja. Sería ideal para los niños, pero a mí no me dice mucho”, sentenciaba.
Cuchara en mano, la analista sensorial, acto seguido, se lanza a probar el segundo yogur, el natural de Danone. Tras saborearlo, la opinión de la experta Pilar Suárez es la siguiente: “En boca diferente. Aparte de la mayor consistencia, es un producto que tiene mucha permanencia en boca, que es algo positivo en un yogur natural. Tiene más atributos que defectos. Me gusta”, ha opinado Pilar.
Los mejores, según qué
Tras la prueba, EL ESPAÑOL pide a la experta Pilar Suárez que dé una opinión sobre qué yogur le había gustado más. “Si hiciéramos una comparación con el vino, para mí, el primero –equivalente al natural de Carlos Ríos y Danone– sería un vino sin cuerpo y, el segundo –equivalente al natural de Danone tradicional– sería un gran vino con cuerpo. Por tanto, me ha gustado más el segundo. Pero son gustos. A otra persona que le guste menos la acidez de un yogur le podría gustar más el primero”, concluye.
En otras palabras, a nivel organoléptico y sensorial parece que Carlos Ríos aún no ha podido hacer frente al yogur de Danone, el de toda la vida. No obstante, cabe destacar que a nivel de ingredientes, aunque sean los mismos, ganaría el de Ríos debido a que tiene un origen “100% natural”. Y lo mismo ocurriría a nivel nutricional, al ser algo más ligero. El de Carlos Ríos cuenta con 49 kilocalorías por cada 100 gramos y el natural de Danone con 56 kilocalorías por cada 100 gramos.
Una diferencia de siete calorías muy interesante para la salud, pero que puede dejar de comprenderse por la excesiva diferencia de precios de ambos productos. En términos absolutos, el de Carlos Ríos sólo por poner Realfooding es 1,10 euros más caro que el natural de Danone. Y, por kilo, la diferencia es aún mayor porque el kilo del producto de Danone y el realfooder sale a 4,55 euros, mientras que el de sólo Danone costaría 2,69 euros.